domingo, 7 de octubre de 2012

Estrellas - reflexión - vídeo

Hay personas Estrella y hay personas Cometa.
Los Cometa pasan. Apenas son recordados por las fechas que pasan y vuelven.
Los Estrella, en cambio, permanecen.
Hay mucha gente Cometa. Pasa por nuestra vida apenas unos instantes; no cautiva a nadie y nadie le cautiva. Es gente sin amigos que pasa por la vida sin iluminar, sin calentar, sin marcar presencia.
Así son muchos artistas. Brillan apenas unos instantes en los escenarios de la vida.Y con la misma rapidez que aparecen, desaparecen. Así son muchos reyes y reinas de naciones, presidentes de clubes deportivos o de concursos de belleza. También son así los hombres y mujeres que se enamoran y se dejan enamorar con la mayor facilidad.
Así son las personas que viven en una misma familia y pasan al lado de otro sin hacer notar su presencia, sin existir.
Lo importante es ser Estrella. Hacer sentir nuestra presencia, ser luz, calor, vida. Los amigos son
Estrella. Los años pueden pasar, pueden surgir distancias, pero en nuestros corazones quedan sus marcas.
Ser Cometa no es ser amigo, es ser compañero por unos instantes, explotar sentimientos, aprovecharse de las personas y de las situaciones.
Es hacer creer y hacer dudar al mismo tiempo.
La soledad es el resultado de una vida Cometa.
Nadie permanece, todos pasan.
Y nosotros también pasamos por los otros.
Es necesario crear un mundo de personas Estrella, verlas y sentirlas todos los días, contar con ellas siempre, ver su luz y sentir su calor. Así son los amigos: estrellas en nuestras vidas.
Se puede contar con los amigos. Ellos son un refugio en los instantes de tensión, luz en los momentos oscuros, pan en los períodos de debilidad, seguridad en los tiempos de desánimo.
Al mirar a las personas Cometa es bueno no sentirnos como ellas ni desear agarrarnos a su cola. Al mirar a los Cometa es bueno sentirse Estrella, dejar por sentada nuestra existencia, nuestra constante presencia, vivir y construir una historia personal.
Es bueno sentir que somos luz para muchos amigos y que ellos nos han iluminado a su vez. Es bueno sentir que somos calor para muchos corazones y que esos corazones nos arroparon cuando el frío nos castigó.
Ser Estrella en este mundo pasajero, en este mundo lleno de personas Cometa, es un desafío, pero por encima de todo, una recompensa.
Ser Estrella es nacer, vivir, y no existir apenas.
Lucas 8:16
Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.
Juan 1:5
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Inspiración - reflexión

En la pequeña escuela rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada. Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días, para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros.
Una mañana llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño, inconsciente, más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron urgentemente al hospital general del condado.
En su cama, el niño horriblemente quemado y semiinconsciente, oía al médico que hablaba con su madre. El médico le decía que seguramente su hijo moriría, que era lo mejor que le podía pasar en realidad pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo. 

Pero el valiente niño no quería morir.
De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió.
Una vez superado el peligro de muerte volvió a oír a su madre y al médico hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que está condenado a ser inválido toda la vida sin la posibilidad de usar sus piernas.
Una vez más el valiente niño tomó una decisión: caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida.
Finalmente, le dieron de alta.
Todos los días su madre le masajeaba las piernas pero no había sensación, ni control, nada.
No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca.
Cuando no estaba en la cama, estaba confinado en una silla de ruedas.

Una mañana soleada la madre le llevó al patio para que tomara aire fresco. Ese día, en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped arrastrando las piernas. Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo se apoyó en el cerco. Allí, poste a poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar. Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas.
Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, primero de pararse, después de caminar tambaleándose y finalmente de caminar solo y después correr.
Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo por el simple placer de correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista.
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Y todavía después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven, llamado Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro más veloz el mundo!
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Josué 1:9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

