viernes, 17 de mayo de 2013

La solución de tu problema es Jesús - Devocional - Vídeo

“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. ”
Mateo 6:31-33 (Reina-Valera 1960)
La voluntad de DIOS es que los suyos obtengan plenitud y sean saciados en Sus almas por Él (Isaías 53:4-5, Isaías 55:1-3). No obstante, los problemas cotidianos pueden ocasionar que los creyentes lo olviden. Las situaciones complicadas en las vidas de los cristianos son oportunidades para que DIOS sea exaltado, pero hay que confiar en Él.
DIOS es suficiente y espera que Sus hijos lo crean así. Él es suficiente para salvar, sanar, santificar, ofrecer nuevos comienzos y dar provisión. Él es suficiente para hacer mucho más de lo que los creyentes pudieran imaginar, pero hay que creerlo.
El SEÑOR puede revertir en cuestión de días los resultados médicos con tan solo creerlo, Él puede arrancar de raíz el pecado del corazón en tan solo un día de clamor y buscar arrepentimiento, Jesús puede multiplicar para bien de los suyos alimento, dinero o fuerzas; pero hay que creerlo.
Cuando se tiene un problema, hay que creer y buscar la solución ideal que DIOS tiene de antemano para resolverlo, esa es la parte que le toca al creyente; y no estar afanado por algo que DIOS resolverá en su momento. Por el contrario, los Hijos de DIOS deben enfocarse primeramente, en mantener una buena comunión con Jesús y establecer Su reino. Al hacer esto, Él se encarga de manera sencilla y sobrenatural de los asuntos del creyente.
Solo acércate a Jesús y tus problemas tomarán su justo tamaño, que ante DIOS son insignificantes.

Sólo hay una cosa por la cual debes preocuparte, estar en la presencia de Jesús

(Lucas 10:41).

Acércate a Él.

Yo le pedí un entrenamiento y me lo dio - Mensaje


He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. 2 Timoteo 4:7

entrenamientoDesde que mis hermanos nacieron, me di cuenta de que fui adquiriendo más responsabilidades. Responsabilidades que en ocasiones me robaron la tranquilidad de la vida ligera, propia de cualquier adolescente, cuando realmente lo era. Luego aprendí que, de acuerdo a las circunstancias en las que vivía, tenía que asumir muchas más responsabilidades, hasta el punto que me percaté que dejé de mirar por mí, y en su lugar me preocupé por mis hermanitas.

Al principio recuerdo que no decía absolutamente nada cuando mamá me decía NO a esto o aquello; simplemente aceptaba, pero luego mi lengua fue adquiriendo fluidez y fue cuando vinieron las quejas por mi parte.

Llegué a un punto en el que deseé, en algún momento, tener otra “suerte”; una en la que todo fuera más sencillo, donde en las vacaciones de verano pudiera dedicarme a pasar tiempo con mis amigas, a salir y respirar al aire libre.

Mi vida tomó otro rumbo, la amargura y el "bichito" de echar en cara a mi mami especialmente, todas las prohibiciones que me había hecho en algún momento de mi adolescencia y juventud, se hicieron muy continuas.

Tu Identidad - Devocional - Vídeo

El diablo, enemigo de nuestras almas, detesta ver en nosotros la imagen de Cristo reflejada y más aún detesta saber que somos hijo de Dios, por lo que utilizará cualquier artimaña para que creamos que somos inmerecedores de ser llamados hijos de Dios y, de esta manera, debilitarnos para derribarnos y si puede, destruirnos.
Por eso es común saber escuchar y leer a personas que pierden su identidad, que creen que no son merecedoras de ser hijos/hijas de Dios. La Biblia dice que somos hijos de Dios si recibimos a Cristo: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12. Y aunque al diablo no le guste, Dios nos ha hecho sus hijos.
¿Cómo detecto si soy un hijo de Dios?: primero, por la fe en Cristo Jesús: “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” Gálatas 3:26, también la Biblia dice: “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” Romanos 8:16.
La gente muchas veces dirá que no eres hijo de Dios y muchas cosas más, pero la Biblia dice claramente que lo somos, y si la Biblia lo dice, no importa lo que los demás puedan decir acerca de ello; por eso la Palabra de Dios nos recuerda lo siguiente: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1.

Amistad, ¡Exprésala! - Reflexiones

Cierto día, una maestra pidió a sus alumnos que pusieran los nombres de sus compañeros de clase en una hoja de papel, dejando un espacio entre los nombres. Después les pidió que pensaran en la cosa más bella que pudieran decir de cada uno de sus compañeros y que lo escribieran debajo de su nombre.
El resto del tiempo de la clase fue empleado para realizar la tarea encomendada. Y a medida que los alumnos dejaban el aula, entregaban a la maestra la hoja de papel.
Después, durante el fin de semana, la maestra escribió el nombre de cada uno de sus alumnos en hojas separadas de papel y copió en ella todas las cosas bellas, que cada uno de sus compañeros había escrito acerca de él.
El lunes entregó a cada alumno su lista. Casi inmediatamente toda la clase estaba sonriendo. “¿Es verdad?”, escuchó a alguien diciendo casi como en un susurro. “Yo nunca supe que podía significar algo para alguien”. “Yo no sabía que mis compañeros me querían tanto”, eran los comentarios.
Nadie volvió a mencionar aquellos papeles en clase. La maestra nunca supo si ellos comentaron después, su contenido con alguno de sus compañeros o con sus padres, pero eso no era lo importante. El ejercicio había cumplido su propósito. Los alumnos estaban felices consigo mismos y con sus compañeros.

¿Dónde estaba Jesús los tres días entre Su muerte y resurrección? Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Respuesta: 1ª Pedro 3:18-19 declara, “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados.”

La frase, “en Espíritu”, en el versículo 18, tiene exactamente la misma estructura de la frase, “en la carne”. De manera que, parece coherente relacionar la palabra “espíritu” con la palabra “carne”. La carne y el espíritu son la carne y el espíritu de Cristo. Las palabras “pero vivificado en espíritu”, apuntan al hecho de, que al llevar Cristo el pecado y la muerte, produjo la separación de Su espíritu humano, del Padre (Mateo 27:46). El contraste es entre la carne y el espíritu, como Mateo 27:41 y Romanos 1:3-4, y no entre la carne de Cristo y el Espíritu Santo. Cuando se completó la expiación de Cristo por el pecado, Su espíritu reanudó el compañerismo que había sido quebrantado.


Primera de Pedro 3:18-22 describe un vínculo necesario entre el sufrimiento de Cristo (versículo 18) y Su glorificación (versículo 22). Solamente Pedro da información específica acerca de lo que sucedió entre estos dos eventos. La palabra “predicó” en el versículo 19, no es la palabra usual para describir la predicación del evangelio en el Nuevo Testamento. Ésta, literalmente significa anunciar un mensaje. Jesús sufrió y murió en la cruz, Su cuerpo fue llevado a la muerte, y Su espíritu murió cuando fue hecho pecado. Pero Su espíritu fue vivificado y lo rindió al Padre. De acuerdo con Pedro, en algún momento entre Su muerte y Su resurrección, Jesús hizo una proclamación especial a “los espíritus encarcelados”.