jueves, 28 de marzo de 2013

El Sol y el Viento - Relatos reflexivos - Vídeo

El sol y el viento discutían sobre cuál de los dos era más fuerte. La discusión fue larga porque ninguno de los dos quería ceder. Viendo que por el camino avanzaba un hombre, acordaron probar sus fuerzas utilizándolas contra él.

Vas a ver, dijo el viento, cómo con sólo echarme sobre ese hombre, desgarro sus vestiduras. 

Y comenzó a soplar cuanto podía. Pero cuantos más esfuerzos hacía, el hombre más sentía oprimida su capa contra sí mismo, gritaba contra el viento, pero seguía caminando. El viento, encolerizado, descargó lluvia y nieve, pero el hombre no se detuvo, sino que se aferraba más a su capa. El viento comprendió, entonces, que no era posible arrancarle la capa.

Sonrió el Sol mostrándose entre dos nubes, recalentó la tierra y el pobre hombre, que se regocijaba con aquel dulce calor, se quitó la capa y se la puso sobre el hombro.
Ya ves, le dijo el Sol al Viento, como con bondad se consigue más que con violencia.


Reflexión:


Los seres humanos deberíamos pensar profundamente acerca de nuestras acciones. Utilizamos la violencia, la ironía, la agresividad, la sorna y la burla para tratar de lograr nuestros objetivos. No nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, con esos métodos, son más difíciles de alcanzarlos. Una sonrisa siempre puede lograr mucho más que el más fuerte de los gritos. Y basta con ponerse por un momento en el lugar de los demás para comprobarlo. ¿Qué prefieres, una sonrisa o un insulto?... ¿una caricia o una bofetada?... ¿una palabra tierna o una ironía?... Pensemos que los demás seguramente prefieren lo mismo que nosotros... entonces, tratemos a nuestros semejantes de la misma manera en la que nos gustaría ser tratados... Así veremos que todo será mejor. Que el mundo será mejor. Que la vida será mejor...

La pascua o semana mayor - Devocional

Éste es un día que por ley deberán conmemorar siempre. Es una fiesta en honor del Señor, y las generaciones futuras deberán celebrarla.
Éxodo 12:14
Nueva Versión Internacional (NVI)
La Pascua la creo Dios para celebrar la libertad de sus hijos de la esclavitud en Egipto; después de Jesús seguimos celebrando La Pascua por una libertad más grande, más amplia, por la liberación de la esclavitud del pecado. En agradecimiento a Dios por la libertad.
Es curioso que cada mes estamos celebrando algo del mundo; bien sea el día de…., el cumpleaños de…, y casualmente estamos próximos a celebrar La Semana Mayor, o Semana Santa, y es para nosotros como creyentes, cristianos o seguidores de Jesús, muy importante hacer que esta sea una semana diferente, no una celebración más; mostrando nuestro amor, el amor de Dios derramado en nuestros corazones, como una impronta en todo lo que hacemos, sea trabajo, estudio, vida familiar, social o entretenimiento.
Dios nos ha sellado con su Santo Espíritu para diferenciarnos del mundo y su último mensaje fue, precisamente, que nos amáramos los unos a los otros como Él nos amó.
Valdría pues la pena meditar acerca del amor, ese sello único y característico de la presencia de Dios en nuestros corazones, y acercarnos más al trono de su gracia, esta vez no para pedir, aunque sabemos que todos necesitamos, sino para agradecer, alabar, y dar gracias a Dios por el mayor regalo concedido a la humanidad, en la persona de Jesucristo.
¿Y qué mejor manera de agradecer y reconocer el Señorío de Dios en nuestra vida que cumpliendo y obedeciendo su palabra y amándonos unos a otros? Siendo generosos, ayudando a los más necesitados, mostrando compasión con los ancianos y los niños, dando amor y siendo un canal de bendición a donde quiera que vayamos; que todo lo que hagamos, por incómodo que sea, lo podamos hacer con amor, con la esperanza de que todo es pasajero y que siempre habrá un mañana mejor.  Revisemos pues nuestras actitudes y permitamos que ese amor de Dios derramado en nuestros corazones, fluya, se expanda, se comparta y se extienda a otros que están hambrientos y sedientos de amor, de paz y de gozo.

