jueves, 27 de diciembre de 2012

Dios es Sencillo y Nosotros Complicados - Reflexiones - vídeo

La vida realmente es sencilla pero nosotros la complicamos. Nos gustan las cosas complejas. Dios es sencillo en todas sus enseñanzas. La religión, al aplicárnosla, nos la complica.
Leí que un abogado había escrito una referencia únicamente de esta frase del Padre Nuestro: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". Y su opinión decía así:
""Con los debidos respetos, solicitamos y pedimos que, debido a que es necesario hacer una provisión adecuada en el día y fecha arriba escritos, para satisfacer las necesidades nutricionales de los peticionarios, y para organizar los métodos de almacenamiento y distribución como se juzgue conveniente y necesario, así como apropiada para asegurar la recepción por y para dichos peticionarios de tal cantidad de productos (llámese pan), se nos conceda la cantidad suficiente de estos productos"".
Gracias a Dios que Él en su bondad ha hecho la vida cristiana sencilla. ¿Ya tomaste lo sencillo de Dios y lo hiciste parte de tu vida?
Si no, pruébalo hoy.
Qué bueno es saber que el Creador de todo lo que existe no se ha colocado lejos de nosotros o ha colocado barreras para que le alcancemos, sino que aún un niño, en su sencillez, le puede tocar por medio de la oración.
¿Le has alcanzado hoy? Detente ahora en lo que haces y dile algo en oración, de una forma sencilla, y Él también de forma sencilla te responde.
Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga en este lugar. 1 Reyes 8:29
Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. 1 Reyes 9:29
Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice el Señor, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa del Señor. 2 Reyes 20:5

Ahora soy Feliz - Devocional

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 
(2 Corintios 5:17)
Hace un par de días recibí una misiva de un buen amigo. Ahora nos separan muchos kilómetros y ya no podemos hablar cara a cara. La oración final de su carta me conmovió. No era una frase de esas que enmarcas necesariamente, o un pensamiento que te seduce por la elaborada sintaxis y cuyo contenido es axiomático o sentencioso. Pero la frase de mi amigo me conmovió, me hizo pensar en el poder de la gracia salvadora de Jesús y en el benéfico impacto de su sacrificio. Terminaba su carta diciéndome: “Ahora soy un hombre feliz”.
“Ahora soy un hombre feliz”,… dice mucho. Infiere que hubo un antes, un pasado lamentable y triste. Y sí que lo hubo. Sergio estuvo en pandillas, en la droga, en la cárcel. Los bolsillos llenos de dinero y el alma vacía de todo lo bueno. Sus fechorías dañaron a su esposa, a sus dos hijos, a sus amigos. Era temido por su ferocidad. Implacable a la hora de cobrar una deuda, pero sobre todo era un hombre desdichado. Acostumbrado a la traición, al odio y a la mentira. Lleno de desesperanza, enfermo de Sida y con su familia arruinada, vino a Jesús. Tal vez el Galileo exista en realidad, se dijo. Quizás no sea una mala idea probar algo más, y lo hizo; aceptó a Jesús como su Salvador personal y lo que empezó a ocurrir fue más allá de todo cuanto había imaginado.
Salvó su matrimonio, recuperó a sus hijos, encontró la paz interior sin necesidad de largas meditaciones y experimentó, por primera vez, un gozo inefable y duradero en el dulce amor de Dios. El rostro ya no se le nota envejecido como antaño, los hombros ya no los lleva caídos por el peso del pecado y ahora no anda detrás de otros por su dinero, sino por sus almas. Es un evangelizador nato que cuenta a otros el gran poder de la gracia de Dios. Todavía no ha sido sanado completamente; su enfermedad es un recordatorio del poder ponzoñoso del pecado. Dios puede curarle y lo sabe, pero, aun sin hacerlo, ya ha recibido más de lo que podía esperar o creer. Sin merecer nada, ha recibido tanto... y ahora es un hombre feliz.
La historia de Sergio me ha recordado la mía propia. No fui todo lo malo que fue Sergio, pero sí estaba tan perdido como él. Estaba perdido y Él me halló, le dio sentido a mi vida y trazó para mí un destino eterno que nadie podrá arrebatarme. Ya no soy la persona que fui, ahora soy diferente, soy salvo en Cristo Jesús. Sin embargo, a veces me olvido de todas esas cosas y puedo llegar a ser presa del temor, de la preocupación y de la desesperanza. Puedo llegar a olvidar lo que hizo Jesús cuando con mis actitudes reflejo lo contrario a lo que he recibido de Él ¿Te ha pasado lo mismo? ¿Has sido víctima de algún tipo de amnesia espiritual? Yo sí, y no quiero que me ocurra nunca más.

