martes, 2 de abril de 2013

Las apariciones del Cristo resucitado - Devocional


MATEO 28: 1-10
INTRODUCCIÓN: la resurrección corporal de Jesús es un elemento central de la fe cristiana, evidenciado por las apariciones del Cristo resucitado y no deja ningún resquicio de duda sobre este acontecimiento. Estudiémoslas en su más que probable orden cronológico. Veamos.
1.     A MARÍA MAGDALENA (MARCOS 16: 1-11; JUAN 20: 11-18): Esto fue de madrugada, el domingo de resurrección y al lado de la tumba.
2.      A OTRAS MUJERES (MATEO 28: 8-10): También fue de madrugada, el domingo de resurrección, y en el camino a Jerusalén.
3.     A PEDRO (LUCAS 24: 34; 1 CORINTIOS 15: 5): Jesús se le apareció más tarde a Pedro o Cefas (Juan 1: 42; 1 Corintios 15: 5) cerca de Jerusalén, y el domingo de resurrección.
cristo resucitado4.     A CLEOFÁS Y SU COMPAÑERO (MARCOS 16: 12, 13; LUCAS 24: 13-35): Esto sucedió casi de noche (al atardecer), en el camino a Emaús (11 km de Jerusalén), el domingo de resurrección; y durante todo el camino conversaron con el Señor, sin reconocerle porque sus ojos estaban velados (vr. 16-29), aunque al final le reconocieron cuando les partió el pan (vr. 30-35).
5.    A LOS APÓSTOLES SIN TOMÁS (LUCAS 24: 36-43; JUAN 20: 19-25): Esta aparición a los diez discípulos fue a media noche del día de la resurrección, en el aposento alto (Jerusalén) en ausencia del incrédulo Tomás o Dídimo (Juan 20: 24, 25): éste exigió pruebas, cuando se lo contaron, para creer en la resurrección de Cristo (ver y tocar Sus heridas). Sin embargo, ocho días después, el mismo Jesús le demostró que había resucitado, invitándole a ver y meter su dedo en Su costado (Juan 20: 26-29).
6.    A LOS APÓSTOLES CON TOMÁS (JUAN 20: 26-29): Esta aparición fue también en el aposento alto (Jerusalén), una semana después de la anterior (quinta aparición) y en presencia del incrédulo Tomás; haciéndole ver, tocar Sus heridas y meter el dedo en Su costado para que creyera. Después de esto, Tomás por fin creyó declarando: Señor mío y Dios mío.
7.   A SIETE DISCÍPULOS (JUAN 21: 1-14): Ahora Jesús se apareció a siete de Sus discípulos cuando estaban pescando en el Mar de Tiberias o Mar de Galilea al amanecer. Aquí, en esta aparición, es donde Jesús realizó por segunda vez el tremendo milagro de la pesca milagrosa (vr. 6). Recuerde que la primera se relata en Lucas 5: 1-11.
8.     A MÁS DE QUINIENTOS A LA VEZ (1 CORINTIOS 15: 6): Esta es la aparición de la Gran Comisión, sobre un monte en la provincia de Galilea (Mateo 28: 16-20) y parece que es la misma aparición que describe el apóstol Pablo (1 Corintios 15: 6).
9.     A JACOBO (1 CORINTIOS 15: 7a): Esto sucedió en un lugar desconocido, y es poco lo que se dice de esta aparición a Jacobo o Santiago. Sin embargo, también es significante e importante como las anteriores apariciones.
10.   A LOS DISCIPULOS (1 CORINTIOS 15: 7b): Nuevamente Jesús se les apareció a Sus discípulos por última vez en conjunto, para despedirse de ellos y se realizó un gran hecho: la ascensión de Jesús (Hechos 1: 9), en la aldea de Betania, en el monte de los Olivos (provincia de Judea), cerca de Jerusalén (Lucas 24: 50). No confundamos esta última aparición (la ascensión), con la octava (la gran comisión), porque sucedieron en lugares muy distintos.
11.   AL APÓSTOL PABLO (1 CORINTIOS 15: 8-11): En la lista en la que el mismo Pablo registra las apariciones de Jesús, se le menciona como el último a quien Jesús se le apareció. Esto sucedió en el camino cerca de Damasco (Hechos 9: 1-6; 18: 9, 10, 22: 1-8; 23: 11; 26: 12-18).
CONCLUSIÓN: todo lo anteriormente explicado en esta enseñanza, lo terminamos de la siguiente manera: el primer par de apariciones lo hizo frente a mujeres (1 y 2), el segundo par lo hizo frente a hombres (3 y 4), el tercer par fue ante los Apóstoles (5 y 6), el cuarto par tuvo lugar en la provincia de Galilea (7 y 8), el quinto par (9 y 10), la gran comisión y la ascensión. La última aparición al apóstol Pablo cerca de Damasco. Todas estas apariciones son evidencias reales del Cristo resucitado. ¡AMÉN QUE SI!

