sábado, 21 de julio de 2012

Dios está en este lugar-vídeo


Si Dios está en este lugar fluye
un río que trae sanidad,
que trae bendición y libertad.
Si Dios está en este lugar, se rompen cadenas,
se va el dolor, se va la tristeza y llega la paz.

Yo sé que está en este lugar
por eso levantaré mis manos,
yo sé que está en este lugar
por eso le brindaré mi canto,
yo sé que está en este lugar
por eso le brindaré mi mejor ofrenda,
lo puedo sentir tan cerca de mí,
él está en este lugar.

Si Dios está en este lugar fluye
un río que trae sanidad,
que trae bendición y libertad.
Si Dios está en este lugar se rompen cadenas,
se va el dolor, se va la tristeza y llega la paz.

Yo sé que está en este lugar
por eso levantaré mis manos,
yo sé que está en este lugar
por eso le brindaré mi canto,
yo sé que está en este lugar
por eso le brindaré mi mejor ofrenda,
lo puedo sentir tan cerca de mí,
Jesús está en este lugar.

El zapatero

Un joven llamado Ronald tenía una tía que le quería mucho y era muy bondadosa con él. En una ocasión ella llevó al joven a un zapatero para que le hiciera un par de zapatos a la medida.
El zapatero le preguntó: ¿Quieres los zapatos con puntera cuadrada o redonda? Ronald tartamudeó un poco, él no sabía lo que quería.
El zapatero dijo: ” Está bien. Ven por aquí dentro de un par de días, me dices lo que quieres y te haré los zapatos”. Dos días después, el zapatero le vio en el pueblo y le volvió a preguntar:
“¿Quiéres los zapatos de puntera cuadrada o redonda?
Ronald le contestó: “No sé”.
El zapatero le dijo: “Ven dentro de dos días y tus zapatos estarán listos”.
Ronald esperaba que cuando fuera a buscar los zapatos, uno de ellos tenía la puntera cuadrada y el otro redonda.
El zapatero le miró y le dijo: “Esto te enseñará que, desde ahora en adelante, no debes permitir que la gente tome decisiones por ti”.
Y el joven agregaba: ” Aprendí allí mismo a tomar mis propias decisiones, si uno no lo hace, otro lo hará por uno”.
¿No sientes la suficiente confianza como para tomar una decisión, ya que tienes miedo de cometer algún error? Bueno, pues entonces recuerda que inclusive las malas decisiones pueden ser una excelente oportunidad de aprender.
Filipenses 1:9
“Que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, Para que discernáis lo mejor;”
Salmos 55:22
“Echa sobre el Señor tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.”
Proverbios 9:10
“El temor del Eterno es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”
Proverbios 9:8-9
“Corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber”.

"Déjame Entrar"- vídeo Marcos Yaroide

 Cómo podré olvidar, el dolor que ayer vi en tu rostro
Cómo podría ignorar, que te he visto llorando y sufrir

Maquillas tu rostro buscando encontrar la verdad
Te engañas pensando que resistirás.

//Déjame entrar dentro de tu alma

Darte la paz y devolverte la calma
Quiero secar tus lagrimas
brindarte mi amor (brindarte mi amor)//
Déjame entrar.

De tu sufrimiento ya tienes mil paginas

Déjame ser el paño de tus lagrimas
ya no te engañes dame la oportunidad
De Convertir tu llanto en Felicidad
Ya lo se has llorado hasta el cansancio
Yo Quiero ser quien te muestre su amor
Y de tu alma sanar el dolor.

Como podre olvidar, el dolor que ayer vi en tu rostro

Como podría ignorar, que te he visto llorando y sufrir
Maquillas tu rostro buscando encontrar la verdad
Te engañas pensando que resistirás.

//Déjame entrar dentro de tu alma

Darte la paz y devolverte la calma
Quiero secar tus lagrimas
brindarte mi amor (brindarte mi amor)//
Déjame entrar.

//Yo siempre estaré contigo ya no habrá mas llanto

yo seré tu abrigo en el momento difícil estaré
y para siempre puedes contar conmigo//

¿Podrán creerme ahora?