He escrito en una esquela de papel, con rótulo rojo, la frase de Sergio entre signos de admiración.  Si vienes a casa algún día y entras en mi oficina, seguramente la verás sobre mi tablón de anuncios y actividades. Quiero recordar, todos los días, que soy una nueva criatura en Cristo, que ahora soy distinto para la gloria de Dios. Quiero regodearme en el hecho de que, pase lo que pase, suceda lo que suceda, ¡Soy un hombre feliz!, por la gracia de Dios.

Tu Voz Me Basta para Calmar el Dolor - Reflexiones con Vídeo

Tu voz
me basta para calmar el dolor
para limpiar entero el corazón
manchado por la decepción
Tu voz
es como blanca lana que me das
en tiempos de muy fría soledad
en tiempos de dificultad
El caso es que cuando me hablas toda mi alma se me ablanda
Y si estoy herida sano cuando me hablas por que así eres Tú
¡¡Jesús!!
¿Qué hay en tu hablar?
Que sólo al escucharte tengo que llorar
y siento una paz que no puedo explicar
me encanta escucharte hablar
¿Qué escondes al hablar?
Que sólo al escucharte tengo que postrarme
y darte toda gloria porque eres más grande
de lo que puedo imaginarme
y desde el alma tengo que decir
Tengo que llorar
que llorar
Háblame siempre Señor
¿Qué escondes al hablar?
Que tengo que postrarme ante ti
y desde el alma tengo que decir
Tu voz
me basta para calmar el dolor

El Perdedor Que Nunca Se Rindió - Crecimiento personal

Cuando era pequeño, su tío le llamó “Sparky” en honor al caballo de las tiras cómicas (dibujos animados en papel), Spark Plug.  El período escolar fue todo un desastre para Sparky. Fracasó en cada materia del octavo grado.  Fracasó en Física en secundaria, obteniendo una calificación de cero.  También fracasó en Latín, Álgebra e Inglés.  Y su rendimiento en los deportes no fue mucho mejor.  Aunque logró formar parte del equipo de golf del colegio, perdió el único partido importante de la temporada.  Ah, hubo un partido de consolación… pero también lo perdió.
Durante su juventud, Sparky fue socialmente torpe. No es que los demás estudiantes no gustasen de él, sino que a nadie le importaba mucho. De hecho, Sparky se sorprendía si un compañero le saludaba fuera de horas de clase. No hay manera de saber cómo le habría ido en una cita. Nunca invitó a una chica a salir en la secundaria; temía mucho ser rechazado o quizá que se rieran de él.  Sparky era un perdedor; él, sus compañeros… todos lo sabían. Así que aprendió a vivir con ello. Pronto se convenció de que si las cosas iban a funcionar algún día para él, lo harían.  De otra manera, tendría que contentarse con lo que parecía ser su inevitable mediocridad.
Sin embargo, había una cosa importante para Sparky: el dibujo.  Estaba orgulloso de su trabajo; nadie más lo apreciaba. Pero aquello no pareció importarle. En su último año en la secundaria, presentó unas caricaturas a la revista del anuario escolar pero los editores rechazaron el concepto. A pesar de este rechazo, Sparky siguió convencido de su habilidad; de hecho, decidió convertirse en artista.  Así que al terminar la secundaria, Sparky escribió a los Estudios Walt Disney que le pidieron muestras de su trabajo. A pesar de la cuidadosa preparación que hizo, fue rechazado también… ¡Otra confirmación de que era un perdedor!
Pero Sparky no se rindió.  En vez de eso, decidió contar la historia de su vida en caricaturas. El principal personaje sería un niñito que simbolizaría al eterno perdedor y poco rendidor.  Todos le conocen bien porque el personaje cómico de Sparky llegó a ser un fenómeno cultural.  La gente se identificó rápidamente con este “adorable perdedor”. Les recordaba los momentos dolorosos y vergonzosos de su propio pasado, de su dolor y de su humanidad compartida.
El personaje pronto se hizo famoso a nivel mundial: “Charlie Brown”.  
Y Sparky, el muchacho cuyos muchos fracasos nunca le impidieron seguir intentándolo, cuyo trabajo fue rechazado una y otra vez… fue el exitoso caricaturista Charles Schultz. Su tira cómica, “Rabanitos”, sigue inspirando libros, camisetas y especiales de Navidad, recordándonos, como alguien comentó alguna vez, que la vida nos da oportunidades a todos, también a los perdedores.
La historia de Sparky nos recuerda un principio muy importante en la vida. Todos afrontamos dificultades y sus consecuentes desánimos de vez en cuando; también podemos decidir cómo manejarlos. Si perseveramos, si mantenemos la fe, si seguimos desarrollando los talentos únicos que Dios nos ha dado, nadie sabe qué puede pasar. Podemos acabar con una perspectiva y habilidad negativa para inspirar lo positivo, conseguido sólo a través de la dificultad.  En última instancia, no hay “perdedores” con Dios; ¡es sólo que a algunos ganadores les toma más tiempo desarrollarse!

