jueves, 16 de mayo de 2013

Más que una Mamá - Reflexiones - Vídeo

A una mujer, de nombre Emily, al renovar su carné de conducir en la Oficina de Tráfico, se le pidió que anotase su ocupación. Ella dudó, no estando segura de cómo clasificarse. Lo que quiero decir es, explicó el oficial, ¿tiene Ud. un empleo?
Por supuesto que tengo un empleo, respondió Emily. Soy una mamá.
No listamos mamá como una ocupación, pero ama de casa la cubre, dijo el oficial de manera enfática.
Me olvidé por completo de esta anécdota hasta que un día me hallé en la misma situación, esta vez en nuestro propio municipio. La oficinista era una mujer de carrera, sobria, eficiente y poseedora de un título irregular como Interrogadora Oficial o Inscriptora Municipal.
¿A qué se dedica? preguntó.
Qué me hizo decirlo, no lo sé, pero las palabras simplemente me salieron así. "Soy una Asociada de Investigaciones en el área de Desarrollo Infantil y Relaciones Humanas".
La oficinista hizo una pausa con el bolígrafo congelado en el aire, y levantó la mirada como si no hubiese oído bien. Repetí el título lentamente, enfatizando las palabras más significativas. Entonces observé, asombrada, cómo mi afirmación era escrita en tinta negra en el formulario oficial.
¿Pudiera preguntarle, dijo la oficinista con renovado interés, exactamente qué hace Ud. en su campo?
Fríamente, sin trazas de duda en mi voz, me escuché a mí misma contestar: Tengo un programa continuo de investigación (las mamás lo tienen), en el laboratorio y en el campo (normalmente hubiera dicho en interiores y exteriores). Trabajo en mi maestría (toda la bendita familia) y ya he logrado cuatro créditos (todas hijas). Por supuesto, el empleo es uno de los más exigentes en humanidades (¿pudiera alguna madre no estar de acuerdo?) y a menudo trabajo 14 horas al día (en realidad, 24 es más real). Pero el empleo es más desafiante que la mayoría de las demás carreras y las recompensas son más satisfactorias que el dinero.

Laberinto - Devocional

El famoso Laberinto de Creta es, en la mitología griega, el laberinto construido por Dédalo para mantener atrapado al Minotauro.
Históricamente se asocia la leyenda del laberinto con el imponente palacio de Cnossos. El mismo, era la ciudad-palacio más grande de la isla griega de Creta. Dotado de un nivel de sofisticación verdaderamente impresionante para la época; con más de un millar de estancias dispuestas en dos o tres niveles, escaleras, corredores, rampas para carros, almacenes, talleres y hasta un sistema de alcantarillado. Una construcción de elevado nivel de sofisticación y de alta tecnología para la época.
Allí, el artesano Dédalo, ciudadano ateniense desterrado a Creta, construyó el laberinto. Una intrincada y compleja construcción de muros, donde Minos hizo encerrar al terrible Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro al que se le ofrecían sacrificios humanos. Finalmente, Dédalo, su propio constructor, fue encerrado en el laberinto junto a su hijo Ícaro.
Impresiona la frondosa imaginación con que los griegos tejían sus leyendas de dioses y personajes que han llegado hasta nuestros días. Pero el laberinto de Cnossos es una de las leyendas, cierta eso sí, que más fascinación producen. Y hace unos pocos días, durante una de mis intensas reflexiones a muy temprana hora de la mañana, el laberinto se me hizo presente como una representación de mi propia vida. Esa reflexión aún continúa lanzando ecos, inclusive hasta hoy mismo.