No olvides la mano que te bendice - Devocional - Vídeo

Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
Lucas 17:17
Diez fueron los leprosos que pidieron y suplicaron la ayuda de Jesús para sanar, pero solamente uno el que se volvió a Él para agradecerle lo que hizo por ellos; los otros nueve, felices por el acontecimiento, se fueron e incluso las gracias se olvidaron de darle por lo que hizo por ellos.
El agradecimiento se lleva en los corazones de quienes saben tener presente no sólo la obra en sí, también quien la realiza. La mayoría de las veces nos acercamos a Dios pidiéndole algo, porque sabemos que Él puede ayudarnos sea cual sea la situación, pero al recibir una respuesta nos vamos, como esos nueve leprosos que narra la Biblia, faltos de agradecimiento.
Si algo debe haber en nosotros es gratitud por todo lo que Dios ha hecho. A veces estamos tan contentos con lo que tenemos, que olvidamos que todo se lo debemos a Él; Dios quiere estar con nosotros en las necesidades, pero también cuando celebramos las victorias.
Aquel leproso que regresó a darle las gracias a Dios, marcó la diferencia entre los demás; en su corazón había una enorme alegría, pero también una gratitud hacia Dios. Todos se olvidaron de quién fue el que realizó el milagro, pero él se volvió a Jesús al verse limpio de su enfermedad y le dio a Dios la gloria y el reconocimiento. ¿Cómo actuamos cuando recibimos una bendición?¿Como los nueve que salieron a festejar olvidando ser agradecidos?, ¿o como aquel hombre que volvió a celebrar la sanidad con quien se la dio?
De la misma manera que actuamos, con el corazón humilde que mostramos a Dios cuando tenemos algo que pedirle, así quiere Él que nos acerquemos cuando nos responde; el agradecimiento es un valor que se ejerce cuando una persona expresa aprecio y reconocimiento hacia quien le prestó su ayuda, y todos tenemos algo que agradecer a Dios, por lo menos una cosa realmente importante  merece ser recordada todos los días. Si piensas en algo que Dios ha hecho por ti, te darás cuenta que las gracias nunca serán suficientes por lo que ha hecho en tu vida.

Primavera y Otoño - Motivacional

Las estaciones del año marcan los tiempos naturales de nuestro Planeta. La Primavera viene acompañada de nacimiento, renovación, movimiento y vida. El otoño, de sosiego, reflexión, reproducción y vida.

Resulta curioso, pero a pesar de toda la tecnología, de todos los avances y de todos nuestros esfuerzos por desvincularnos de nuestra naturaleza “animal”, la mayoría de los seres humanos experimentamos en nuestro cuerpo y en nuestra mente, los cambios que se producen con cada estación. Nos sentimos felices, recargados y eufóricos en primavera. El otoño nos invita a resguardarnos en nuestro hogar, al descanso y nos prepara poco a poco para el letargo invernal.

Si nos dejamos llevar y fluimos por las sensaciones estacionales, nuestra mente y nuestro cuerpo respetan los ritmos naturales, con los que convivimos en armonía durante millones de años.

Tras el reposo del invierno, la primavera llega llena de energía con sus múltiples flores, brotes verdes y perfumes. Una multitud de cambios se produce a nuestro alrededor y todo en el ambiente nos estimula y nos empuja a movernos, renovarnos y evolucionar. 

