jueves, 25 de octubre de 2012

Decisiones…- Reflexiones

Cierto empleado hablaba un día con su jefe a quien consideraba una persona exitosa.
-”Y dígame”, le preguntó el empleado “¿Cómo es que ha logrado su éxito?”
-”Lo resumo en dos palabras” contestó.
-¿Y cuáles son esas palabras?
-”Buenas decisiones”
No conforme con la respuesta, el empleado preguntó de nuevo -¿Y cómo logra tomar las decisiones correctas?”
-”Lo resumo en una palabra, experiencia”
-¿Y cómo ha conseguido su experiencia?
-”Lo resumo en dos palabras” respondió.
-¿Y cuáles son esas dos palabras?
-”Malas decisiones”.
Si queremos tomar alguna ventaja de nuestros errores, entonces tenemos que cometer algunos. Y con el paso del tiempo, mientras cometamos errores distintos a cada ocasión, entonces estaremos aprendiendo y creciendo.
¿Te has sentido mal últimamente por algún error que hayas cometido?; entonces analiza qué fue lo que hiciste mal, asegúrate de no volverlo hacer, perdónate a ti mismo y sigue adelante.
¿No tienes la suficiente confianza como para tomar una decisión ya que tienes miedo de cometer algún error? Bueno, pues entonces recuerda que inclusive las malas decisiones pueden ser una excelente oportunidad de aprender, porque la única manera de aprender a tomar buenas decisiones es tomando algunas malas decisiones.
Así que no lo pienses más y atrévete a tomar malas decisiones; hazlo con todo el valor que tengas. A fin de cuentas esas malas decisiones te convertirán en una persona más sabia. Y si tomas la suficiente cantidad de malas decisiones y aprendes de ellas, llegará el día en el que no podrás tomar más malas decisiones y serás lo mejor que puedes ser.
Filipenses 1:9
“Que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, Para que discernáis lo mejor;”
Salmos 55:22
“Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.”
Proverbios 9:10
“El temor del Eterno es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”
Proverbios 9:8-9
“Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber”.

A Dios no se le escapa lo que haces para Él - vídeo

En muchas ocasiones creemos que lo que hacemos no tiene un gran valor, quizá porque nadie se da cuenta del esfuerzo que nos supone hacerlo o quizá porque no recibimos ni una sola felicitación por la obra que estamos llevando a cabo.
Y es que hoy en día vivimos en un mundo en donde ya no se suele reconocer el trabajo, el esfuerzo o la dedicación que alguien tiene para realizar determinado trabajo. Todo parece lógico y normal. Estamos tan acostumbrados a una rutina que a veces parecemos máquinas que hacemos todo por pura programación.
Él pone en mi corazón que hay muchas personas que están realizando un trabajo para el Señor y que no están siendo reconocidos, pero al mismo tiempo siento en mi corazón que Él quiere que sepa que mi trabajo no es en vano y que Él esta observando mi esfuerzo.
Y es que eso es lo lindo de trabajar para el Señor; que todo lo que hacemos tiene un valor especial para Él, porque Él sí lo valora, porque Él sí nos ve y seguramente nos recompensará por nuestro esfuerzo.
En ocasiones no recibirás ni siquiera un “gracias” por lo que estás haciendo, quizá no te dirán que estuvo bonito tu trabajo, y en algunos casos ni siquiera notarán que tú fuiste parte de algo, pero sin embargo, aunque para nosotros se nos escape tu trabajo o tu esfuerzo, hay alguien que lo vio y que está contento por lo que hiciste.
La Biblia nos recuerda algo importante: “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente. Porque ya saben que Dios les dará, en recompensa, parte de la herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su verdadero dueño.” Colosenses 3:23-24 (Traducción en lenguaje actual).
En muchas ocasiones hice algunas tareas para el Señor y no recibí ni un gracias, ni una palabra que me animara a seguir haciéndolo, sin embargo comprendí que lo que hago no lo hago para encontrar el favor o la aprobación humana, sino más bien para agradar a Aquél que un día creyó en mí, a Aquél que un día me buscó, me llamó, me perdonó y me dio una nueva vida.
Puede que estés pasando por un momento de tristeza al ver que nadie nota lo que haces para el Señor; sin embargo eso no quiere decir que a Dios se le escape lo que estás haciendo para Él. De ninguna manera. Dios está pendiente de cada cosa por pequeña que creas que es; Él se siente gozoso de verte hacerlo y eso debería ser razón suficiente para seguir sirviéndole a Él, porque si de algo puedes, y debes, estar seguro es de que tú le sirves a Él.
Anímate a seguir sirviéndole, a seguir haciendo cosas para el Señor, que nada te desanime, que nada te quite el gozo que Dios puso en tu corazón, y que a pesar de no recibir ni un pequeño reconocimiento a tu trabajo sigas haciéndolo porque no estás para recibir reconocimientos, sino más bien para reconocer a través de tu trabajo lo que Dios ya hizo por ti dándote vida y vida en abundancia.
Deja de pensar en dejar de hacer lo que haces para el Señor, quita de tu mente que lo que haces no tiene importancia. Por muy humilde que sea tu servicio, por muy pequeño que creas que es tu privilegio, ¡sigue haciéndolo! porque si eres fiel en lo poco Dios te pondrá en lo mucho. A Él nada se le escapa, Él está pendiente de cada detalle y está muy feliz de ver como tu vida ha cambiado y ahora le sirves a Él.
Si el hombre no reconoce tu esfuerzo o tu trabajo para el Señor, ¡no te preocupes!, Dios sí ha tomado en cuenta todo lo que has hecho, estás haciendo y lo que harás para Él, y Él a su debido tiempo te recompensará por el esfuerzo, dedicación y pasión con la que le sirves.