Por duodécima vez, el hombre de treinta y dos años de edad, un mecánico de autos, hizo la misma pregunta: ¿Usted no me cree, doctor? Y por duodécima vez recibió la misma respuesta: 
-Usted no tiene ningún mal del corazón, amigo. Howard Peckham, de Dallas, Texas, se quejaba de dolores cardíacos.
¡Qué interesante el caso de este hombre! No era un hipocondríaco que sentía una enfermedad imaginaria. Ni era una persona despreocupada que no le prestaba atención a ningún síntoma. Él sabía que estaba enfermo. Pero los análisis de laboratorio, las auscultaciones y las radiografías nada revelaban. Cuando murió, pusieron sobre su tumba el epitafio que él pidió: ¿Podrán creerme ahora?
Hay muchas personas que sienten que algo tienen, o que algo les falta, o que algo no anda bien, o que algo les afecta, pero para ellos es un enigma que no pueden descifrar. Y lo peor del caso es que no hallan a nadie que les crea, o que les preste atención o ayuda.
Existen males del alma, enfermedades morales y espirituales que afectan todo el ser, y muchas veces el que sufre no sabe qué es lo que tiene ni por qué sufre. Síntomas como estos revelan un solo mal: el pecado.
El pecado afecta todo el ser. El alma sufre, la mente sufre, el cuerpo sufre: todo el ser sufre. Y la víctima, cuanto más infringe las leyes de Dios, más esclava del pecado se vuelve y menos control tiene de su vida.
¿Dónde está el médico? ¿Quién puede librar a la víctima del pecado? Sólo Jesucristo. He aquí sus palabras: Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia (Juan 10:10). Vida es salud. Vida es entusiasmo. Vida es confianza. Vida es fe. Quien tiene a Cristo y vive sometido a su divina voluntad, tiene vida abundante.
Llevémosle nuestra intranquilidad, nuestra perturbación y nuestro dolor a Cristo. Él es el Médico divino que sanará todo nuestro ser. Cristo es la solución.

Todos son importantes


A principios de la década de los sesenta, Michael Deaver era un joven con aspiraciones políticas que buscaba un líder en quién creer y a quién seguir.
La persona que encontró fue un actor que se convirtió en político llamado Ronald Reagan.
En 1966, a Reagan le eligieron gobernador de California, cargo que ocupó en dos períodos, de 1967 a 1975. Durante su cargo, Deaver ejerció como jefe de personal y conservó esta posición cuando Reagan se convirtió en el cuadragésimo presidente de los Estados Unidos.
Deaver admiraba muchas cosas del hombre con quien había trabajado durante treinta años. Ronald Reagan tenía muchísimas cualidades extraordinarias: sus convicciones y amor por su país, su comprensión de él mismo, sus habilidades como comunicador y su sinceridad. Deaver dijo: «Me atrevería a ir tan lejos como decir que era incapaz de ser deshonesto». Pero quizás lo más impresionante sobre Ronald Reagan era su habilidad para relacionarse con la gente.
Deaver comentó: «Ronald Reagan era uno de los hombres más tímidos que he conocido». Sin embargo, el presidente era capaz de comunicarse con quien fuera: un jefe de estado, un obrero común o un enérgico periodista.
Cuando le preguntaron por qué Reagan llegaba tan bien a la prensa, Deaver comentó: Bueno, básicamente a Reagan le encantaba la gente, fueran miembros de la prensa o personas comunes y corrientes. Y eso se nota. Aunque muchos periodistas no compartían la postura política del presidente, todos le querían como persona.
Parte de las habilidades de Reagan procedían de su carisma natural y desenvoltura verbal; destrezas que desarrolló en Hollywood.
Pero aun más grande era su habilidad de relacionarse con la gente, algo que pulió mientras viajó durante una década por todo el país como portavoz de la General Electric.
Se dice que Reagan era capaz de hacer que cualquier persona se sintiera como si fuera su mejor amigo, incluso a alguien que acabara de conocer.
Pero más importante, se conectaba con las personas que estaban más cerca de él. Realmente se preocupaba por la gente de su equipo.
En lo que a él concernía, trataba por igual al jefe de personal, al jardinero o a la secretaria», recuerda Deaver. Todos eran importantes para él.

No olvidemos que Dios nos ha puesto en el camino de la vida, para ser canales de bendición a quienes nos rodean. Cuando la vanidad toca nuestro corazón comenzamos a mirar a los demás por debajo de nosotros y el que sube mucho pronto se puede caer. Es mejor estar al lado porque cuando tropezamos quien esté cerca nos tenderá la mano.
No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. 1 Samuel 12:21
No confíe el iluso en la vanidad, Porque ella será su recompensa. Job 15:31