Esta historia que probablemente algunos hayan leído alguna vez o tal vez conocieron, por primera vez, en el momento de la muerte del famoso caricaturista en el año 2000, no deja de inspirarnos a todos. Totalmente de acuerdo con la última frase del autor de este pensamiento, parafraseada: con Dios no hay perdedores, tan sólo ganadores en vías de desarrollo… aunque algunos a una velocidad más lenta de lo que todos quisiéramos, pero, de todas maneras, en camino al éxito.
¡No permita que nadie a su alrededor, y mucho menos al enemigo de nuestras almas, hacerle creer que Ud. es un fracasado tan sólo porque no le ha ido bien en alguna iniciativa.
Siga intentándolo y, ¿quién sabe? tal vez estemos hablando o escribiendo de Ud. en unos pocos años.  Adelante y que el Señor les continúe bendiciendo.

La esencia de la Navidad es el Amor - Reflexiones - vídeo

Se nos dice que la Navidad es una “época de alegría” y un “momento de gozo”.
Pero mientras la Navidad se acerca, ¿no experimentas a veces cosas muy lejanas de alegría y gozo?
¿Te encuentras hundido y tus días llenos de cosas por hacer?
¿Estas cansado después de un largo año y de los numerosos problemas y dificultades que aparecen en tu camino?
¿Te parece que la Navidad es una presión más y una demanda más de tu tiempo?
Deténte durante un minuto.
Es posible que pienses que no tienes tiempo para detenerte, pero deberías hacerlo.
Deseo que experimentes la calma y la paz esta Navidad. En vez de esperar a sobrevivir a las fiestas, quiero mostrarte que realmente gozarás este momento.
Significará un intercambio, sin embargo.
Tú tendrás que abandonar algo de tu ocupada vida para que puedas hacer espacio para algo mejor.
Tú puedes mirar a cada Navidad como que necesita ser más grande y mejor que la anterior, y ansiosamente ocuparás cada momento haciendo preparativos para esa meta.
Pero a veces, menos es más.
¿Te has detenido a pensar en si todo este correr es necesario?
¿Te está haciendo a ti y a tus seres queridos más feliz esta Navidad?
¿O estás dejando fuera las cosas verdaderamente importantes en la vida para así seleccionar los regalos perfectos, arreglar las decoraciones impecablemente, y reunir los mas suntuosos ingredientes para la cena de Navidad?
Mientras menos desesperado estés en crear la Navidad “perfecta”, más tiempo encontrarás para gozarla.
Mientras menos estresado y presionado estés, más felicidad y alegría ocuparán los momentos que tú y tus seres queridos tendrán juntos.
La Navidad se goza mejor cuando no estás centrado en las decoraciones, regalos, o festividades, sino cuando el amor es el centro.
El amor es la esencia de la Navidad
La Navidad debiera significar ocupar tiempo precioso con tu familia y amigos. Tiene que ver con acariciar y celebrar el amor que compartes.
Tristemente, el amor puede perderse entre el movimiento y el bullicio. A veces está tapado por las decoraciones y regalos, las compras sin fin, la cena de Navidad y su contenido.
La Navidad es época de fiesta, pero tiene que ver con mucho más que eso.
La Navidad es Mi cumpleaños. Es época de celebrar el más grande regalo dado a la humanidad.
¿Puedes tomar un momento para Mí ahora, en honor a Mi cumpleaños?
¿Puedes gastar un minuto para dejar que te diga cuanto te amo?
¿Puedes parar para agradecerme por Mi amor, y reflexionar cómo puedes esparcir más amor por el mundo?
Fue el amor por ti lo que me trajo a la Tierra hace más de 2000 años.
Fue el amor el que me dio ímpetu para caminar por tu mundo y ser uno de los tuyos, para vivir y morir por ti.
El amor fue, y aún es, el centro de mi existencia.
Todo lo que he hecho ha sido por amor a ti personalmente, y por amor a la humanidad en general.
Tú significas mucho para Mí.
En esta Navidad toma tiempo para amar.
Si lo haces, estarás dándome un maravilloso regalo y me será posible darte especiales regalos este año.
Jesús.
Las festivas decoraciones, los deliciosos alimentos, los regalos, caerán en el olvido; la mayor parte de ellos perdidos entre los recuerdos de muchas Navidades, pero el amor que habrás compartido y alimentado vivirán por siempre.
Si tú aún no has experimentado el hermoso amor de Jesús, el corazón y el alma de la Navidad, puedes hacerlo ahora.
Todo lo que necesitas es invitarle a entrar en tu corazón y vida.
ORACION:
Jesús, te agradezco por el amor que me has mostrado al venir a la Tierra, al vivir y morir por mí. Quiero celebrar esta Navidad contigo. Deseo conocerte, recibir tu amor y tu regalo de la vida eterna. Por favor toca mi vida con el amor que Tú tienes para ofrecer, y ayúdame a compartir ese amor con otros también.