¡Adelante, siervo de Dios!

“Estoy enterado de todo lo que haces. Sé muy bien que me amas y que no has dejado de confiar en mí; también sé que has servido a los demás, y que ahora los estás ayudando mucho más que al principio”. 

Apocalipsis 2:19 (Traducción en lenguaje actual)

La historia de Alicia... la perfeccionista - Historia, Jovenes, Noviazgo

Alicia era una chica muy linda, Dios le había regalado un gracia especial y una hermosura física espectacular. Con sus ojos color azul cielo, con una sonrisa perfecta y una mirada especial, ella era linda, muy linda, pero con un pequeño problema: no encontraba al amor de su vida.
La misma belleza de Alicia era un obstáculo para que muchos se acercaran a ella debido al temor de ser rechazados, y es que la misma belleza de Alicia producía en cualquiera que quisiera acercarse a ella el temor de no ser de su agrado. Por eso pocos se atrevían a acercarse a ella con la intención verdadera de demostrarle un interés y un cariño como para entablar una relación de noviazgo.
Añadido a ese temor que cualquier hombre sentía de acercarse a Alicia, ella tenía otro problema: Era demasiado perfeccionista; quería encontrar la perfección completa en el chico con el que fuera a entablar un noviazgo, por esa razón ella jamás había tenido novio, quizá uno u otro se había enamorado de ella o quizá muchos pretendientes, pero ella nunca había entablado una relación seria con nadie por el mero hecho de que ninguno cumplía enteramente los requisitos que ella necesitaba.
Cada vez que un chico valiente y con buenas intenciones se acercaba a ella para mostrarle interés, ella terminaba encontrándole cualquier defecto, a veces hasta cosas exageradas; entre algunos de los defectos que ella misma decía encontrar en ellos estaban: “No me gusta como se ríe”, “Le falta cabello”, “Sus ojos son demasiados oscuros”, “Uno de sus dientes no esta alineado”, “Sus brazos son demasiados largos”, “Es tan dulce que me empalaga”, “Es demasiado posesivo”, “Quiere saber qué estoy haciendo a cada momento”, “No me gusta cómo camina”, “Su voz es demasiado chillona”, “No me gusta cómo se viste”, “No le veo futuro”, entre muchas otras más.
Alicia estaba obsesionada por encontrar a la “persona perfecta”, según ella, por lo que cualquier “defecto” era razón suficiente como para no darle más vueltas al asunto y terminar con el interés de cualquier chico sobre ella.
Así fueron pasando los años, y Alicia de ser una chica joven pasó a ser una mujer. Ahora, a sus treinta y ocho años, todavía no ha encontrado al hombre perfecto. Su insistencia por encontrar la perfección le hizo descartar a chicos y hombres muy buenos que en su momento tuvieron muy buenas intenciones hacia ella.
Ahora Alicia vive reclamándole a Dios por qué no le da el hombre perfecto para ella, sin percatarse de que, en muchas ocasiones en su vida, llegaron hombres con los que hubiera formado una bella familia, pero que su exagerada perfección le encontró algún “defecto” que ella consideró que lo descartaba.
Al igual que Alicia hay muchas mujeres y hombres que buscan la perfección en una persona, sin darse cuenta de que la perfección total realmente no existe, de que sólo es un cuento, de que en la práctica todos tenemos algún defecto, pero que, sin embargo, nuestras virtudes logran opacar aquellos “defectos” que otros nos puedan ver.
A veces, el problema es que buscamos la perfección en la belleza exterior, y realmente la belleza externa es relativa y depende solamente de lo bien que te veas o lo hermoso que seas. Pero la verdadera belleza radica en nuestro interior. Ésta no depende de factores externos visibles y no significa que sea el final de ella.
La Biblia dice: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Cuando Dios dijo esto, no dijo: haré una mujer perfecta para Adán, Él se refirió a la pareja de Adán como idónea e idóneo significa: adecuado o apropiado.
Cuando nosotros vamos a buscar a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestra vida, tenemos que entender que esa persona, lejos de ser totalmente perfecta, puede tener algunos “defectos”, pero que nuestro mismo amor por esa persona hace que sus virtudes, que seguramente también tiene, opaquen a esos “defectos” y más aún cuando en conjunto formamos la pareja idónea, es decir la pareja adecuada y apropiada para afrontar la vida juntos.
Si hasta el momento sigues buscando la perfección, debes ser realista y saber que difícilmente la encontrarás. Quizá pasarás más de media vida buscándola, quizá llegarás a ser una persona madura y soltera, porque tu mismo DEFECTO de perfeccionismo te llevará a evitar que encuentres a esa persona IDÓNEA para ti y no perfecta.

