miércoles, 26 de septiembre de 2012

Él Me Atraerá Y Me Hablará - Devocional - vídeo

Yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Oseas 2:14.
Nuestro benigno Dios, viendo cuántos atractivos tiene para nosotros el pecado, ha querido, para llevarnos a Él, ejercer sobre nosotros el más poderoso atractivo de su amor. ¿No recordamos aún cómo nos atrajo el mejor amigo de nuestras almas para arrancarnos de los encantos del mundo? Esto mismo está dispuesto a hacer cuantas veces sea necesario para sacarnos de las redes del pecado.
Dios promete, con el fin de ejercer una acción más eficaz con nosotros, llevarnos a un lugar apartado, que no es precisamente un paraíso sino un desierto, porque allí nada habrá que pueda estorbar nuestra atención por las cosas de Dios. En el desierto de la aflicción la presencia de Dios es nuestro mayor bien; allí juzgamos su compañía mucho más apreciada que la de nuestros amigos cuando estábamos sentados bajo nuestra vid y nuestra higuera. 
La soledad y la aflicción sirven para acercarnos a nuestro Padre mucho mejor que cualquier otro medio. Cuando de este modo somos apartados y llevados a Él, el Señor puede decirnos muchas cosas excelentes para nuestro consuelo. ¡Ojalá pudiéramos saber por experiencia cuán grande es el valor de esta promesa! Atraídos por su amor, separados por la prueba y consolados por el Espíritu de verdad, conoceremos al Señor y cantaremos con gozo sus alabanzas.
Hoy..Quiero ser atraído por Él al desierto para escuchar su voz allí.
Señor, Gracias por atraerme con tu amor y bondad y sostenerme con tu brazo fuerte. Amén.

El Don De Los Problemas - Crisis

Cuando estamos atascados o frustrados a nadie le gustan los problemas.  Pero los problemas son fuente de riqueza, fama, poder, progreso y la mayoría de las cosas buenas de la vida.  Sin problemas me temo que todavía viviríamos en cavernas.  ¡Gracias a Dios por el don de los problemas!
¿Creo realmente en eso?  ¡Así es!  Pero, ¿me siento de esa manera todo el tiempo?  No.  ¡Hallo especialmente difícil de apreciar los problemas cuando soy yo quien los tiene!
Pero la verdad es que la mayoría de nosotros se gana la vida resolviendo los problemas de otros.  En ese sentido, aunque me frustren mis propios problemas, ¡estoy extremadamente agradecido de que otras personas tengan problemas que yo puedo resolver!
 Crisis Problemas
Tuvimos un problemita con el coche de María esta semana.  El espejo lateral del lado del pasajero fue golpeado, y como tiene un control eléctrico no había manera de que lo pudiera reparar yo mismo. Teníamos un problema. Y como yo no estaba programado para arreglarlo y no quería ser molestado ese día en particular, me molestó.
¡Pero noté que el tipo en el taller lo vio de manera muy diferente!  Resultó que, con su conocimiento, experiencia y herramientas, él no tuvo problemas en absoluto.  Para él, fue una manera fácil de ganarse un par de cientos de euros.  ¡Qué delicia!  ¡Qué afortunado!
En una economía diversificada los problemas hacen que el mundo gire.  Cuando tengo un problema con mi coche el mecánico hace dinero.  Cuando tengo un problema con mi ordenador, el técnico hace dinero.  Cuando mis clientes quieren hacer crecer sus negocios, enriquecer sus vidas o tienen dificultades alcanzando sus metas más importantes, recibo una llamada.  ¡Gracias a Dios por los problemas!
La verdad es que si queremos hacer más dinero, necesitamos (sí, necesitamos) aprender a resolver más y más grandes problemas para más gente. La gente paga para que le resuelvan sus problemas.