Un estado de Actitud - Reflexiones - Una cuestión de actitud

Un estado de Actitud

Cecilia se quejaba todo el tiempo de que no ganaba suficiente dinero, de que no podía comprar lo que deseaba y de que jamás podría conseguir nada. Un consejero le dijo:
_Estás desperdiciando tu energía en quejarte en lugar de usarla para avanzar.
-No comprendes… Mi empleo es el problema, no yo, -replicó ella.
-Tu empleo, mal pagado, puede ser un problema, y puede ser que tu jefe sea demasiado exigente,... pero si siempre estás tan disconforme, te causas un daño mayor del que pueda causarte el trabajo o tu jefe.
-¿Y qué puedo hacer yo?, -quiso saber ella.
- No puedes controlar el trabajo ni a tu jefe, pero sí puedes controlar tus sentimientos respecto a ellos. Modifica tu actitud, -respondió el consejero.
Cecilia aceptó el consejo. Cuando dejó de lamentarse de la vida, la gente a su alrededor lo notó de inmediato. Consiguió un ascenso, y su nuevo puesto le generó mejores posibilidades. De ahí que en pocos meses, la trasladaron a otro departamento con un sueldo mayor y un jefe que le brindaba todo su apoyo.
Lo que consideramos horrible es un estado de actitud.  Un cambio de actitud cambiará el estado de las cosas.
Si sostienes que las cosas pueden salir mal, posiblemente seas un profeta.
Proverbios 6:2
Te has enredado con las palabras de tu boca y has quedado atrapado en los dichos de tus labios.

Una cuestión de actitud
“ De todas las cosas que tú posees, tu expresión es una de las más importantes”.
Actitud es una expresión externa de un sentimiento interno.
Actitud es el ser avanzado de nuestros verdaderos egos.
Actitud es la raíz interna que produce los frutos externos.
Actitud es nuestro mejor amigo o nuestro peor adversario.
Actitud es más honesta y más consistente que nuestras palabras.
Actitud es la mirada externa basada en nuestras experiencias pasadas.
Actitud es lo que atrae la gente a nosotros o la que los expulsa.
Actitud nunca está contenta hasta que se expresa.
Actitud es la biblioteca de nuestro pasado, el comunicador de nuestro presente y el profeta de nuestro futuro.
La buena noticia es que podemos decidir qué actitud tener.
Reflexiones - Buena ActitudMiremos este día con mucho cuidado en cuál es nuestra actitud frente a las circunstancias de la vida. Recordemos que lo que nos daña no es lo que nos sucede, sino cómo reaccionamos a los que nos acontece.
Salmos 84:5 Bienaventurado el hombre que tiene su fortaleza en ti; En cuyo corazón están tus caminos.
Salmos 86:11 Enséñame, oh Señor, tu camino; caminaré yo en tu verdad: Consolida mi corazón para que tema tu nombre.
Salmos 119:34 Dame entendimiento, y guardaré tu ley; Y la observaré de todo corazón.

¿Cuál es la oración para salvación? - Preguntas y respuestas bíblicas - Vídeo

Respuesta: Mucha gente pregunta, “¿Hay una oración que pueda decir, que me pueda dar la salvación?”. Cuando consideramos esta pregunta, es importante recordar que la salvación no se recibe por recitar una oración o pronunciar ciertas palabras. En ninguna parte registra la Biblia a alguna persona recibiendo la salvación mediante una oración. Decir una oración no es la forma bíblica para la salvación.

El método bíblico para la salvación es creer en Jesucristo. Juan 3:16 nos dice, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La salvación se obtiene por la fe (Efesios 2:8), por recibir a Jesús como Salvador (Juan 1:12), por confiar plenamente solo en Jesús (Juan 14:6; Hechos 4:12), no por decir una oración.

El mensaje bíblico de la salvación es simple y claro y al mismo tiempo asombroso. Todos hemos cometido pecado contra Dios (Romanos 3:23). No hay nadie que haya vivido una vida entera sin pecar (Eclesiastés 7:20). A causa de nuestro pecado, todos merecemos el juicio de Dios (Romanos 6:23), y el juicio es la muerte física, seguido de la muerte espiritual. 


Por nuestro pecado y su merecido castigo, no hay nada que podamos hacer por nosotros mismos para justificarnos ante Dios. Como resultado de Su amor por nosotros, Dios tomó forma humana en la persona de Jesucristo. Jesús vivió una vida perfecta, y siempre enseñó la verdad. Sin embargo, la humanidad rechazó a Jesús y le dio muerte crucificándole; a través de este hecho terrible, Jesús murió en nuestro lugar. Jesús llevó la carga y el juicio por el pecado sobre Él mismo, y murió por nosotros (2 Corintios 5:21). Pero después Jesús resucitó (1 Corintios capítulo 15), certificando que Su pago por el pecado fue suficiente, y que Él venció al pecado y la muerte. Como resultado del sacrificio de Jesús, Dios nos ofrece la salvación como un regalo. Dios nos llama a cambiar nuestra mentalidad acerca de Jesús (Hechos 17:30), y a recibirle como el pago total por nuestros pecados (1 Juan 2:2). La salvación es obtenida por recibir el regalo que Dios nos ofrece, no por hacer una oración.