viernes, 7 de septiembre de 2012

¿Cuándo responderá el Señor? - vídeo

Una de las cosas que más nos preocupan en la vida cristiana es saber cuándo responderá Dios a nuestras peticiones.
Y es que no vamos a negar que si nosotros le pedimos algo es porque lo necesitamos y quisiéramos que la respuesta fuera lo antes posible.
Hay personas que, con el paso del tiempo y al no recibir ninguna clase de respuesta, tienden a frustrarse, a enojarse con Dios y a no creer cualquier frase que les conduzca a mantener la fe.
He leído a muchas personas escribir: “Estoy cansado de escuchar que Dios va a responder, pero ya ha pasado mucho tiempo y no responde”, otros dicen: “No creo que Dios responda, ya esperé demasiado tiempo y ya no creo que responda”. Estas frases tienen algo en común, un cierto descontento por el hecho de aún no recibir una respuesta.
Y es que hay que ser sinceros, yo he estado en algunos momentos necesitado de una respuesta inmediata de Dios, he orado con todas mis fuerzas, he tratado de creer al máximo pero, aún con todo eso, no he recibido una respuesta, lo que lleva a mi mente a comenzar a cuestionar el por qué no la recibo.
En algunos momentos de mi vida, al ver a mis hijos enfermos con su carita triste, he orado como nunca pidiendo a Dios que los sane de inmediato y a pesar que sé que me escucha, no me ha respondido instantáneamente. En esos momentos, cuando algo que me duele en el corazón pasa y oro al Señor y no veo respuesta, lo primero que mi mente piensa es: “¿Por qué no me respondes?”, “¿Acaso no te sirvo?”, “¿Acaso no trato de vivir para ti?”, “¿Por qué he orado por personas y han sanado y ahora que oro por mis hijos no pasa nada?”, pero a pesar de los cuestionamientos que mi mente lanza, Dios siempre habla a mi corazón y me dice: “¿Y qué si no respondo cuando tú quieres?, ¿Acaso tienes un privilegio especial delante de mí?, ¿Por qué otros pueden pasar por cosas como las tuyas o peores y tú no?”; entonces mi espíritu es rebatido por el Señor, y con toda humildad le digo: “Tienes razón, perdóname, a pesar de cualquier cosa, seguiré creyendo en ti y en lo que quieras hacer”.
Lo que a mí me pasa, seguramente les pasa a muchos, y es que en esos momentos en donde vemos las cosas muy feas lo que mas quisiéramos es recibir una respuesta inmediata por parte de Dios, pero, ¿qué pasaría si Dios simplemente no responde en el tiempo que queremos o como queremos?
Cuando estos momentos suceden, se me viene a la mente lo que Job dijo en su momento de tribulación y angustia: “He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré..” Job 13:15a (Reina-Valera 1960). ¿Se dan cuenta de la magnitud de las palabras de Job?, un hombre justo, un hombre que era bien visto delante de los ojos de Dios, pero que estaba pasando los problemas más grandes que cualquiera de nosotros quizá nunca vaya a pasar. Sin embargo su FE, su CONFIANZA en el Señor era tal, que se atrevía a decir: “aunque Él me matare, en Él esperaré”.
Quizá ninguno de nosotros sea tan perfecto y recto como Job según el concepto que Dios mismo tenia de él (Job 1:8), pero aun así nos atrevemos a reclamar a Dios por qué no responde a nuestras peticiones, como que si Él estuviera obligado a hacerlo.
Hay algo que con el tiempo he aprendido, y me ha costado mucho realmente, y es que a pesar que Dios no responda cuando yo quiera o como yo quiero, tengo que estar confiado en que su respuesta, sea como sea y en el momento que fuese, será perfecta y si por alguna razón simplemente no responde, entonces tengo que aprender a aceptar su voluntad y rendir la mía ante la suya.
A veces creemos que podemos hacer mejor las cosas que Dios, creemos que nuestras ideas o planes son mejores que los suyos, creemos que debería contestarnos ahora mismo, pero ¿quiénes somos nosotros para tratar de explicarle a Dios lo que tiene o no tiene que hacer?, ¿acaso nuestra sabiduría es mayor que la suya? Entonces, ¿por qué en los arranques de enojo y frustración tratamos a Dios como si no supiera lo que hace?
Hoy quiero invitarte a creer a pesar de no ver, porque esa es la verdadera FE, si tú sólo creyeras porque ves, entonces tu fe estaría condicionada, en cambio cuando crees aun cuando no lo ves entonces tienes un gran mérito delante de Dios.
La Biblia dice: “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos;  es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver.” Hebreos 11:1 (Nueva Traducción Viviente).
No te enojes con Dios si aún no puedes ver su respuesta, porque esa no es la mejor actitud ante un Rey Soberano. Mejor es, a pesar de que nos cueste creer o a pesar de que nos sintamos cansados de esperar o frustrados por no haber recibido aún esa respuesta, sacar de donde no hay un poco de FE para creer que su voluntad para nuestra vida es perfecta y todo lo que recibamos o no es porque Él así lo quiere pues nuestra tarea es CREER y la suya ACTUAR.