Es fácil de comprender cuando el problema es también una crisis. En una emergencia queremos que el médico detenga el dolor. Cuando fallan, queremos nuestros coches arreglados. Cuando viajamos y necesitamos alimento y alojamiento por la noche, alegremente le pagamos a alguien para que nos ayude; esos problemas son obvios. Pero cuando compramos entretenimiento o muebles para nuestros hogares o algún libro para leer en vacaciones, estos son también problemas por los que le pagamos a alguien para resolverlos.
Ya sea que nuestro cliente sea una persona a la que llamamos “jefe”, o miles de personas que vienen a nuestro restaurante diariamente, todos tienen problemas que resolver.  Si queremos que nos paguen más, deberemos hallar maneras ya sea de resolver el mismo problema para más gente o aprender a resolver problemas más grandes y complejos.  Nuestro ingreso es siempre un reflejo preciso del valor que los clientes colocan en los problemas que les resolvemos.
¡Gracias a Dios por los problemas!
Y como un bono extra, consideremos los sorprendentes dones que los problemas nos dan, ¡sin coste alguno!  Los problemas nos desafían, nos hacen pensar, nos hacen ser creativos.  Nos enseñan cosas y nos fuerzan a colaborar con gente muy inteligente y aprender de ellos.  Algunas veces pienso acerca de los problemas que son como un don de Dios a la raza humana.
Cuando estamos totalmente relajados y cómodos tomando el sol, sin problema de ninguna clase, es poco probable que nos sintamos motivados; a veces, ¡hasta nos dormimos!  Sin problemas hacemos muy poco; no inventamos nada y construimos poco de valor perdurable. Sólo cuando tenemos hambre, estamos frustrados, preocupados o desafiados por un problema es cuando nos levantamos, reunimos nuestros recursos y nos ponemos a trabajar.  Los problemas (y sus soluciones) han creado el mundo que disfrutamos diariamente.
Así que ¿disfruto en realidad los problemas?  Bueno, no siempre.  Como la mayoría de la gente, me frustro o molesto por problemas inesperados.  Pero sí los veo como oportunidades para aprender de nuevas experiencias, para crecer y, en algunos casos, ¡para enriquecernos!  Los problemas nos dan una oportunidad de conocer gente con experiencias que no tenemos, o de extender nuestra red y aprender de gente con pruebas periciales en áreas que no podemos manejar nosotros mismos.
Creo que fue W. Clement Stone quien observó que: “Cada problema lleva consigo mismo una oportunidad aún mayor”; creo que estaba en lo correcto.  Examinemos cada problema buscando el oro que yace en él.  Los problemas nos hacen más fuertes, nos enseñan cosas y, con el tiempo, nos hacen ricos!
Phil Humbert
Este pensamiento nos ofrece una perspectiva original y sumamente interesante sobre los problemas que hemos aprendido a temer y a rechazar.  Lo cierto es que el autor de la reflexión pone el dedo en la llaga al afirmar que son precisamente ellos los que sirven de motivación para el progreso de la humanidad tanto a nivel individual como grupal.  ¿Estaremos amargándonos por algún o algunos problemas que afrontamos actualmente?  Tal vez es el momento de comenzar a ver el “lado amable”  de ese problema.  Pero entiendo que a veces la naturaleza de la crisis nos impide desarrollar una mejor perspectiva.  Si ese es el caso, ¿por qué no aprovechar este fin de semana para acercarnos al Salvador y, congregándonos con tantos otros que le reconocen como Señor, le permitimos darnos una visión renovada de nuestras circunstancias y futuro? 

