lunes, 1 de octubre de 2012

Mis Raíces - Crecimiento personal

En algún lugar, en algún momento, oí a alguien decir: “La pasión no es sólo voluntad, ni una mera demanda, es un fuego que arde y que es encendido por un mero fósforo, un fósforo compuesto de entusiasmo cubierto de una experiencia de fracaso, teniendo que levantarse y probar”.  A lo largo del camino he sido formada de manera que puedo relacionarme con esta afirmación con mucha empatía y sensibilidad. Yo era una mediocre para mis maestros, tan sólo otra muchacha para mis amigos y tan sólo otra chica en este mundo; tuve mucho más que probar, mucho más por lo que vivir.
A cada día que pasó nunca supe cómo mirar el futuro, cómo estaría, qué haría y qué querría. La vida, una palabra sencilla, tenía un significado demasiado simple para mí de tan sólo vivir y hacer mis tareas. Y estas tareas que tenía eran las que tendría una chica normal que asiste al colegio .  Entiendo que aquello formó parte de mí durante mucho tiempo.
No fue hasta bastante después que siendo juzgada y percibida mal, y prejuiciada algunas veces, cuando sentí la verdad. No me percaté hasta el día en que la vida me condujo a darme cuenta de que la mediocridad se percibía como mi virtud.  Así fue que yo, por primera vez en mi vida, sentí que tenía algo que demostrar; además de considerar mi virtud de mediocridad, mi meta sería aspirar a ser algo más que otra muchacha más. Tuve que luchar por mi existencia; aquello era lo que me mantendría viva.  Con un poco de esperanza, un poco de fe en mí misma, decidí tomar mis riesgos.
Definitivamente la vida no es fácil. ¿Quién dijo que las cosas serían fáciles hasta que alguien las hizo?  Así que las complicaciones en mi infancia fue lo que me hizo seguir adelante.  En el camino, con altas y bajas, unos cuantos obstáculos serían obvios.  Así como el curry no tendría sabor sin especias, la vida no sería experiencia sin tropiezos.
En media década, cada parte de mí ha cambiado. Ciertamente no lo consideraría un cambio, sino más bien que cada parte de mí se ha conectado ahora a mi verdadero yo.  Mi verdadero yo, que tenía oportunidad de germinar en medio de ese ambiente y ser alguien.  Aún hoy no diría que soy alguien a quien otros admiran, pero lo que considero mi más grande logro es que he llegado a saber que tengo capacidad ilimitada para desatar la verdadera virtud en mí, que es mucho más que la mediocridad.
En estos años he aprendido que para ser alguien no necesito que el resto de la masa me crea. Todo lo que necesito es saber, dentro de mí, que soy algo y que puedo ser alguien. Y la única clave para esto es el incansable esfuerzo y trabajo de mi parte.  A ciencia cierta sabemos que la suerte le viene a aquellos que dan lo mejor de sí, así como que el destino sigue a aquellos que no miran atrás sino al horizonte con sus pies en la tierra.
Hoy, cuando contemplo todos esos tiempos en los que fui engañada a través de los muchos intentos que hice, tan sólo sonrío y me digo a mí misma: “Me tomó media década hacer crecer mis raíces y todavía tengo más décadas para convertirme en un gran árbol.  Hasta entonces, alimentaré mi savia con todas mis fuerzas”.
Subrataa Lamsal
Si bien este pensamiento tiene una fuerte influencia existencialista y humanista asignándonos a cada uno un poder total que en realidad no tenemos, lo que sí es cierto es que tenemos mucho más poder que el que generalmente nos asignamos.  De hecho, muchos se condenan a sí mismos a una vida de mediocridad tan sólo porque los demás les etiquetaron de esa manera desde chicos… como le pasó a la autora de esta reflexión.
Necesitamos reconocer que Dios no hizo a nadie “promedio” ni “mediocre” ni “estándar”;  cada uno de nosotros fue creado "único", con su plan particular de parte de Dios para su vida.  Pero somos nosotros los que decidimos si vamos con la corriente o le creemos a Dios para grandes y mejores cosas.
Les animo a escoger sabiamente.  Que el Señor les continúe bendiciendo.