Helen - Reflexiones - Vídeo

Helen Packer tenía 17 años cuando la conocí. Era una cristiana muy devota y una hija muy querida, que estaba ingresada en el hospital por última vez. Su diagnóstico era linfoma y todos los intentos para lograr la remisión del mismo habían fracasado. Como era su enfermera, Helen me confió que podía soportar todo, menos la idea de morir sola.

Ella sólo quería que alguien querido estuviera cerca, para que sostuviera su mano y orara con ella.
La madre de Helen permanecía a su lado desde temprano por la mañana hasta muy de noche; después regresaba a su hogar para descansar un rato y volvía a la mañana siguiente. Su padre viajaba a menudo por cuestiones de trabajo, pero se comunicaba con su esposa tan frecuentemente como le era posible.
Todas las enfermeras de la unidad nos dábamos cuenta de que Helen estaba muy cerca de la muerte, lo que también sabía ella y su familia. Comenzó a sufrir ataques y a perder el conocimiento a ratos.
Cuando una noche me marchaba del hospital, como a las 11 de la noche, noté que la madre de Helen se dirigía también al estacionamiento. Nuestra conversación fue interrumpida por el altavoz del hospital.
Llamada externa para Helen Packer. ¡Por favor llame a la operadora!
La señora Packer reaccionó inmediatamente, alarmada.
Todo el mundo sabe lo mal que está, dijo preocupada. Voy a regresar a su cuarto a ver quién la llama.
Diciendo esto, me dejó y regresó con Helen. La operadora informó que la persona que llamaba colgó pero había dejado un mensaje:
Dígale a Helen que el encargado de recogerla hoy llegará tarde, pero vendrá.
Desconcertada, la señora Packer permaneció junto a la cama de Helen esperando al visitante misterioso.
Helen murió a la 1:13 a.m., con su madre junto a ella sosteniéndole la mano y orando.
Cuando se le preguntó al día siguiente, la operadora no pudo recordar ni siquiera el sexo de la persona que llamó. No se encontró a ninguna otra Helen Packer, ni empleada, ni paciente ni visitante. Para los que nos preocupábamos, cuidábamos y orábamos por Helen, sólo había una respuesta.
… Yo nunca te abandonaré ni te desampararé. Hebreos. 13:5

Todo tiene su tiempo, ¿por qué apresurarse? - Devocional

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. (Eclesiastés 3-1 RV)
Hay oportunidades en las que somos impacientes, casi siempre lo somos, queremos que las cosas sucedan, sí o sí, cuando las deseamos.
todo tiene su tiempoCuando deseaba algo con ansias y me cegaba con ello, tenía que cumplirse tal como lo deseaba. Cuando era pequeña, mis padres me querían regalar un móvil de última generación para navidad; fuimos a ver cuál elegir, cuál sería. hasta que uno de ellos me cautivó. Mi madre no estaba de acuerdo con la elección, mucho menos con el precio; me decía, espera, podemos venir después y encontrar otro mejor que ése. Pero nadie consiguió hacerme desistir de mi decisión, hacía lo imposible para que me lo compraran, lloraba, pataleaba, me amurraba, en fin, hasta que mis padres cedieron. Pero después llegó el momento en el que me di cuenta de que podía haber algo mejor, y me dije, ¿por qué no esperar?
Muchas veces dejamos ir las mejores bendiciones de parte de nuestro Dios por ser impacientes, por no saber esperar los tiempos de Dios, sus planes, sus propósitos; pensamos que siempre tenemos razón, que es correcto lo que estamos haciendo; pero su Palabra dice bien claro: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. (Isaías 55-8). Porque su Palabra dice que Él conoce los pensamientos que tiene para nosotros:
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29-11)
Os dais cuenta: para darnos el fin que esperamos, como no cabe duda posible de eso. Sí, su Palabra dice que Él trabaja por nosotros, que Él se desvela para cumplir nuestros sueños, que Él no descansa hasta darnos lo que deseamos, para vernos felices y con un corazón repleto de gratitud, un corazón agradecido de su fraternidad y su amor.
Quizá llevas mucho tiempo pidiéndole algo al Señor, tal vez años esperando que Dios te responda, estás impaciente porque ves los años transcurrir y no ves ni una sola pizca de esperanza a lo que tanto has deseado. No conozco lo que añoras, pero aquel Soberano Jesús, sí; tal vez puede ser sanidad, restauración, un hogar, trabajo, esperas que Dios traiga a su camino a algún ser querido, esperas alguna promesa que Dios te hizo hace años atrás. Recuerda:
Dios no es hombre, para que mienta,  Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Numeros 23-19 RV)