En la alabanza hay victoria - devocional - vídeo

“Cuando comenzaron a cantar y a dar alabanzas, el Señor hizo que los ejércitos de Amón, de Moab y del monte Seir comenzaran a luchar entre sí. Los ejércitos de Moab y de Amón se volvieron contra sus aliados del monte Seir y mataron a todos y a cada uno de ellos. Después de destruir al ejército de Seir, empezaron a atacarse entre sí.” 2 Crónicas 20:22-23 (Nueva Traducción Viviente)
El rey Josafat y el pueblo de Dios afrontaban una terrible situación, un enorme ejército marchaba contra ellos. Para comprender mejor lo que le ocurría al pueblo de Dios, debemos entender primero que en esa época las naciones que eran conquistadas eran arrasadas, que se mataban jóvenes y ancianos por igual, que las mujeres eran tomadas como esclavas sexuales, que las torturas que se realizaban iban desde cortar partes del cuerpo hasta sacar los ojos. Por lo que una derrota ante los enemigos implicaría perder todo por lo cual has luchado y a quienes más amas.
En esa desesperación el rey Josafat proclamó ayuno y congregó al pueblo de Dios en Su templo para implorar Su favor (2 Crónicas 20:3-9). A esto Dios respondió que Su pueblo no debía desalentarse porque la batalla es del Señor. Dándoles una palabra poderosa:
Mañana marchen contra ellos. Los encontrarán subiendo por la cuesta de Sis al extremo del valle que da al desierto de Jeruel. Sin embargo, ustedes ni siquiera tendrán que luchar. Tomen sus posiciones; luego quédense quietos y observen la victoria del Señor. Él está con ustedes, pueblo de Judá y de Jerusalén. No tengan miedo ni se desalienten. ¡Salgan mañana contra ellos, porque el Señor está con ustedes!”». (2 Crónicas 20:16-17) (Nueva Traducción Viviente).
Ellos solamente tendrían que avanzar y quedarse quietos, dijo el Señor que ni siquiera tendrían que pelear. Y al marchar contra los que amenazaban su libertad, ellos comenzaron a alabar a Dios y agradecerle todas sus misericordias. Dicen las Escrituras que en ese mismo momento sus enemigos se comenzaron a matar entre ellos.
El pueblo de Dios obedeció y salió contra sus enemigos pero, para su sorpresa, ya no había enemigos sino solamente un enorme botín porque decidieron alabar a Dios y confiar en Él.
¿Qué son aquellos con los que estás peleando? Aunque para ti parezca un gran problema, para Dios es insignificante. Escoge confiar en Él y alabarle, y al hacerlo Él te dará la victoria. Hay poder en la alabanza del pueblo de Dios; desátalo.

Avanza contra eso que es tu enemigo y al hacerlo alaba a Dios, así no tendrás enemigos con los cuales pelear, sino un gran botín.