El Autobús a Ninguna Parte - reflexión - vídeo

Mientras estaba sentado en un banco en la parada del autobús intentando determinar dónde iba a ir, escuché a un hombre preguntarle a la cajera por un boleto a ningún lado.
Simulando parecer un poco confundido, al pasar junto al hombre de al lado decidí detenerle y preguntarle: “Señor, no pretendo inmiscuirme pero… ¿le escuché pedirle a la cajera un boleto a ningún lado?”
El hombre se volvió hacia mí y contestó: “Sí, y es allí donde este boleto me llevará y, sin embargo, lo estoy pensando dos veces”.
Entonces le pregunté al hombre: “¿Por qué lo está pensando dos veces?”
Él contestó: “Aquí estoy ahora, en un lugar donde estoy acostumbrado a todo lo que me rodea, conozco a mucha gente, tengo muchos amigos, usted sabe, todas las cosas que nos hacen sentir cómodo en la vida.
Una vez que me suba a este autobús todo aquello se habrá ido.  No sé si me gustará donde vaya a parar, ni sé si será mejor o peor que aquí".
Le agradecí al hombre su respuesta y le estreché la mano.
Al acercarme a la ventanilla comencé a preguntarme si este era el boleto que compraría.  Parado frente a la cajera mirando el tablero de salidas sentí un golpecito en mi hombro.  Cuando me di la vuelta vi al caballero con quien había estado conversando momentos antes.
Me dijo: “No tengo ni idea de dónde planea ir, pero si es el mismo lugar adonde yo estaba planeando ir tenga este boleto”.
Así que le pregunté al hombre: “¿Qué le hizo cambiar de idea?”
Contestó: “No puedo manejar el no saber dónde pudiera llegar o cuán lejos pudiera llegar, así que aquí me voy a quedar a pesar de todo lo que está mal en este lugar.  Así que, si quiere este boleto, es suyo”.
El hombre me entregó el boleto y se dio la vuelta antes de que pudiese agradecérselo.
Sentado, esperando por este autobús, comencé a pensar en todo lo que este hombre había dicho.  Entonces comencé a preguntarme si estaba listo para subirme a ese autobús yo mismo.  ¿Qué haré?  ¿Qué habrá allá?  ¿Cuán malo será allá?  ¿Cuán bueno será allá?
Antes de que me diese cuenta un hombre habló por el altavoz y dijo: “Ahora estamos abordando el autobús a ningún lado.  Todos los pasajeros, por favor, diríjanse a la puerta #1”.
Me levanté de mi asiento y comencé a caminar por el corredor hacia la puerta #1.  A mitad de camino, miré hacia atrás para ver cuántos se iban en ese autobús.  No vi a nadie.
Le entregué al conductor mi boleto y le pregunté: “Señor, ¿cuántos van en este autobús?”
Él contestó: “Hoy, solo usted… nadie más”.
Así que le pregunté: “¿Toman muchos este autobús?”
Él contestó: “Muchos han comprado boletos pero la mayoría nunca aparecen.  Y si lo hacen, sólo llegan hasta aquí”.
Un poquito asombrado le pregunté: “¿A qué atribuye usted esto?”
Él contestó: “Hijo, he conducido este autobús durante muchos años, nunca ví dos días iguales, conduje millones de millas, sólo para ver... nada.  Creo que muchos de nosotros estamos perdidos y nos parece que el único lugar al que debiéramos ir es a algún lado.  Así que la gente viene, compra un boleto a ningún lado, pensando, esperando que les llevará a algún lado.
Aquellos que se han subido nunca más les he vuelto a ver; sin embargo, aquellos que no lo han hecho han vuelto a este mismo punto, a esta misma puerta, una y otra vez.  
Habiendo dicho esto, este autobús va a partir.  ¿Deberé romper este boleto?  ¿Me estará acompañando?
Le entregué al hombre mi maleta y me subí a un autobús dirigido a… ¡a algún lado! ¡A Dios!
Dan Harris 
Mucha gente anda por la vida queriéndose subir a un autobús (o tal vez a un coche, a un tren o avión) que les lleve a algún lado mejor que en el que ahora viven, descubriendo en el camino que más bien se dirigen a “ningún lado”.  No podemos huir todo el tiempo de la realidad, sólo nos queda afrontarla.
Recuerdo una vez que una amiga me confió que quería cambiar de empleo porque su jefe y compañeros no constituían el mejor equipo con el que se podía trabajar,. En aquella ocasión le contesté lo que le he planteado a tantos otros a lo largo de mi vida: “Dios nos ha colocado en el lugar preciso para influir (ser sal y luz) y evitar que el enemigo de nuestras almas se salga con la suya”.  Tal vez parezca que somos muy pocos y que tenemos muy poca fuerza, ¡pero resulta increíble el poder lumínico de una vela en una habitación totalmente a oscuras!
No se suba al autobús a ningún lado, más bien busque dirección de Dios para cumplir con Sus propósitos de este lado del cielo.  ¿Le falta guía en cuanto a esto?