¿Cuándo responderá el Señor?

No lo sé, pero lo que si sé es que prefiero que su voluntad se cumpla en mi vida y no la mía, pues la mía está viciada y la suya es PERFECTA.

“Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!”

Salmos 138:8 (Traducción en lenguaje actual)


¿A Dónde va mi Vida? - Crecimiento Personal

“Cuando la vida es buena en el interior, la vida se pone buena en el exterior.”
Muchas personas viven culpando a otros o al sistema de las cosas que le pasan. Otras se lamentan de las decisiones que tomaron y piensan que la vida no ha sido bondadosa con ellos. Es triste que muchas personas estén llevando una vida equivocada, que estén luchando por alcanzar sus sueños y metas y no lo consiguen. Ellos se preguntan ¿A dónde va mi vida?
El famoso jugador de béisbol Yogi Berra dijo en una oportunidad: “Si usted no sabe a dónde va usted podría terminar en otro lugar.” Voy a hacerte una pregunta: ¿Cómo quieres terminar tu vida? ¿Quieres ser recordado como alguien que vivió la vida o alguien que consumió el oxigeno del planeta y no sabe para qué vive?
El pensamiento de arriba dice que si tu vida interior es buena, entonces tu vida externa lo mostrará. Y cuando hablamos de la vida interior no solamente  nos referimos a lo espiritual, también incluye la mente y las emociones. Mi mente y emociones influyen en mi comportamiento externo.
Te invito a realizar el siguiente ejercicio: Piensa en algo bueno que te haya ocurrido recientemente, y hazte las siguientes preguntas: ¿Cómo fueron mis pensamientos? ¿Qué emociones se dispararon? ¿Cómo fue mi actuación?
Ahora piensa en algo malo, algo que a ti no te gustó y hazte las mismas preguntas. Seguramente no te gustó tu actuación. Tu estado de ánimo cambia de acuerdo a la situación o circunstancia que estés viviendo.
Todo en la vida es un asunto de control. Nuestra naturaleza consiste en querer controlarlo todo y vivir la vida a nuestra manera y si seguimos así terminaremos mal. Queremos controlar a Dios, controlar a las personas y controlar las situaciones, y lo que sucede es que cuando actuamos así vivimos en un descontrol, la vida se nos escapa de nuestras manos y ocurren las tragedias. ¿Cuál es tu tragedia?
Las tragedias hacen infelices a muchas personas y si tú quieres alcanzar la felicidad debes dejar de arruinar tus pensamientos. Los pensamientos los puedes controlar. Tu mente se alimenta de los pensamientos que le das. Tus acciones son resultado de tus pensamientos. ¿Cómo controlar tus pensamientos?
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8 (RV1960)
Se nos invita a pensar en lo que es verdadero, en lo puro, en lo que es bueno. Este pasaje es la norma para filtrar nuestros pensamientos. De aquí depende que mi vida vaya por buen camino. Yo elijo la clase de pensamientos que quiero tener. Si tengo una buena elección en mis pensamientos voy a mostrar una buena actitud ante la vida. Si tengo una buena actitud voy a poder planificar mejor. Si planifico mejor voy a tener mejor tiempo para vivir y sabré donde quiero llegar. Si tengo mejor tiempo para vivir y sé a donde quiero llegar significa que vivo en victoria. Dios siempre cumple su Palabra.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:3 (RV1960)
Tú puedes asumir responsabilidad por tu vida y dejar de culpar a los demás o culparte a ti por las tragedias. Hoy es un buen día para elegir buenos pensamientos y diseñar buenas acciones que te lleven a la vida que Dios diseñó para ti. ¡Tú eres un ganador o ganadora!