La historia de Marcela - Constancia y recompensa

Marcela provenía de una familia que profesaba la fe católica desde que tenían memoria. De generación en generación habían sido de la religión tradicional en su país El Salvador. Habiendo sido su familia pobre, económicamente hablando, sus hermanos no habían tenido la educación que ellos hubiesen querido y sin embargo a Marcela no le faltó absolutamente nada.
Cuando Marcela cumplió los quince años escuchó como unos jóvenes andaban invitando a otros a asistir a una reunión cristiana en donde se escuchaba un mensaje de la Biblia y en donde compartían con otros jóvenes de su misma edad. La primera reacción de Marcela fue ignorar a aquellos jóvenes, ya que su forma de vestir se asemejaba mucho a la de unos “evangélicos” de los cuales su madre le había advertido que tuviera cuidado.
La poca educación e información de la madre de Marcela había hecho que ésta le dijera a su hija que los “evangélicos” estaban locos, que eran protestantes y que no eran la religión que Dios había dejado en la tierra. Todo ello había provocado en Marcela una apatía a todo lo que tuviera que ver con aquellos “locos evangélicos”. Sin embargo, y a pesar de tratar de ignorar a aquellos jóvenes cristianos, éstos, sin vergüenza alguna, invitaron de una forma muy amena a Marcela; le regaron una invitación en donde se encontraba toda la información necesaria para asistir a dicha reunión.
Marcela tenia una muy buena amiga que también profesaba su misma religión de nombre Mayra. Marcela le contó a Mayra cómo había sido invitada a una reunión para jóvenes de la cuál había escuchado muy buenos comentarios; el entusiasmo de Mayra removió algo dentro de Marcela quien con mucha curiosidad le preguntó a su amiga si iba a asistir, a lo cual Mayra respondió con un SÍ emocionante seguido de una exhortación para que fueran juntas.
La reunión era un sábado, y ellas habían sido invitadas un miércoles, por lo que Marcela, sin decirle a nada a su madre, pasó varios días pensando en aquella famosa reunión de jóvenes. Fue así que, llegado el sábado, Marcela decidió ir con su amiga Mayra por curiosidad, pero lo hizo sin que su madre se diera cuenta porque entonces se armaría una revolución exagerada en su casa.
Llegando a la reunión las recibieron unos jóvenes muy alegres, educados y atentos; todo el ambiente pareció muy bonito, nada religioso, pero sobre todo muy ameno para jóvenes de su edad. Después de entonar unos cantos y realizar una dinámica juvenil se sentaron para escuchar el mensaje y, para sorpresa de Marcela, el conferenciante era un joven que ella había conocido y con quien había coincidido en su escuela, de nombre Alfredo. Alfredo había tenido fama de malo sin embargo ya no era ni la sombra de aquel Alfredo que Marcela recordaba. Ahora Alfredo tenia una presentación diferente, sus ojos brillaban de una manera especial, las palabras que salían de su boca eran hermosas, hablaba acerca de Dios y el plan especial que Él tiene para cada uno. Marcela, impactada por escuchar a un joven como ella, estuvo atenta todo el mensaje, escuchando y analizando todo lo que el transformado Alfredo exponía.
Terminando el mensaje, Alfredo hizo una invitación para aquellas personas que nunca le habían entregado su vida a Cristo; entonces Marcela comenzó a sentir cómo en su corazón había algo raro; lo que Marcela no sabía interpretar era que Dios la estaba llamando ese día. Un poco angustiada por lo que sentía en ese momento se volvió a ver a su amiga Mayra quien lloraba como una niña,... ¡Dios la estaba tocando! No pasaron muchos segundos hasta que Mayra corrió hacia el frente decidida a entregarle su vida a Dios, mientras lloraba porque se estaba encontrando con Cristo. Marcela sentía cada vez más fuerte el deseo de entregar su vida a Dios, pero le detenía el hecho de que su madre no iba a estar de acuerdo con ella en su decisión; sin embargo pudo más el poder de convencimiento del Espíritu Santo sobre la vida de Marcela y, sin pensarlo más, comenzó a andar hacia el frente; cada paso significaba una decisión de cambio en su vida y, a pesar de que Marcela no había sido “mala”, en ese momento se dio cuenta de que necesitaba de Dios, de que nunca había tenido un encuentro real con Dios y de que ese día la presencia del Señor sobre su vida era increíble y no podía negarse a esa llamada divina.
Marcela lloró como nunca ese día delante de la presencia de Dios, le pidió perdón al Señor por todos sus pecados y dejo que Jesús entrara a morar en su corazón a partir de ese día. ¡Fue el día mas espectacular de Marcela y Mayra! ¡Ese día nacieron de nuevo!
Pasaron varios días para que la mamá de Marcela se enterara de lo que su hija había hecho, y cuando se enteró habló seriamente con ella y le expresó lo decepcionada que estaba de que ahora ella también fuera “evangélica”; le dijo que ya no era más su hija y que desde ese día iba a estar enojada con ella para siempre. Marcela lloró de tristeza al escuchar a su madre; tanto, que no le permitió ni siquiera explicarle lo que había sentido y de cómo ahora se sentía plenamente feliz por ese paso que había dado.
Los siguientes meses fueron terribles para Marcela, su madre se pasaba enfadada todo el tiempo, le prohibía salir e ir a las reuniones de jóvenes y a veces no le dejaba ni que fuera a la iglesia. Marcela estaba muy triste pero eso hacía que buscara más a Dios; cada noche oraba durante varios minutos y hasta horas para que Dios cambiara a su madre, para que Dios tocara el corazón de su mamá, para que ella también conociera lo que ella había conocido, pero en su lugar la mamá de Marcela se ponía cada vez más dura y rebelde, cruel por momentos. Parecía que sus oraciones no hacían ningún efecto.
Pasaron los años, y a pesar que la mamá de Marcela seguía en desacuerdo por lo que ahora ella profesaba, ya no era tan dura con su hija, parecía que se había conformado y que los cambios en Marcela eran testimonio de que estaba haciendo lo correcto. Sin embargo no perdía oportunidad, al menor error de ella, de echarle en cara su fe y decirle cosas que hacían sentir mal a Marcela; sin embargo ésta oraba fervientemente por su madre y el resto de su familia para que Dios tocara sus corazones.
Un día la madre de Marcela cayó en cama a consecuencia de una enfermedad desconocida. Marcela, como hija amorosa, estuvo siempre con ella y en los momentos de lucidez de su madre le hablaba de Dios, de cómo Dios podía sanarla pero antes de eso también quería salvarla. La mamá de Marcela la escuchaba sin reclamar nada, tal parecía que la enfermedad había hecho que su corazón se ablandara; fue así cuando una noche de dolor por su enfermedad la mamá de Marcela escuchó a su hija y decidió entregar su vida al Señor. Aquella noche fue inolvidable para Marcela; por fin Dios había contestado su petición y a partir de ese día su madre comenzó a mejorar y muy pronto recobró totalmente sus fuerzas y salud.
Un día, cuando Marcela se preparaba para ir a la Iglesia, notó como su madre se puso muy guapa, cogió su cartera y le dijo: “¡Hoy te voy a acompañar a tu iglesia!”, ¡Marcela no lo podía creer!, pues de su madre había salido el deseo de acompañarla. Ese día fue el día más inolvidable de Marcela, por primera vez su madre asistía con ella a la Iglesia; ese mismo día el Pastor expuso un mensaje de salvación y la mamá de Marcela confirmó su entrega a Cristo dando ese paso de fe y recibiendo al Señor públicamente.
Ahora, muchos años después, Marcela está felizmente casada con un excelente esposo, tiene dos hijos hermosos, viven agradecidos a Dios por cómo Él cambio sus vidas, su madre ahora es una de las servidoras más fieles y activas de su iglesia, y es imposible imaginar que esa señora tan dura es ahora una blanda oveja en el Señor.
La historia de Marcela es una historia de constancia y recompensa. Constancia porque, a pesar del maltrato que recibió de su madre por haber tomado la decisión de seguir a Cristo, nunca renegó, nunca discutió, siempre se sometió y oró por su familia sabiendo que Dios había prometido que ellos también serían salvos.
La Biblia nos regala una promesa: “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:31 (Reina-Valera 1960). Es una promesa de la cual debemos esperar que se cumpla en un tiempo perfecto que Dios tiene destinado; nuestra tarea es ser constantes porque, si lo somos, obtendremos la recompensa de ver cumplida esa hermosa promesa.
Quizá estés sufriendo mucho con tu familia al orar y orar por ellos y no ver el mínimo cambio o deseo de buscar a Dios, sin embargo hoy quiero animarte a seguir siendo constante, a que sigas orando, a que sigas intercediendo, pero sobre todo a que sigas creyendo en que Dios cumplirá su promesa.