Vivir Por Ti - Santo Remedio - vídeo

Miles de páginas escritas hasta hoy

En un relato donde ha sucedido todo

sin comprender como llegué hasta ti
Y casi desvaneciéndome en tus ojos.
Te miro y lo vuelvo a intentar

Por mí Tú estás ahí, tiempo y

distancia han quedado atrás
Nuestro encuentro ha pintado el
aire, nada ni nadie lo pudo evitar
Somos dos héroes que cruzan los mares.

//Te miro y lo vuelvo a intentar

por mí Tú estás ahí//
Sí, Tú estás ahí y vivir junto a ti

es vivir otra vez

mirar que no conquistaré sólo el horizonte
Caminar junto a ti es volar otra vez
Saber que ha valido la pena vivir por ti
En el silencio de esta noche tibia
No puedo dejar de mirar tus ojos
Acercarme a tu oído y murmurar que
estaremos juntos a pesar de todo.



Hoy… Quiero Ser Un Vencedor

Al que venciere daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del Paraíso de Dios. Apocalipsis 2:7
Nadie puede volver la espalda en la batalla ni negarse a ir a la guerra santa. Si queremos reinar es forzoso pelear y proseguir luchando hasta vencer a nuestros enemigos; de lo contrario la promesa no es para nosotros ya que sólo pertenece "al que venciere".
Debemos vencer a los falsos profetas que se han introducido en el mundo y a todos los males que acompañan sus enseñanzas. Debemos vencer la cobardía de nuestro corazón y la tendencia a dejar nuestro primer amor. Leed todo lo que el Espíritu dice a la Iglesia de Éfeso.
Si por gracia obtenemos la victoria, y ésta la lograremos ciertamente si seguimos a nuestro Capitán victorioso, seremos admitidos en el mismo centro del paraíso de Dios, y nos será permitido pasar por delante del querubín con su espada de fuego y llegaremos al árbol por él guardado, de cuyo fruto quien comiere tendrá vida eterna.
De este modo escaparemos de la muerte que fue la sentencia lanzada contra el pecado y ganaremos la vida eterna, sello de la inocencia y coronamiento de principios inmortales de una santidad según Dios. Ven, alma mía, y esfuérzate. Huir del conflicto significa perder los gozos del nuevo y más excelente Edén. Pelear hasta vencer es andar con Dios en el Paraíso.
Hoy sé que estaré en batalla espiritual porque el enemigo de mi alma no quiere darse por vencido aunque ya fue vencido en la Cruz del Calvario. Hoy me pongo la Armadura de Dios y estaré listo en el frente de batalla porque quiero ser un vencedor.
Señor, En este día pelearé por lo que es justo y por la verdad.  Sé que en Cristo soy más que vencedor. Amén.

Un corazón correcto - devocional

“Pero Dios quitó a Saúl y lo reemplazó con David, un hombre de quien Dios dijo: “He encontrado en David, hijo de Isaí, a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga.”
Hechos 13:22 (Nueva Traducción Viviente).
David, un hombre conforme al corazón de Dios, nos muestra la manera en que debemos buscar agradar al Todopoderoso. A lo largo de su vida existieron buenos y malos tiempos, hubo abundancia y escasez, existieron períodos de autoridad y reinado así como de persecución y agonía. Pero en todo momento sólo hubo alguien que ocupaba el trono de su corazón: Dios. El anhelo de David era agradar a Dios en todas sus acciones, él conoció a Dios como pocos. Tanto fue así que tuvo el atrevimiento de montar un tabernáculo de adoración al Señor las 24 horas del día; esto implicó remover las secciones anteriores del tabernáculo de Moisés. David conoció el corazón de Dios como pocos, tanto que él supo que no recibiría castigo al comer de los panes consagrados a los sacerdotes; David tuvo hambre y Dios le dio pan de Su casa.
Existe aún un mayor ejemplo del corazón adecuado a Dios y es el de Jesucristo nuestro Señor. Diciendo frases como esta:
“Entonces Jesús explicó: —Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.” Juan 4:34 (Nueva Traducción Viviente).
Nuestro Señor era saciado por el Padre cuando hacía Su voluntad.  ¿Has sentido esa llenura que da el Padre cuando con gusto haces Su voluntad? Ésta es real e incomparable. Inténtalo.
Dentro de ti existe un corazón nuevo dado por Jesús, y con la ayuda del Espíritu Santo puedes hacer que día a día haga lo correcto ante Dios. Todas las cosas que hagas, hazlas para Dios, ponle en el primer lugar de tu vida y busca agradarle cada día. Si tú hicieres esto Él te llenará de gozo y le conocerás mejor.
Vivir la vida con un corazón correcto hacia Dios trae a tu vida alegría y reposo. Pues al buscar agradar al Padre en todo Él te saciará como nada ni nadie lo pueda hacer.

