domingo, 16 de septiembre de 2012

Las etapas del conocimiento de Dios - devocional


“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
1 Juan 2: 3-4
Este es un tema muy interesante pues estoy segura  de que todos tenemos en nuestro corazón el anhelo de conocer cada día mejor a Dios, de relacionarnos mejor con Él y de acercarnos más, para estar seguros de que Él escucha nuestras oraciones y recibir con agrado la consecución de sus promesas y ver realizados los deseos de nuestro corazón; y para poder explicar de una manera más sencilla este tema, me gustaría tomar como ejemplo las etapas del noviazgo.
Existe una primera fase previa al conocimiento profundo del novio, novia, y es algo que todos, es de esperar, conocemos; es algo que flota en el ambiente y que no se puede definir, está en la atmosfera y brilla en nuestro rostro como una luz; hay atracción, hay curiosidad, nos sentimos felices, nos agrada esa persona, queremos saber todo de ella y nos vamos acercando poco a poco para obtener más información, como su nombre, su familia, su historia, sus gustos, educación, cultura, etc. Si esta introducción en nuestra vida de un personaje nuevo resulta positiva y es mutuo el interés, entonces es el inicio de una linda e indefinida relación que va a afectar a nuestra vida y al futuro de nuestra familia.
La vida espiritual es igual; yo recuerdo antes de conocer a Jesús, a quien no me interesaba conocer y por tanto no le buscaba, que con frecuencia pensaba en Él; de alguna manera venían pensamientos acerca de Él a mi mente; otras veces conocía Su palabra y me sentía muy atraída por Su persona y personalidad aunque andaba en otros caminos, hasta que un día, de pronto, me encontré yendo a visitar a una enferma en un hospital y todos mis pensamientos y mi ser, involuntariamente, estaban centrados en Jesús, El Cristo. Y sin que yo lo pidiera (bueno, no exactamente así), ese mismo día conocí al Mesías y Su amor, y al día siguiente ya había contactado a una amiga que sabía que era cristiana para que me hablara de Él. Fue amor a primera vista, estaba ya enamorada y comprometida con Él y con todo lo que tuviera que ver con Su persona; quise saber quién era, saber todo sobre el pueblo judío (hasta ese momento, para mí, completos extra-terrestres). Quise saber su historia, su muerte, las razones de su sacrificio y su resurrección; sacaba vídeos en la Universidad de Discovery Channel acerca de historias de personajes del nuevo testamento, y recuerdo que me identifiqué inmediatamente con el apóstol Pablo, con Pedro y con el libro de Isaías que parecía haber sido escrito exclusivamente para mí. Y en mi corazón ardía el deseo de llegar algún día a ser como ellos y Dios me hablaba y hasta me cambió mi nombre de pila.
Dios me había estado hablando y buscando desde siempre, pero yo no le prestaba atención porque yo practicaba yoga y tenía un maestro oriental, a punto de morir, y me parecía que eso era suficiente para mí, hasta que mi vida entré en una etapa de verdadera crisis y comencé a clamarle a Dios (desconocido aún) por un camino por donde yo pudiera llegar a Él. Yo no lo sabía, pero Él sí, y Él trajo a mi vida el único camino que podía conducirme a Él: Jesucristo. Y es aquí donde comienzan las etapas del Noviazgo y de la vida cristiana:
1º. Noviazgo – Una etapa de mutuo conocimiento, aunque tratándose de Él nos lleva ventaja, porque nos conoce desde antes de que nos formara en el vientre de nuestra madre; pero nosotros tenemos mucho que aprender y lo hacemos, gracias Dios, a través de Su Palabra, La Biblia, Los Pastores y el testimonio de otros cristianos. Somos como bebés espirituales y en esta primera etapa estamos adquiriendo conocimiento de Dios, en gran medida, solo a nivel intelectual, con nuestra mente consciente y reemplazando algunos contenidos erróneos que teníamos antes acerca de la vida espiritual. Por su parte Dios nos está tratando con mano suave, paciencia y mucho amor, pues sabe que somos como cabritos salvajes a los que hay que domesticar y enseñar y, al igual que el noviazgo, esta es una etapa de color de rosa, una verdadera luna de miel con el novio y con El Señor.
2º. Compromiso. Ya en esta etapa tenemos que saber, estar seguros de, que queremos pasar el resto de nuestra vida con esa persona, con Él. Entonces nos ponemos más serios y nos sentimos más comprometidos con las cosas del Señor; ya hemos experimentado Su amor y Su misericordia, Su poder, Su brazo fuerte y no queremos por nada del mundo separarnos de Él; entonces nos comenzamos a volver obedientes, a tratar de hacer todo lo que nos diga en La Biblia, lo que nos aconsejen los pastores, nos bautizamos, nos queremos casar por la Iglesia (para toda la vida), etc. Y esta etapa del conocimiento de Dios es una etapa donde conocemos a Dios a través de Su Palabra y comenzamos a ganar un poquito de confianza, a tener más fe, a esperar en Él, etc. Pero sigue siendo un conocimiento intelectual con muchos visos de emocional y algunos destellos de luz, de Su gloria, de intuición y del poder de Su Espíritu.
3º. Matrimonio. Esta es ya la etapa definitiva; no significa la más feliz, ni la más prospera, sino la más importante, porque nos casamos (hacemos un juramento mutuo) no para ser felices (aunque eso llega en el momento en que tiene que llegar), sino para “Santificarnos”, para que los contrayentes se santifiquen, se purifiquen de su suciedad, se cuiden mutuamente y crezcan en el amor de la familia y del conocimiento de Dios. Las pruebas no cesan y los azotes de Dios no se hacen esperar y hasta podemos creer por un momento que nos equivocamos de religión, sin embargo no es así; en esta etapa, al ser la más importante y con base en los conocimientos previos que hemos adquirido de Dios, ya tenemos que empezar a utilizar nuestros órganos espirituales (ojos, oídos, corazón, intuición, revelación, discernimiento) para conocer a Dios, ya no solamente desde un punto de vista intelectual, sino desde el espíritu; siendo completamente obedientes a Su Palabra y sensibles a la voz de Su Espíritu.
Es la etapa de la convivencia, y es ahora cuando verdaderamente vamos a conocer a Dios, quién es Él, quien vive en mí, Su Poder y la diestra de Su justicia, porque es Él en persona, a través del poder de Su Espíritu, quien está y va a obrar en nuestra vida, para que nosotros le conozcamos plenamente y seamos verdaderamente testigos de Él; este conocimiento de Dios es más profundo y va más allá del conocimiento intelectual y del conocimiento de Dios a través de La Biblia; conocemos a Dios a través de Su obrar en nuestra vida si vivimos una vida donde todo lo rendimos a sus pies; Él tomará el control de todas nuestras circunstancias y no habrá nada, absolutamente nada, que nos suceda que no sepamos que es por Su voluntad.
Para crecer en el conocimiento de Dios en esta etapa, debemos saber que existe sólo una forma: conocer a Dios a través de la relación que tenemos con Él cada día; es a través de esa conexión, de esa retroalimentación, de ver con nuestros propios ojos, y reconocer que absolutamente todo se mueve en esta tierra bajo Su voluntad, y que existen dos maneras de conocerle más, de tener tratos con Él, de hablar con Él y vivir bajo Su perfecta Voluntad, que son: conocer a Dios a través de la Oración y a través de Su perfecta Voluntad. 

