domingo, 9 de diciembre de 2012

Grado de implicación real del cristiano evangélico bautista con su iglesia

La vida cristiana es una tremenda y dulce experiencia. Es un crecimiento continuo. Dios quiere que crezcamos, que nuestra vida cristiana no pare de crecer. Para ello debemos tener muy en cuenta que no debemos ser únicamente oidores de la dulce y maravillosa Palabra de Dios, sino hacedores de la misma.

 

Si alguno es oidor de la palabra de Dios pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera su rostro, natural en un espejo;  él se considera a sí mismo natural y se va, y pronto olvida cómo era. Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:23-25

 

La vida cristiana no es un evento sino una evolución continua, un proceso. Diremos que en ella hay tres niveles de crecimiento cristiano. Se va avanzando en ellos según el grado de implicación del cristiano mismo. Vemos, a modo de demostración, en Lucas 5 que: Inicialmente, el Señor ministró a orillas del lago de Genesaret.

 

-1º nivel: Todos comenzamos en la orilla y le conocemos a Jesús. Es en la orilla donde Dios toca nuestra vida. Pero Dios no quiere que sigamos siempre en la orilla. Cosas importantes suceden más allá de la misma. La Biblia dice que había mucha gente alrededor de Él. Jesús estaba predicando y la gente, en este 1º nivel, simplemente oía. Estaban ahí para, simplemente, entretenerse y olvidarse de todos los problemas. Por lo tanto aún no había ningún compromiso, incluso había cierta falta de interés en lo que Dios decía. El poco interés que había era por el beneficio personal en que Cristo hiciera un milagro por ellos, lo que sólo demuestra egoísmo personal de cierta gente. Pero eso no es todo en la vida cristiana.

 

-2º nivel: La Biblia dice que, después, Él entró en una barca y se retiró un poco más alejado de la orilla y comenzó a enseñar. Ya no estaba predicando, ahora estaba enseñando. En la predicación se necesitan oyentes, mas en la enseñanza se precisan discípulos, y un discípulo necesita practicar lo que se le instruye, tiene algo que hacer en la Obra de Dios.

En este nivel hacemos, o sentimos, más o menos habitualmente, la lectura de la Palabra de Dios, la oración, el tiempo devocional con Dios, y la comunión (congregación) con mis hermanos en Cristo.

Los discípulos, en este 2º nivel, estaban limpiando las redes pero se sentían frustrados. Habían estado pescando toda la noche pero no habían atrapado nada. En la vida actual, es como si trabajamos con denuedo y no vemos el fruto de nuestro trabajo. Así se sentían los discípulos. Y en medio de ese ambiente el Señor les invitó a ir al 3º nivel. Y es en este nivel donde algo grande sucede.

 

-3º nivel: El tercer nivel es el más importante. Y después le dijo a Pedro: hemos estado en el primer nivel, en la orilla. Está bien que hayamos estado también en el 2º nivel, pero ahora vamos mar adentro. Le ordenó ir mar adentro.

En este momento suceden cosas muy importantes:

1ª cosa: Acción. Dios nos pide, ahora, acción. Dios nos pide ejecutar, caminar. “Practica en profundidad lo que te di”. Acción es la clave de este nivel.

2ª: Desafío. Dios  es desafiador, retador. El Señor desafió a Pedro porque habían estado pescando toda la noche sin conseguir nada y el desafío era ir mar adentro, donde hay pesca abundante. Dios siempre nos desafía en el área en que hemos fallado, como en la familia, en los negocios, en el dinero, etc. Pero Dios sólo nos desafía en el tercer nivel. Ya fuimos preparados en los niveles anteriores.

3ª-: Mandamiento. Le dice a Pedro: “echad la red”. En este nivel Dios nos confronta con sus mandamientos. Y nos damos cuenta de que hay cosas que necesitamos hacer. No es si las quiero hacer. No es si las siento, no; las tenemos que hacer: lectura, diaria si se puede, de la Palabra de Dios, oración continua, tiempo devocional con Dios, diezmo, comunión (congregación) con mis hermanos en Cristo y, sobre todo, cumplir los mandamientos de Dios. Y después, falta cumplir “La gran comisión”, o sea, testimoniar. Y a todo esto, y para comprometernos de verdad, tenemos que añadir “Bautismo y Santa Cena”. Sin el Bautismo y la Santa Cena aún no podemos considerarnos realmente cristianos. Nos faltaría ese compromiso.