Yo Estoy en los Planes de Dios - Reflexiones con vídeo

Para esta hora he llegado, 
para este tiempo nací, 
en sus propósitos eternos estoy, 
aunque me cueste creer, 
entre sus planes para hoy me encontré.
Nunca imaginé que dentro de su amor 
y dentro de sus planes me encontrara yo.
Ha sido largo el viaje pero al fin llegué,
la luz llegó a mis ojos aunque lo dudé,
fueron muchos valles de inseguridad,
los que crucé,
fueron muchos días de tanto dudar,
pero 
al fin llegué, y llegué a entender…
Que para esta hora he llegado, 
para este tiempo nací, 
en sus propósitos eternos yo me vi,
para esta hora he llegado, 
aunque me ha costado creer, 
entre sus planes para hoy me encontré.
Y nunca imaginé que dentro de su amor, 
y dentro de sus planes me encontrara yo,
fueron muchas veces que la timidez, 
me lo impidió,
fueron muchos días de tanto dudar, 
pero al fin llegué, y llegué entender…
Que para esta hora he llegado, 
para este tiempo nací, 
en sus propósitos eternos yo me vi,
para esta hora he llegado, 
aunque me ha costado creer, 
entre sus planes para hoy me encontré.
Que para esta hora he llegado, 
para este tiempo nací, 
en sus propósitos eternos yo me vi,
para esta hora he llegado, 
aunque me ha costado creer, 
entre sus planes para hoy me encontré.
Ha sido largo el viaje pero al fin llegué.