RECUERDA QUE DIOS TE DARÁ LO IDÓNEO Y NO LO PERFECTO.

Aroma en tu risa - Martin Alonso




//Me habían hablado de ti
y hoy sé que mi redentor vive
puedo escucharte Señor
la melodía de tu voz vive//

Yo sé que me quieres y esa es la verdad
hay aroma en tu risa huele a santidad
dueño de mi vida que me haces vibrar
eres la salida donde puedo entrar

Me habían hablado de ti
y hoy sé que mi redentor vive
puedo escucharte Señor
la melodía de tu voz vive

////Yo sé que me quieres y esa es la verdad
hay aroma en tu risa huele a santidad
dueño de mi vida que me haces vibrar
eres la salida donde puedo entrar////

Si Le Busco… Le Hallaré - Devocional - vídeo

Si tú le buscares, lo hallarás. 1 Crónicas 28:9.
Necesitamos de Dios, y a Dios podemos hallarle si le buscamos, porque jamás se negará a ser hallado por quienes personalmente busquen su rostro. Y esto acaecerá, no si tú lo mereces o sabes ganarte su favor, pero, únicamente, para hallarle tienes que buscarle. Quienes ya conocen al Señor deben seguir buscando su rostro por medio de la oración, sirviéndole más diligentemente y con una gratitud más sincera. A estos nunca rehusará ni su favor, ni su amistad.
Quienes todavía no le conocen por el descanso de sus almas, deberían comenzar a buscarle desde ahora y no parar hasta que le encuentren como su Salvador, Amigo, Padre y como su Dios. ¡Qué certeza da esta promesa a quienes le buscan!: "El que busca, halla". Si tú mismo buscas a Dios, le hallarás. 
Cuando le halles, habrás hallado vida, perdón, santificación y gloria. ¿Por qué no le buscas continuamente ya que tu trabajo no será vano? Busca al Señor ahora mismo. Este es el lugar y el tiempo favorable. Dobla tus rodillas inflexibles; dobla tu cerviz, más inflexible todavía, y clama al Dios vivo. Busca tu purificación y justificación en el nombre de Jesús... y no serás rechazado. Aquí tienes el testimonio de David a su hijo Salomón. Créelo y hazlo así por amor a Jesucristo.
Hoy es un buen día para buscarle y seguro que le hallaré.
Señor, qué bueno es saber que no estás lejos de mi y cuando te busco te hallo porque estás presto a socorrerme. Amén.

¿A qué distancia está el cielo?

A veces me gusta introducir algún texto divertido, algo jocoso, porque a todos nos apetece distraernos, incluso sonreír al leerlo. Como ha sucedido en otras ocasiones, pido de antemano perdón si alguien se siente ofendido. Yo sólo quiero entreteneros un poquito más.


Un cura se presenta todos los días "casualmente" a la una de la tarde en casa de Jaimito.
Siempre dice: "¡Ummmm! ¡Qué bien huele! ¿Qué tienen para comer?"
"Pues mire padre, hoy tenemos cocido. ¡Quédese!"
"Bueno hija, no puedo rechazar la oferta..."

Y así un día tras otro. Un día por el olor de la fabada, otro por el olor de la paella..., el caso es que siempre se quedaba a comer. Hasta que un día el niño de la familia, Jaimito, le pregunta:
"Oiga, padre. ¿A qué distancia está el cielo? ¿Muy lejos?"
"Sí hijo. Imagínate que si tirásemos una piedra desde el cielo hasta la tierra tardaría unos quinientos centillones de años en llegar hasta nosotros."
A lo que replica Jaimito:
"Eso será porque es una piedra, que si lo que tiramos es un
cura a la una menos cuarto, seguro que a la una en punto está aquí para comer..."
M.G.L.