El verdadero problema con la tentación - Reflexiones

A veces creemos que somos incapaces de decir NO al pecado constante o que tenemos un enorme problema para decir NO en el momento preciso.
¿Les ha pasado que a veces terminan diciendo SÍ a lo que con cabeza fría hubieran dicho NO? Y es que es obvio que cuando comenzamos a permitir que la tentación se apodere de nuestra atención lo más fácil siempre es decir SÍ, aunque realmente quisiéramos decir NO.
El verdadero problema no radica en tu decisión de decir SÍ o en tu decisión de decir NO; el verdadero problema radica en lo que antecede a tu decisión del SÍ o el NO.
Por ejemplo: Si una de  tus debilidades es la pornografía y te pasas mucho tiempo sin hacer nada productivo en el ordenador o en cualquier otro dispositivo con acceso a internet, y estás solo sin personas que te interrumpan, es obvio que tarde o temprano serás tentado a ver esas imágenes o vídeos que en un principio no quisieras ver. Tu problema no era que cuando te dieron ganas de ver esas imágenes o vídeo no pudiste decir NO; tu problema fue que dedicaste mucho tiempo innecesario a estar en ese dispositivo con acceso a internet.
Otro ejemplo: Si tu debilidad son las mujeres y mantienes sin necesidad demasiada comunicación con alguna de ellas que te atrae, entonces lo más obvio es que tarde o temprano serás tentado a decirle algo, a hablar con doble sentido o a proponerle cosas. Tu problema no era que no pudieras decir que NO cuando alguna de ellas te dio un sí, sino que tu problema fue que provocaste el hecho y te fue muy difícil negarte cuando desde un principio lo provocaste.
Otro ejemplo: Si tu debilidad es el sexo y de pronto mantienes conversaciones con doble sentido con otras personas, y de broma en broma llegan a un común acuerdo para verse y pecar, lo más obvio es que a la hora de decir que NO o de negarte a ti mismo, no podrás; no porque no tengas la capacidad, sino porque provocaste todo de tal manera que te fue aún más difícil decir que NO.
Otro ejemplo: Si tu debilidad es tu carácter porque sueles reaccionar de forma inadecuada, entonces lo que tienes que hacer es callar y pensar antes de reaccionar. Pero si reaccionas cuando ni siquiera han terminado de explicarte, entonces es obvio que dirás cosas orientado por el enojo del momento, aunque después con cabeza fría te sientas mal por lo que dijiste, que bien lo hubieras podido evitar pero que no lo hiciste porque sólo accionaste y no callaste ni pensaste.
Otro ejemplo: Si tu debilidad son los celos desmedidos y sin fundamento, tu problema no es que suelas actuar de forma inadecuada contra esa persona que dices amar. Tu problema es que antes no has confiado y te sientes inseguro de esa persona que te ha dicho que te ama. Tu problema no es que mal interpretaras las cosas o que leyeras algo que no te gustó o vieras algo que no te terminó de parecer bien, sino que tu problema es la falta de seguridad en ti mismo sobre el amor que la otra persona te dice tener.
Pudiera citar muchos más ejemplos, pero mi intención es nada más hacerte ver que el problema no radica en la ultima decisión del SÍ o el NO. No radica en la decisión de hacer o no hacer, sino en lo que antecede a esa decisión.
El problema de Eva en el Jardín del Edén no fue que decidió comer del fruto que Dios le había prohibido comer; su problema fue que escuchó a la serpiente decirle mentiras y le creyó. Si ella no hubiese prestado atención a la serpiente seguramente no se hubiera sentido tentada a tomar y comer del fruto que les habían prohibido.
¿Entonces qué debemos hacer? Cada uno de nosotros nos conocemos muy bien, sabemos qué cosas nos hacen débiles, sabemos qué cosas pueden provocar que caigamos o qué cosas hacen que seamos más sensibles a accionar, y por ello como dice la Palabra: “…ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.” Romanos 12:3 (Nueva Traducción Viviente).
A veces creemos que esta vez seremos fuertes para no caer y estamos jugando con fuego, creyendo que “ya lo superamos” o que “lo vamos a superar”; pero Dios no necesita que le demuestres que puede superarlo enfrentándote a esa tentación. Al contrario; su Palabra nos motiva a huir de la tentación: “Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio.” 2 Timoteo 2:22 (Nueva Versión Internacional).
Tu problema no es que no puedas decir que NO a la tentación, tu problema son las cosas que te están provocando el hecho de decidirte por el  SÍ o el NO hacia esa tentación.
Reflexiona bien sobre qué cosas haces, cómo actúas, qué es lo que estás provocando, cómo comienza todo y EVITA LO QUE ANTECEDE a ese pecado. No en tu decisión del SÍ o el NO, sino en todo lo que sucede antes de llegar a esa decisión, pues así te ahorrarás mucha frustración y Dios estará muy contento de ver tu deseo de ser fiel a Él.
El verdadero problema está en todo lo que sucede antes de llegar a la decisión del SÍ y el NO, y si puedes evitarlo considérate un vencedor en ese área de tu vida que tanto dolor de cabeza y frustraciones te ha causado.
Oremos como el Salmista:

“SEÑOR, enséñame el camino de tus mandatos,

y yo lo seguiré hasta el fin.

Dame entendimiento para obedecer tus enseñanzas,

y de todo corazón yo las cumpliré.

Guíame por el camino de tus mandamientos,

porque en él me encuentro a gusto.

Pon en mí el deseo de cumplir con tus requisitos

y no el de satisfacer mis deseos egoístas.”

Salmos 119:33-36 (Palabra de Dios para Todos)

¡SI ERES SINCERO Y DETECTAS EL VERDADERO PROBLEMA, ENTONCES: VE Y ACTÚA!


Incontenible amor - En espíritu y en verdad - vídeo



                                                                                                                                             En la oscuridad

                                                                                                   Brillas en majestad

En tus manos está

El tiempo y la eternidad
Incontenible es tu amor



Tú eres quien nos salvó
Quien nos resucitó
Y tú nos guiarás

Con tu gracia y tu bondad

Yo sé que bueno eres Tú





Fuerte más que la muerte es tu amor
Tú eres autor de eterna salvación


Tu amor es tan grande


Es fuego que consume
Y no hay nada que nos pueda separar


En mi debilidad Tú permaneces fiel

Tú eres desde el principio y Tú eres en el final

Quien es, quien fue y quien vendrá

Fuerte más que la muerte es tu amor
Tú eres autor de eterna salvación

Tu amor es tan grande
Es fuego que consume
Y no hay nada que nos pueda separar


Tu amor es suficiente
Y tu perdón infinito
Jesús, Jesús incontenible es tu amor


Tu amor es suficiente

Y tu perdón infinito
Jesús, Jesús incontenible es tu amor


Jesús, Jesús incontenible es tu amor