Palabra específica. Pedro le dijo a Jesús: Señor, estuvimos pescando toda la noche y no hemos logrado nada, o sea, las circunstancias me dicen que no, pero, siguiendo tu instrucción, regreso otra vez. Por tu “palabra” lo hago de nuevo. Esa palabra específica nos confirma que, aunque el médico diga “no”, Dios dice “sí”. Cuando las finanzas  dicen que “no”, Dios dice que “sí”. Cuando el asesor familiar dice “no”, Dios dice “sí”. Esto es así porque recibimos “palabra específica”. No recibimos esa “palabra” en el 1º y 2º nivel, pero sí en el tercero. Es entonces cuando puedo caminar por fe. Esa palabra específica es la “Palabra de Dios”, en quien deposito toda mi confianza.

Obediencia. La Biblia dice que, entonces Pedro tomó la “palabra específica”, la Palabra de Dios, y obedeció. Lo más difícil en la vida cristiana es ser obediente, pero Dios espera eso de nosotros. Cuando yo obedezco, Él me respalda; Él está a mi lado y me sostiene. Porque cuando yo doy el paso de la “obediencia” las ventanas del cielo se abren y la gloria de Dios cae sobre mí y me sostiene el resto del camino. Cuando él obedeció pescó mucho (la Biblia lo dice), las redes se rompían del peso de los peces pescados. Y entonces, recogemos el “fruto abundante”. Allí, mar adentro, están los peces grandes, la gran pesca que no se halla en el 2º nivel en el que sólo hay peces pequeños que sirven de carnada para los peces grandes.

Dios siempre nos dará “fruto abundante” cuando caminamos por fe en su Palabra. Ese fruto abundante es para que lo compartamos.

Compartir el fruto. Es para que compartamos lo que Dios nos da. Dios nunca nos bendice para nosotros mismos, sino que nos bendice para que lo compartamos con otros. ¿Sabéis qué?: Dios nos va a dar una cosecha de almas tan grande que vamos a tener que llamar a otras iglesias para que vengan a ayudarnos. Y todas las barcas estarán llenas.

Cuando Pedro regresó a la orilla con su gran pesca, bajó de la barca; pero no lo hizo sonriente. En ese momento miró a Jesús y ya no le interesaba la pesca. Cambio de enfoque. Ya no le interesaba el milagro que Dios había hecho. Pedro estaba impresionado por Jesús, por su gran Amor, por su Poder, por su Santidad, y dijo: no me importa la pesca, Señor, ¡Tú eres lo que me importa! ¡Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador! Y entonces, vemos que ya no nos importa lo que con tanta ansia, con tanto afán, buscamos; nos importa Él. Él es grande. Si lo tengo a Él lo tengo todo; si no lo tengo a Él no tengo nada. Dios nos quiere llevar a ese nivel. Y el temor de Dios, el gran respeto hacia Él, se apodera de todos nosotros. Es cuando comenzamos a ver a Dios como nunca antes le hemos visto. Ya no queremos hacer nada de lo que antes hacíamos. Ahora queremos caminar con Él; ahora queremos estar con Dios.

Y entonces Dios cambió la dirección de la vida de Pedro. Le dijo: Pedro, ya no serás más pescador, desde hoy serás pescador de hombres. Ahora estás graduado, porque tú has entendido este principio. Y Pedro lo dejó todo y empezó a caminar con Jesús. Eso es lo que Dios quiere que hagamos. Dios toca nuestra vida. ¡Sigámosle! Todo va a cambiar en nuestra vida a mejor.

 

¿En qué nivel o grado estamos?

 

M.G.L. 

 

Viviré En Comunidad - Devocional

Así mismo, jóvenes, sométanse a los ancianos. Revístanse todos de humildad en su trato mutuo, porque "Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes" 1 Pedro 5:5 
El hombre fue diseñado para vivir en comunidad, no sólo para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y de supervivencia, sino también la necesidad de identificación con el género humano.
Entre los beneficios de encontrarse con el otro, está la gran posibilidad del aprendizaje y desarrollo de las propias capacidades.
Sin duda no somos iguales después de interactuar con otras personas. La situación comunicativa  produce modificaciones en mí y en el otro, puede hacernos cambiar pensamientos y conductas.
Esto redunda en grandes beneficios si la influencia que ejercemos mutuamente es positiva y si en este intercambio de conocernos, crecemos.
Por esto para los cristianos el aislamiento no es una opción, estamos planeados para vivir en comunidad.
Efesios 3:17 nos explica que en medio del amor que practica su pueblo se comprende su voluntad, y no en relaciones aisladas, sino en manifestaciones colectivas de su gloria en nosotros.
En comunidad practicamos virtudes y depuramos defectos, pero lo más lindo es que juntos somos testigos de las maravillas que Dios hace a diario, testigos de que su amor no se agota en medio de su pueblo.
No pensemos que podemos vivir sin la comunidad de creyentes; ese pensamiento hará de nosotros cristianos vulnerables, títeres de diferentes filosofías, seremos una falsificación de lo que Dios haría en la seguridad de los hermanos.
Señor, perdón por renegar de mis hermanos, ayúdame a ser humilde para aprender a vivir junto a otros y así entender tu preciosa voluntad.