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios”.

1 Corintios 2:11

Hefzi-ba Palomino

Algo Grande Viene Para Ti - reflexiones con vídeo

Extiende tus manos para recibir lo que ha de venir

Escucha el llamado que algo se acerca lo puedes sentir
Una palabra arde fuerte en ti desafiándote
A ensanchar tu lugar porque pronto crecerás.

Algo grande viene para ti has creído fielmente y vas a recibir

La victoria que ha de venir nada te impedirá levantarte volar
Más allá Y tomar el lugar donde Dios te pondrá y verás que es
Realidad si Dios prometió El lo hará
Algo grande vendrá.

Observa este tiempo es cuando más fuerte

Dios quiere obrar El está buscando
Gente que anhele al mundo impactar
Esa palabra arde fuerte en ti desafiándote
a ensanchar tu lugar porque pronto crecerás crecerás

Algo grande viene para ti has creído fielmente

Y vas a recibir La victoria que ha de venir
Nada te impedirá levantarte volar mas allá
Y tomar el lugar donde Dios te pondrá y veras
que es realidad si Dios prometió El lo hará
Algo grande vendrá.


Dios no existe, Dios es - devocional

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: Cuál es su nombre, ¿Qué les responderé?
Éxodo 3:13
Existe un movimiento y una tendencia en el mundo que se propone negar a Dios proclamando que “Dios no Existe”, pero lo curioso y paradójico de esta sentencia es que es verdad. Dios no existe, porque lo que existe está sujeto al tiempo, tiene un principio y un final, y realmente la naturaleza de Dios es eterna, no está sujeta al tiempo en los parámetros que conocemos, ni tiene un principio o un fin, y esto lo podemos constatar en la singular respuesta que Dios le dio a Moisés:

“Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros” Éxodo 3:14
Cinco mil años después, cuando Dios envió a su amado Hijo, vemos la afirmación de esta verdad eterna, cuando Jesús reafirmó su Ministerio. Veamos algunos ejemplos:
  • Jesús, a pesar de que tuvo una infancia como todos nosotros, su origen, la forma en que fue concebido, fue completamente sobrenatural, y después de su muerte física, resucitó al tercer día demostrando así su poder sobre la vida, el principio y el fin de la existencia y dejándonos como legado la esperanza de que existe realmente vida después de la vida que conocemos.
  • Jesús le dijo a Nicodemo (Jn 3:5) que para poder acceder a esa vida eterna, era necesario nacer de nuevo del agua y del Espíritu, porque la carne viene de la tierra y a la tierra vuelve, pero lo nacido del Espíritu, espíritu es y es eterno.
  • “Porque de tal manera amó Dios al Mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn.3:16). Dios nos dio a su Hijo, pero ese Jesús ya era desde la creación del mundo y por Él todas las cosas fueron creadas y existen.
  • Jesús es: el Agua de Vida. El que bebe esa agua de vida, saciará su sed.
  • Jesús es: La luz de este mundo. El que anda bajo su luz nunca estará en tinieblas.
  • Jesús es: El Camino, La Verdad y La Vida. El que ande en este camino, nunca estará perdido, ni confundido, ni solo y vivirá para siempre.
  • Jesús es: Pan de Vida. El que come su pan (su cuerpo, molido por nuestros pecados) y bebe su vino (símbolo de su sangre derramada para nuestra redención), en otras palabras, quien participa de su Santa Cena tiene esperanza y espera su segunda venida.
  • Jesús es: El Médico de médicos. En sus llagas fuimos todos sanados.
  • Jesús es: Rey de Reyes y Señor de Señores. Está por encima de todos los gobiernos, príncipes y reyes de esta tierra y Su Reinado no tiene fin.
  • Jesús es: Nuestro amigo verdadero. Pues es el único amigo que entregó hasta la última gota de su sangre por nosotros; nunca nos traicionará, no busca ventaja y su amor es sincero e inconmensurable pues no se puede medir.
  • Jesús es: El Mesías; El Santo de Israel. El prometido y deseado por todas las naciones.
  • Jesús es: Príncipe de Paz. Y su paz, no es como la paz del mundo, pues está impresa en nuestro corazón y en nuestra mente y es duradera.
  • Jesús es: La máxima autoridad y Dios Padre, sujeto todo a sus pies.
  • Jesús es: Amor. (Sin comentarios)
  • Jesús es: Profeta de profetas. Lo que está escrito sobre Él se ha cumplido y aún se cumplirá en lo que falta por venir.
  • Jesús es: La Resurrección y la vida. El que cree en Él, aunque esté muerto, vivirá.
  • Jesús es: El ungido, el escogido, es el que es. El único y verdadero Dios hecho hombre, para reconciliar al hombre con Dios.
  • Jesús es: El único mediador entre Dios y los hombres. Nadie puede llegar a Dios, si no es a través de Jesús.
¿Y cómo nos afecta esta Divina Presencia a nosotros?
  • A través del Espíritu, viviendo al abrigo del Altísimo, llevando vidas espirituales, vidas santas, vidas perfectas; más allá del cuerpo o la carne; más allá del alma, del intelecto, de las emociones y la personalidad; más allá de del atrio y del lugar santo; en el lugar Santísimo, en las profundidades de nuestro interior; en las regiones del Espíritu puro de Dios, de donde proviene la vida, nuestro ser y todo lo creado.
  • Declarando Palabra de Verdad y profetizando sobre nuestra vida:
      • Yo soy, un@ hij@ de Dios.
      • Yo soy Templo del Dios Viviente.
      • Yo soy lo que Jesús quiera que sea.
      • Yo soy victorios@ porque Jesús es Victorioso.
      • Yo soy manifestación de la Divina Presencia.