¡No te rindas ni te canses de clamar por tu familia, porque Dios cumplirá esa hermosa promesa!

Sólo el eco - Jesús Adrián Romero - vídeo




Sólo queda el eco
Sólo quedan sombras nada mas
De lo que fue
De lo que vi

Sólo queda el aire
Sólo los recuerdos nada más
Y el sentimiento que volverás

Pero no me alcanza
No me sacia no
No me conformo
Nada mas con añorar

Vuelve a mí
Vuelve a mi casa mi jardin
Vuelve a llenar mi corazon
Con tu fragancia con tu amor

Vuelve a gritar en mi interior
Rompe el silencio con tu voz
Y no te apartes
Mi Señor

Sólo quedan huellas
Sólo aquel perfume nada más
De lo que fue de lo que vi

Sólo quedan sueños
Sólo aquel murmullo nada más
Y el sentimiento que volverás

Pero no me alcanza
No me sacia no
No me conformo
Nada mas con añorar

Vuelve a mí
Vuelve a mi casa mi jardín
Vuelve a llenar mi corazón
Con tu fragancia con tu amor
Vuelve a gritar en mi interior
Rompe el silencio con tu voz
Y no te apartes
Mi Señor

No me alcanza el aire
No me sacia el eco nada mas
A mi jardin vuelve a mi