Veré Al Dios De Las Maravillas - Devocional - Vídeo

“Tú eres el Dios que hace maravillas.  Diste a conocer tu poder a las naciones” Salmo 77:14.
Un anciano se sentaba día tras día en su mecedora. Siempre en su sillón, prometió no levantarse de allí hasta que viera a Dios. Una bonita tarde de primavera, el anciano, meciéndose, vio una pequeña niña que jugaba al otro lado de la calle.
La pelota de la niña rodó hasta el patio del anciano. Cuando ella corrió a recogerla, le miró y le dijo:     “Señor anciano, todos los días le veo meciéndose en su sillón con la vista perdida. ¿Qué es lo que busca? 
-¡Oh, mi querida niña!, le dijo el anciano, eres demasiado pequeña para comprender el por qué. La niña dijo, 
-Tal vez, pero mi mamá siempre me dice que si tengo algo en la cabeza debo comentarlo. 
-Muy bien, querida niña, yo busco a Dios.
La niña en su ingenuidad le respondió: 
-“Señor anciano, Dios cada día le da una señal cuando respira; cuando huele las flores frescas, cuando escucha cantar a los pájaros; cuando nacen todos sus bebés. Señor anciano, Dios le da una señal cuando ríe y cuando llora, cuando siente las lágrimas rodar desde sus ojos. Es una señal en su corazón abrazar y amar. Dios le da una señal en el viento, en el arco iris y en el cambio de las estaciones. Todas las señales, están allí, ¿usted no cree en ellas? Dios está en usted y Dios está en mí. No es necesaria la búsqueda, porque Él esta aquí todo el tiempo. Mamá me dice: Si buscas algo monumental, has cerrado los ojos, porque ver a Dios es ver las cosas simples, ver a Dios es ver la vida en todas la cosas, porque Él es Dios de maravillas”. 
delicados-maravillas21FBDios es Dios de maravillas, y no siempre sus maravillas son grandes. A veces son tan pequeñas sus maravillas que las ignoramos, porque estamos más preocupados por las maravillas grandes y le perdemos de vista a Él, quién nos muestra su amor en las pequeñas cosas de la vida.
Hoy quiero ver al Dios de las maravillas no sólo en las grandes, sino también en las pequeñas. Hoy quiero disfrutar de su amor a plenitud, lo cual es dulce y agradable a mi corazón.
Señor, a veces he ignorado las demostraciones de tu amor en las maravillas pequeñas.  A veces he corrido buscando las maravillas grandes para poder encontrarte, pero hoy quiero entender con mi espíritu que, aún en lo pequeño, tu me muestras tu bondad y tu poder.
Hoy quiero levantar mi voz de alabanzas cada vez que me encuentre con una de tus pequeñas, pero significativas maravillas. Amén.