    “Unos decían: Él es; y otros: A Él se parece. Él decía: Yo soy”

    Juan 9:9 (Reina-Valera 1960)
    Hefzi-ba Palomino

    Encerrado En Sus Propios Límites - Crecimiento Personal - vídeo

    “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”. Ludwig Wittgenstein (1889-1951) Filósofo Británico, de origen Austriaco.
    Los límites son necesarios en la vida. Sin límites no hay seguridad y se pierde la responsabilidad. Encontramos límites en todas las áreas de la vida. Sin embargo, cuando llegamos al terreno del Reino de Dios, aunque allí también existen límites, a veces Dios nos desafía a ir unos cuantos pasos más allá de los límites para entrar en la dimensión de lo desconocido para nosotros pero en lo conocido por Dios.
    La Biblia nos habla de un día cuando un joven que le encantaba vivir dentro de los límites se acercó a Jesús pero, después de una ligera pero profunda conversación, dio media vuelta y volvió a su "cajón" por temor a lo desconocido. Veamos el pasaje en la versión Biblia De Las Américas.
    “Y he aquí se le acercó uno y dijo: Maestro, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?
Y El le dijo: ¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Sólo Uno es bueno; pero si deseas entrar en la vida, guarda los mandamientos. Él le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús respondió: No matarás; no cometerás adulterio, no hurtarás; no dirás falso testimonio, 
honra a tu padre y a tu madre; y amarás a tu prójimo como a ti mismo. 
El joven le dijo: Todo esto lo he guardado; ¿qué me falta todavía? 
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven y sígueme. 
Pero al oír el joven estas palabras se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.  Mateo 19:16-22.
    En esta entrevista entre el joven rico y Jesús encontramos un muchacho que había vivido cómodamente entre los límites conocidos. Había guardado todos los mandamientos y por ello se sentía orgulloso, cómodo y realizado aunque sentía que le hacía falta algo.
    Por eso cuando el Señor le dijo. ¿conoces los mandamientos?, él levantó su cabeza con aire de orgullo y satisfacción y dijo: “Todo eso lo he guardado desde mi juventud”. En otras palabras, todo gira en torno a vivir dentro de los límites; quiero decirte que tengo el examen aprobado. He vivido dentro de los límites.
    “La música es una cosa amplia, sin límites, sin fronteras, sin banderas”. León Gieco (1951-?) Cantautor argentino.
    Sin embargo el Señor le dice: “Una cosa te falta”. Ya que has vivido dentro de los límites, te falta salirte ahora de los límites y hacer lo que nunca has hecho. Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme”.
    Esas palabras sacudieron a este hombre. Jesús le estaba pidiendo ir más allá de los límites, hacer lo que nunca había hecho, decir lo que nunca había dicho e ir donde nunca había ido.
    La Palabra nos muestra que se fue triste porque era dueño de muchos bienes y él no quería salirse de los límites.
    Amados, el reino de Dios tiene sus límites, pero a veces los límites se extienden más allá de nuestra perspectiva y es entonces cuando Jesús nos dice: vamos más allá de lo que conoces y hagamos lo que nunca has hecho.
    “La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible”. Arthur C. Clarke (1917-?) Escritor inglés de ciencia ficción.
    ¡Cuántos hombres y mujeres ricos como el del Nuevo Testamento se van tristes!. Quizás no son ricos en posesiones, pero ricos en ideas, en planes, en sueños, en proyecciones, pero pobres en desafíos.
    No se atreven a ir más allá de donde están cuando Dios les desafía porque se encuentran encerrados en medio de siete limites que Dios quiere que sobrepases.
    Examinemos estos siete límites:
    1. El Límite del Deber. Somos buenos para mantenernos en el campo del deber ya sea en la familia, trabajo o religión. Aún en nuestra relación con Dios hacemos de la oración y la lectura de la Palabra un deber. Hay momentos en que Dios nos dice: deja a un lado el deber y ahora hagámoslo por amor. Hay una gran diferencia entre el deber y el amor. Este joven cumplía los mandamientos por deber, pero le faltaba poner el amor allí y por eso se fue triste y perdió la oportunidad de volar en otras dimensiones. No dejes que el Deber te limite, agrégale amor al deber y los límites se ampliarán. “El amor al prójimo no conoce límites ideológicos ni confesionales”. Martin Niemoeller (1892-1984) Pastor protestante alemán.
    2. El Límite de lo Conocido. Nos gusta lo conocido. No queremos ir a lo desconocido. Este joven nunca había vendido sus bienes ni había, sin duda alguna, estado cerca de los pobres. Por eso se detuvo en este límite. En el Reino de Dios a veces Dios nos sorprende, nos llama o nos envía a lo desconocido y eso se torna en una tremenda aventura. No dejes que lo desconocido te retenga. Hay un mundo nuevo esperando fuera de ti para explorar con el Espíritu Santo.
    3. El Límite De Los Prejuicios. Este joven tenía muchos prejuicios como un buen judío de esa época. No miraba bien a los samaritanos o publicanos. Había aprendido a mirar por encima de las cabezas de los demás. Como un hombre con muchas riquezas tenía prejuicios con los pobres. Todos nosotros tenemos prejuicios hacía la gente, lugares, o en nosotros mismos, creyendo que no podemos o no sabemos o no lo lograremos. Jesús sabe comprobar nuestros prejuicios.
    4. El Límite de la Culpa. Sin duda, este joven, aunque decía que había guardado todos los mandamientos, en lo profundo de su alma sentía culpa porque en algún momento había quebrantado alguno de ellos como todo ser humano. Culpa es lo que ha detenido a muchos a no ir más allá de su geografía personal. El enemigo de sus almas les ha mantenido acorralados en la esquina del cuadrilátero lanzando golpe tras golpe por las caídas o fallos del ayer.
    5. El Límite del Temor. Temor a lo desconocido o a no entender. Temor a volar. Muchos temores vinieron sobre el joven rico como quizás han venido a ti. Jesús está a tu lado y Él te dice. “ Yo Soy, No temáis. Yo he vencido al mundo”
    6. El Límite de la Rutina.  La rutina es un fantasma que ha hecho que la gente no explore más allá de su entorno. La costumbre me da cierta seguridad pero me roba la capacidad de avanzar en la vida.
    7. El Límite del Fracaso. Finalmente el límite del fracaso. Vender todo puede llevarme al fracaso; sin duda este joven lo pensó. Tú y yo también lo hemos pensado muchas veces . Nos han enseñado en la vida que fracasar es malo. Fracaso es solo una manera más de aprender a hacer las cosas cada día mejor. La Biblia dice que siete veces cae el justo, pero de todas ellas se levantará.
    El Joven rico se fue triste porque le retuvieron estos siete límites. Pero usted y yo no tenemos que irnos tristes. El Señor nunca nos pide nada para dejarnos avergonzados.
    Aunque a veces su desafío de saltar los límites parezca una tontería, pero no es así.
    “La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus limites, la tontería no”. Claude Chabrol (1930-?) Director de cine francés.
    Cuando Él dice "vamos", es porque Él ya viene. Cuando Él dice "dame", es porque Él ya nos dio. Cundo Él dice "habla" es porque sus palabras ya están en nuestra boca.
    El Señor le dijo a este rico: ”Si así lo haces, tendrás tesoro en los cielos”. Esa es la recompensa de ir más allá de los límites. Dios tiene reservado un tesoro en el Reino. Ningún desafío queda sin su recompensa, ninguna olimpiada sin su medalla, ningún reto sin una satisfacción sembrada en el alma.
    ¡Vamos!. Caminemos ahora más allá de los límites y probemos que el Dios ilimitado estará a nuestro lado diciendo… Todo esto te lo daré y serás Padre de muchedumbres.