Yo Aprendo de Ti - Reflexiones en vídeo

Muchas veces no nos damos cuenta de la influencia que tenemos en nuestros hijos y de la importancia de ser ejemplo para ellos.

Y sé tú mismo un ejemplo para ellos al hacer todo tipo de buenas acciones.
Que todo lo que hagas refleje la integridad y la seriedad de tu enseñanza.
Tito 2:7
Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.

Pero si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la verdad y la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.

Fe - Reflexiones

Los campos se secaron y se achicharraron por la falta de lluvia, y las cosechas se marchitaban de sed. La gente estaba ansiosa e irritable mientras buscaba en el cielo alguna señal de alivio. Los días se volvieron áridas semanas. La lluvia no llegaba.
Los ministros de las iglesias locales convocaron a una hora de oración en la plaza del pueblo para el siguiente sábado.
Ese sábado, al mediodía, la gente del pueblo respondió en masa llenando la plaza con caras ansiosas y corazones llenos de esperanza. Los ministros se conmovieron al ver la variedad de objetos que los concurrentes traían entre sus piadosas manos: libros sagrados, cruces, rosarios, Bíblias, etc.
Cuando la hora terminó, como si se tratara de un mandato mágico, una suave lluvia comenzó a caer. Las felicitaciones se extendieron entre la multitud, mientras sostenían en alto sus atesorados objetos con gratitud y alabanza.
En el centro de la manifestación, un símbolo de fe pareció ensombrecer a los demás: un niño de nueve años había llevado una sombrilla.
Hebreos 11:1
“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Mateo 21:22
“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”
Juan 15:16
“No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mi nombre, él os lo dé.”

Mi Dios es Perfecto - Devocional - vídeo

“… su Padre que está en el cielo, es perfecto”.
Mateo 5:48b (Traducción en lenguaje actual)
A veces quisiéramos hacer algo más, desearíamos tener la potestad de cambiar las cosas, de que ciertas situaciones fueran de otra forma o simplemente transformar los duros en dulces momentos.
Sé lo que es eso; sé lo que es enfrentarse a noticias no muy buenas y querer hacer algo para cambiarlas, pero a la misma vez sé que no puedo hacer nada más que confiar en que Dios ha de actuar de la forma que considere perfecta, aunque eso puede que no me guste o que humanamente, hasta cierto punto, no esté de acuerdo.
Pero, ¿qué puedo hacer?, nada; yo no conozco el futuro, yo no sé lo que será mejor para mí, ni sé cuáles son específicamente los planes que Dios tiene para todo lo que hace, pero, en medio de todo eso, lo único que sí sé es QUE DIOS LO HACE TODO PERFECTO.
A veces quisiera decirle a Dios que lo que está haciendo es incorrecto, que las cosas no pueden ser así, que quizá se está equivocando en esto o aquello, pero ¿quién soy yo para corregir al Dios Perfecto, Sabio y Soberano?
Es  claro que nosotros por naturaleza vemos las cosas con ojos humanos, evaluamos con nuestra mente humana y a través de aspectos humanos, pero las cosas de Dios, su actuar, sus propósitos, sus ideas y todos sus planes se desarrollan en otro ámbito, en el ámbito espiritual y sobrenatural.
Puede que estés pasando uno de esos momentos en donde te sientes sin la capacidad de hacer algo para remediar lo que está pasando, momentos en los cuales pareciera que Dios esté actuando de la manera en que menos piensas o menos quieres, pero, aún en medio de todos tus conflictos personales e interiores, debes saber que DIOS ES PERFECTO.
La perfección de Dios es lo que me hace estar confiado, es lo que me hace aceptar aquello que a primera vista no me parece adecuado, su perfección es la que da la paz a mi corazón, es la que me hace descansar y saber que al final todo ayudará para bien y que sus propósitos perfectos en mi vida se han de cumplir.
No reproches nada, y menos aún creas que todo terminará mal, pues si eso es de Dios, todo lo que es de Dios prevalece y llega a un buen término, ten paciencia, Dios está actuando, tranquilízate porque Dios tiene el control de todo.
Te motivo a confiar en que Dios es Perfecto y que su misma perfección hará que todo salga bien; el resultado de eso que en este momento te abate o te quita la paz será lo que Dios tenía planeado, pero eso sólo será el inicio de algo maravilloso que Dios seguirá haciendo en tu vida.
Aunque nos resulte difícil de creer, DIOS está convirtiéndonos en obras maestras. Cuanto más difícil sea la prueba a la que estamos siendo sometidos, más grande será nuestra victoria.

¡Vamos!, deposita tu confianza en Él, descansa en su presencia y sobre todo ten la certeza y la convicción de que Él está actuando.

¡Mi Dios es Perfecto y su perfección me hace estar confiado!