Haz de la voluntad del Padre tu mejor alimento y Él te recompensará con su abundante presencia.

Marcharé al frente de ti - Meditaciones, Reflexión - vídeo

“Marcharé al frente de ti, y allanaré las montañas; haré pedazos las puertas de bronce y cortaré los cerrojos de hierro.” Isaías 45:2 (Nueva Versión Internacional).
Si Dios llama a alguien para realizar una misión Él se encargará también de preparar todo para su consecución. Previamente el Todopoderoso abrirá puertas que solamente Él puede abrir, además de cerrar puertas del pasado que solo Él puede cerrar (Isaías 52:12). Si hubiera obstáculos tan grandes como montañas Él se encargaría de convertirlas en polvo. Llámese dicha montaña pecado, adicción, culpa, frustración, sueños rotos o enfermedad. Si Dios va delante de ti, Su presencia allanará tu camino. Solo hace falta tener un poco de fe.
Algunas bendiciones de parte de Dios están resguardadas en fortalezas, lugares difíciles de penetrar para una persona con sus propias fuerzas. Retos que parecerán inalcanzables o temores que nos han impedido avanzar en el pasado; no obstante Jesucristo ya derribó dichas fortalezas con Su sangre; y sólo hay que creerlo.
Cuando Dios da una palabra a Sus hijos Él espera que éstos le crean y avancen sin duda ni temor. Siendo que todo lo que separa al creyente de su bendición es él mismo, porque ni el diablo ni el pecado tienen poder sobre Él (Juan 8:36). Una vez que el creyente decide creerle de todo corazón a Dios y avanza sin reservas en Su voluntad, el miedo y la duda se disiparán como la neblina y el gozo será producido dentro del creyente.
Hubo ocasiones en mi vida en las que estuve cerca de conseguir grandes bendiciones de Dios, pero era detenido por puertas duras como de bronce y cerrojos de hierro; estuve desesperado al no obtener lo que en mi corazón sabía que Cristo ya me había dado. Hasta que comprendí que no se trataba de lo que yo podía hacer con mis méritos, con mis obras, con mi justicia, solamente era con mi fe en Jesús (Romanos 5:17) . En ese momento entendí que todo lo que tenía que hacer era avanzar creyendo que Dios iba delante de mí para dejar las puertas de bendición abiertas a mi paso. Y así sucedió, Dios me concedió lo que tanto anhelaba y mis luchas acabaron.
Cualquiera que sea esa montaña que se interpone entre tú y tu bendición, cualquier puerta que en el pasado ha estado cerrada resguardando lo que te pertenece, cualquier cerrojo de hierro que impidió que en el pasado recibieras mayor santidad, libertad en el Espíritu de Dios, salud, sueños o anhelos de tu corazón, en fin todo lo que te ha separado de tu bendición, es insignificante ante el poder de Cristo. Él ya te dio la victoria, solo créelo.
Si hoy has creído que el Señor va delante de ti, haz conmigo esta oración:

“Señor Jesús hoy entiendo que eres Tú quien se encarga de darme la victoria y dejar abiertas las puertas de la bendición a mi paso. Ayúdame por favor a avanzar con firmeza en tu voluntad. Disipa con tu poder mis temores y dudas. Hoy entiendo que estoy revestido con la sangre de Cristo que me da autoridad sobre cualquier obstáculo. Hoy recibo por gracia todas las bendiciones que has reservado para mí, oro por esto en el nombre de Jesús, Amén. “