    Un Día Hablé con Dios - Reflexiones

    Un día, temprano, por la mañana, me levanté para observar la salida del Sol.
    ¡OH!, la belleza de la Creación de Dios queda más allá de la descripción.
    Mientras observaba, alababa a Dios por su bella obra.
    Mientras estaba sentado ahí, sentí la presencia del Señor conmigo.
    Entonces, Él me preguntó, “¿Me amas?”
    Yo contesté, “¡Por supuesto, Dios! ¡Tú eres mi Señor y Salvador!”
    Entonces me preguntó “Si estuvieras físicamente incapacitado, ¿aún me amarías?”
    Me quedé perplejo, bajé la mirada, me quede unos minutos en silencio y contesté: “Seria difícil, Señor, pero aún así te amaría”
    Entonces el Señor dijo, “Si estuvieras ciego, ¿amarías aún mi creación?”.
    ¿Cómo podría amar algo sin poder verlo?
    Entonces pensé en las personas ciegas que aún aman a Dios y a su Creación.
    Así que contesté: “Es difícil pensarlo pero aún te amaría.”
    El Señor entonces me preguntó, “Si fueses sordo, ¿oirías mi Palabra?”.
    ¿Cómo podría oír algo siendo sordo? Entonces comprendí.
    Escuchar la Palabra de Dios no es solamente usar nuestros oídos, sino nuestros corazones.
    Contesté, “Sería difícil pero aún así oiría tu Palabra”.
    El Señor entonces preguntó, “Si estuvieses mudo, ¿alabarías aún mi Nombre?”.
    ¿Pero cómo puedo alabar sin voz?  Entonces pensé que Dios desea que le cantemos desde nuestro corazón. Entonces contesté, “Aunque no pudiera cantarte físicamente, alabaría aún tu Nombre”
    Y el Señor preguntó, “¿En realidad me amas?”
    Con valor y profunda convicción, le contesté.. “¡Sí Señor! ¡Te amo porque Tú eres el Dios único y verdadero!”
    Pensé que había contestado correctamente, pero Dios preguntó, “¿ENTONCES POR QUÉ PECAS?”
    Contesté, “¡Porque soy sólo un ser humano y no soy perfecto!”
    “ENTONCES, ¿POR QUÉ EN TIEMPOS DE PAZ TE DESCARRÍAS TAN LEJOS DE MI?
    ¿POR QUÉ SÓLO EN TIEMPOS DE ANGUSTIA ORAS SINCERAMENTE?”
    No hubo respuestas. Sólo lágrimas.
    El Señor continuó, “¿Por qué solamente cantas en la iglesia? ¿Por qué me buscas sólo en tiempos de necesidad? ¿Por qué pides cosas tan egoístas? ¿Por qué pides sin tener fe?”
    Las lágrimas, continuaron rodando sobre mis mejillas.
    “¿Por qué te avergüenzas de mí? ¿Por qué no estas esparciendo las buenas nuevas? ¿Por qué preferiblemente en tiempos difíciles lloras con otros cuando siempre te ofrezco mi hombro para que lo hagas? ¿Por qué pones pretextos cuando te doy la oportunidad de servir en mi Nombre?”
    Intenté contestar pero no hubo respuesta que dar.
    “Eres bendecido con la vida. No te hice para que desperdiciaras este regalo. Te he bendecido con talentos para servirme pero continúas dándome la espalda. Te he revelado mi Palabra pero no obtienes el conocimiento de ella.
    Te he hablado pero tus oídos estaban cerrados. Te he mostrado mis bendiciones pero tus ojos nunca las vieron. Te he mandado mis siervos pero permaneciste sentado, inmóvil mientras ellos eran rechazados. He oído tus oraciones y las he contestado todas.”
    “¿En verdad me amas?”
    No podía contestar. ¿Cómo podría hacerlo? Estaba increíblemente apenado. No tenía excusa. ¿Qué podía decir?
    Cuando mi corazón hubo llorado y las lágrimas habían fluido, dije “¡Por favor perdóname Señor! ¡Soy indigno de ser tu hijo!”
    El Señor contestó, “Esa es mi Gracia, mi Hijo”
    -“¿Entonces por qué continúas perdonándome? ¿Por qué me amas tanto?”
    El Señor contestó:
    “Porque tú eres mi creación. Tú eres mi hijo.
    Nunca te abandonaré.
    Cuando llores, tendré compasión y lloraré contigo.
    Cuando estés gozoso, me alegraré contigo.
    Cuando estés deprimido, te animaré.
    Cuando caigas, te levantaré.
    Cuando te sientas cansado, te llevaré sobre mis hombros.
    Estaré contigo hasta el fin de los días, y te amaré por siempre.”
    Nunca antes había llorado como en ese momento. ¡Cómo pude haber sido tan frío! ¡Cómo pude lastimar a Dios con todo lo que hice! Le pregunté a Dios, “¿Cuánto me amas?”
    El Señor me estrechó en sus brazos, y contemplé su Amor, su Gracia y su Misericordia.
    Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Pedro le dijo: Sí, Señor, Tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos.
    Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, Tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas.
    Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Juan 21:15-17