La pregunta que todos nos deberíamos hacer - Meditación-reflexión

En nuestro andar por esta vida nos formulamos miles de preguntas; por ejemplo: ¿Por qué nací en esta familia?, ¿Por qué no nací rico?, ¿Por qué no tengo hermanos?, ¿Por qué me siento tan solo?, ¿Por qué no tuve éxito en el trabajo?, ¿Por qué me equivoqué en la pareja que elegí?, en fin, son tantas las preguntas que cotidianamente nos hacemos, y de las cuales muchas veces no tenemos respuesta, que terminan generando una gran incertidumbre en nuestro corazón. Creo que cuánto más nos preguntamos más confundidos nos sentimos. Por eso te invito a que te hagas una pregunta que te va a guiar a la fuente de quién tiene todas las respuestas. Una pregunta que vale la pena que te la hagas porque cuando te la puedas responder entenderás rápidamente todo lo que hasta ahora no comprendías.
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar a Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿QUIÉN ERES SEÑOR?”
Pablo estaba convencido de que conocía al Señor porque creía que persiguiendo a los cristianos y consintiendo en la muerte de ellos “servía al Señor”; él mismo dijo: “circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo, en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia, que es en la ley, irreprensible”. Era un legalista hecho y derecho, pero un día TUVO EL GRAN ENCUENTRO DE SU VIDA en “pleno servicio a Dios”.
Pero cuando Pablo iba por el camino, Jesús le preguntó: “¿POR QUÉ ME PERSIGUES?”, porque al perseguir a su Iglesia, a su novia, era lo mismo que perseguirlo a él. Pablo le contesta con otra pregunta: “¿QUIÉN ERES SEÑOR?” ¿Es que acaso todavía no lo sabía? ¿No era un fariseo de fariseos? Ellos SABIAN TODO acerca de Dios, pero sólo intelectualmente, ellos amaban la letra pero no el espíritu de la letra. Pablo era un hombre irreprensible en cuanto a guardar todos los preceptos y mandamientos de Dios, o sea un hombre a quien nadie podía señalar de negligente o descuidado de sus deberes religiosos; Pablo en ese sentido era digno de elogiar, pues era fiel en todas sus actividades eclesiásticas.
Este hombre inteligentísimo, de un conocimiento bíblico extraordinario, que había estudiado a los pies del maestro Gamaliel, estaba haciendo una pregunta insólita: ¿”QUIÉN ERES SEÑOR?”. A lo que el Señor, sin tardar, le contesta: “YO SOY JESÚS”: “Yo Soy el Admirable, el Consejero, el Padre Eterno, el Príncipe de Paz. Yo soy el Gran Pastor de las ovejas, el Deseado de las naciones. Yo soy aquél que cuando moría en la cruz lo estaba haciendo por ti también, Saulo, porque yo estaba viendo ESTE MOMENTO. Yo soy Jesús a quien tú persigues, dura cosa te es dar coces contra el aguijón”; porque cuanto más le perseguía, más se encontraba con Jesús.
Pablo comprendió, e inmediatamente hizo la segunda pregunta: “SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES QUE YO HAGA?”
Hasta que no conocemos realmente a Jesús no podemos pretender servirle; Él no acepta nada que venga de un corazón que aún no se ha rendido a Él. Por eso dice esta historia que repentinamente Pablo quedó rodeado de un resplandor, de una luz del cielo, la gloria de Dios se manifestó para que comprendiera quién era el que le estaba hablando.
Por un lado Pablo le llama Señor, se da cuenta que alguien sobrenatural le estaba hablando y supo que ese alguien era Dios; sin embargo aunque reconoció la deidad, aún NO LE CONOCÍA. Podemos SABER mucho acerca de Dios, en cuanto a datos, referencias históricas, lugares geográficos por dónde el Señor anduvo, e incluso tener las pruebas científicas de todo esto, sin embargo, con eso y todo, podría ser que TODAVÍA NO HAYAMOS TENIDO UN VERDADERO ENCUENTRO CON ÉL.
“Y cayendo a tierra, oyó una voz….” Pablo se cayó del caballo, porque no pudo resistir la presencia De Dios. Ahí está el secreto; sólo ante Su Presencia reconocemos quienes somos, tenemos que “bajarnos del caballo” y recibir su fresca unción; todo lo que antes nos parecía oscuro, de repente se hace claro a nuestro entendimiento. En ese momento PABLO ENTENDIÓ EL SENTIDO DE SU EXISTENCIA; entonces pudo decir: ¿SEÑOR, QUÉ QUIERES QUE YO HAGA? En la vida hicimos tantas cosas sin la guía del Espíritu Santo que por eso tenemos tantas preguntas que no tienen respuesta, otras nos serán respondidas en el cielo; pero mientras caminamos por este mundo, al igual que Pablo, tenemos que reconocer nuestras limitaciones y empezar a preguntarle a Dios, dejar de caminar en nuestros propios pensamientos para dejar que entren los de Él en nuestra mente y en nuestro espíritu. El sólo hecho de ir a la iglesia “cumpliendo con todas las tareas” no nos va a cambiar la situación que estamos viviendo, debe haber una verdadera transformación de adentro hacia afuera.
Pablo tenía un “currículum” intachable –según él- sin embargo no era eso lo que le iba a avalar para servir a Dios en libertad.
Por eso, no es necesario que vivas haciendote preguntas de las cuales quizás nunca encuentres la respuesta; o quizás tengas que reconocer que cometiste un error, por haber elegido mal, por adelantarte al tomar decisiones. Sin embargo ninguna de las respuestas a cada pregunta que te hagas podrá traerte una verdadera paz a tu corazón. Excepto la que Pablo se hizo aquel gran día en que tuvo el encuentro con Jesús.
Esa es la única pregunta que vale la pena que te hagas, porque cuando te des cuenta QUIÉN ES JESÚS vas a descubrir un mundo nuevo de posibilidades para tu vida. Vas a disfrutar, entonces, de una vida plena en Él; con aciertos y desaciertos, pero en su compañía. Él va a acomodar cada situación de tu vida y la va a encauzar para que no te desvíes más. Él te va a dar una tarea para hacer de la cual te vas a sentir orgulloso por el resto de tu vida; porque cuanto más te involucres con Él, más vas a encontrarle propósito a tu vida. Y todo el pasado quedará atrás, porque TODO SERÁ NUEVO PARA TI.
Y al igual que Pablo un día podrás decir:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús; por eso una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Autora: Silvia Truffa

No te vengo a pedir - vídeo canción cristiana para niños





No te vengo a pedir
solo quiero darte
lo mejor que hay en mi
tu me has dado tanto que

No te vengo a pedir
solo quiero darte
lo mejor que hay en mi
te devuelvo cada gesto el lumbral de mis talentos
todas las canciones que revelan tus promesas
y hablan por ti

No te vengo a pedir
solo quiero darte
si he podido vivir todo cuanto tengo
no me ha costado nada y aun me das el aire
si he podido ser luz es por ti

No te vengo a pedir
solo quiero darte
lo mejor que hay en mí
Tú me has dado tanto que
No te vengo a pedir
solo quiero darte
el fruto de este amor
lo bueno y lo mejor que hay en mí

No te vengo a pedir
solo quiero darte
si he podido vivir todo cuanto tengo
no me ha costado nada y aun me das el aire
si he podido ser luz es por ti

No te vengo a pedir
solo quiero darte
lo mejor que hay en mí
Tú me has dado tanto que
No te vengo a pedir
solo quiero darte
el fruto de este amor
lo bueno y lo mejor que hay en mí