El poder de la Palabra - Devocional - Vídeos

MATEO 8: 16, 17  Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

INDRODUCCION: a la luz de la Santa Escritura, estudiaremos el poder de la palabra en la boca de Jesús, hijo de Dios, y en la boca de los siervos de Dios. Veámoslo en dos partes.
  1. EL PODER DE LA PALABRA EN LA BOCA DE JESÚS, HIJO DE DIOS
251879_10151299068806713_1785224539_nLiberaciones y sanidades (Mateo 8: 16). Analicemos algunos ejemplos específicos: el leproso (Mateo 8: 1- 3), el siervo del centurión (Mateo 8: 5-13), calmó la tormenta  Mateo 8: 23- 27; Marcos 4: 39), la higuera estéril (Mateo 21:18 – 21), el hijo de un noble  (Juan 4: 46 -53), la resurrección de Lázaro (Juan 11: 40-43). ¡Solamente declarando la palabra!
Jesús sanó e hizo milagros de distintas maneras: dando una orden (Mateo 9: 6, 7), recompensando la fe del enfermo (Mateo 9: 22; Marcos 10: 52), tocando (Mateo 9: 29, 30), expulsando (Mateo 9: 32, 33), por compasión (Mateo 14: 14), permitiendo que tocaran su manto (Mateo 14: 34 – 36), dando gracias (Mateo 15: 36), a distancia (Juan 4: 46 – 53), entre otras formas. También usando la palabra (Mateo 8: 16). ¿Tiene poder la Palabra del Señor nuestro Dios? ¡Amén que sí!
EL PODER DE LA PALABRA EN LA BOCA DE LOS SIERVOS DE DIOS.
A. ABRAHAM: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío (Génesis 22: 8). Así sucedió; Jehová se proveyó de cordero (vr. 13)
B. CALED: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos (Números 13: 30). Así sucedió con la generación que nació en el desierto y que Josué lideró; conquistaron la tierra prometida: Canaán (libro de Josué).
C. DAVID: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo (1 Samuel 17: 37). Así sucedió; David venció a Goliat como lo había declarado (vr. 50, 51)
D. ELIAS: “Vive Jehová dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra (1Reyes 17: 1). Así sucedió; la lluvia se detuvo por tres años y medio y la sequía fue tremenda (Santiago 5: 17)
E. ELÍSEO: “El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva (2 Reyes 4: 16). Así se cumplió; al año siguiente dio a luz un hijo como el profeta lo dijo (vr. 17).
“Comerán y sobrará” (2 Reyes 6: 43). Así se cumplió como lo profetizó Eliseo; todos comieron y les sobró (vr. 44).
“Oíd Palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seah de cebada un siclo, a la puerta de Samaria (2 Reyes 7: 1). Así se cumplió; al día siguiente conforme a la palabra del profeta  (vr. 16, 18)

Más Grande Que Un Sentimiento - Crecimiento personal-espiritual


“Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo.”
1 Juan 3.20
Culpa. Este es un tema que, para nosotros, surge y resurge una y otra vez. Cada vez que hablamos con gente sobre permitir que Dios sane su pasado, de alguna manera terminamos señalando la culpa con la que viven, por las cosas que hicieron tiempo atrás. La culpa es una realidad en varios sentidos.
Es real en el sentido en el que todos la sentimos. No obstante, en un sentido más esclarecedor, es real porque es el hecho de haber hecho algo malo. En ese momento todos la sentimos, porque todos hemos cometido errores, hemos herido a alguien o hemos causado daño. Ese es el hecho. Basado en los hechos, somos culpables de hacer esas cosas.
¿El problema de esto? Es fácil permitir que tu sentimiento de culpa nuble la manera en que te ves a ti mismo y al mundo que te rodea. Se convierte en la lente por medio de la cual nos vemos a nosotros mismos. Y cuando nos vemos de esta manera, llegamos a la conclusión de que los demás nos ven de la misma forma, o que por lo menos pueden ver nuestra culpabilidad.
Por fuera puede que parezcamos ser seguros de nosotros mismos, dotados, exitosos, talentosos, etc., pero por dentro nos sentimos como colgando de un hilo. Puede que podamos presentarnos de manera que la gente no pueda ver nuestro sentimiento, pero el sentimiento sigue vivo dentro de nosotros.

Almas en el Horizonte - Reflexión de amor - Vídeo



Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, aunque a veces no la vemos porque nos quedamos paralizados frente a la que se cerró.
No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos... pero otras veces no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo, hasta que lo encontramos.
Deja que crezca el amor en el corazón de otra persona, y si no crece, sé feliz porque creció en el tuyo.
Ama como hasta convertirte en lo amado y más aún, hasta convertirte en el mismísimo amor.
El amor llega a aquel que tiene fe y espera, aunque le hayan decepcionado...
A aquel que aún cree y sueña, aunque haya sido traicionado...
A aquel que todavía anhela amar, aunque antes haya sido lastimado...

...Y sobre todo, llega al que tiene el coraje y la fe de seguir amando sin ser recompensado.
Dejemos que los demás sean auténticos, que sean ellos mismos, de lo contrario amaríamos el reflejo de nosotros en ellos.
No debemos fijar nuestra mirada en lo externo, ya que esto se puede perder en el camino de la vida.

No nos inclinemos tampoco por las cosas materiales, ya que nada es eterno.
Siente por alguien que te comprenda, que te haga sonreír, y que transforme tus amarguras en dulzuras.