lunes, 18 de junio de 2012

Amor de Padre–Historia de la vida real- Reflexión con vídeo

Esta historia comenzó en Winchester, Massachusetts, hace 43 años, cuando nació Rick Hoyt.
De alguna manera se le enredó el cordón umbilical alrededor de su cuello, dañando su cerebro y sus extremidades. Los doctores le dijeron a los padres de Rick que iba a ser un vegetal para el resto de su vida. Pero Dick Hoyt, el padre de Rick, notó la manera en que los ojos de Rick le siguieron por la habitación y en ese momento inició su esperanza.
Cuando Rick cumplió 11 años de edad, lo llevó al departamento de ingeniería en la Universidad Tufts y preguntó si había algo para ayudar al niño a comunicarse. -”De ninguna manera,” le respondieron. “No ocurre nada en su cerebro.”
“Cuéntale un chiste,” Dick le dijo a uno de los ingenieros de la Unversidad. Lo hicieron. Rick sonrió.
Resulta que mucho ocurría en su cerebro. Lograron crear un sistema que, a través de un equipo, le permitió controlar el cursor al tocar un interruptor con el lateral de la cabeza, Rick finalmente pudo comunicarse, escribiendo a través del computador. Primeras palabras: “¡arriba Bruins! ” (Un famoso equipo de hockey sobre hielo).
Después de un tiempo escuchó que un joven de secundaria había quedado paralizado en un accidente, y la escuela organizó un maratón de caridad para él. Rick le logró escribir a su padre, “Papá, quiero participar”.
“Sí claro” dijo el Papá de Rick de una manera sarcástica . Jamás he corrido más de una milla seguida, ¿cómo voy a empujar a mi hijo cinco millas?  Sin embargo, lo intentó.  Después de la carrera, parecía yo el minusválido, por dos semanas estuve adolorido como nunca antes, dijo Dick el Padre.
Ese día cambió la vida de Rick por completo. “Papá, le escribió, en el monitor, cuando estábamos en la carrera, pude sentir como si ya no era más discapacitado”.
Y esa frase le cambió la vida a Dick. A partir de ese momento se propuso a darle a Rick ese sentimiento tan a menudo como pudiera. Logró desarrollar una condición física lo suficientemente fuerte para que él y Rick estuvieran dispuestos a tratar la maratón de Boston en 1979.
“De ninguna manera”, le dijeron a Dick.  Los Hoyt’s no eran un solo corredor, y que esta no era una carrera para gente en silla de ruedas. Así que, durante los primeros años, Rick y Dick sólo se unían a la carrera en forma extra oficial, corriendo de todos modos con el resto de la gente sin ser parte formal del evento.
Unos años después, encontraron la manera de entrar en la carrera oficial: En 1983, corrieron en otro maratón tan rápido que lograron hacer el tiempo requerido para calificar en la carrera de Boston al año siguiente.
Entonces alguien dijo: “Oye, Dick, ¿por qué no un triatlón?”
¿Cómo es que un tipo, que nunca aprendió a nadar y no ha andado en bicicleta desde que tenía seis años, iba a arrastrar a su hijo de 60 kilogramos a través de un triatlón?
Sin embargo, Dick Lo intentó por su hijo.
A día de hoy han hecho 212 triatlones, incluyendo cuatro agotadoras competencias de 15 horas en la famosa carrera de Ironman en Hawai.
Con las edades 65 y 43 años, Dick y Rick terminaron su 24º maratón de Boston, llegando en la posición número 5.083, en una carrera donde corren más 20.000 participantes. 
¿Su mejor momento? Dos horas y 40 minutos en 1992 – sólo a 35 minutos del récord mundial, que, si te pones a pensar, éste último récord, fue hecho por una persona que empujaba a otro hombre en una silla de ruedas.
Así como el pastor carga a un cordero, Yo te cargo a tí cerca de mi corazón…
Isaías 40:11
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Para realmente apreciar la grandeza de esta historia de amor, te invitamos a ver el siguiente vídeo … Se presenta aquí, cortesía de YouTube.
¿Estás dispuesto a ser inspirado? ;-)

La taza de té-reflexiones- No siempre una taza de té

La Taza de Té
Un hombre calvo y demacrado se hallaba en su cama con la cara pálida; le habían trasplantado la médula ósea porque tenía leucemia.
La enfermera Hanne Dina se le acercó, le saludó y le preguntó si quería sopa y él dijo que no, que solo quería dormir. Al rato Hanne le llevó la medicina y él se la tomó con disgusto y volvió a hundirse en la almohada.
Hanne fue a la cocina del hospital preparó para ella una taza de te, preparó una bandeja y colocó la tetera y dos tazas y se dirigió al cuarto del enfermo preguntandole: ¿Le molesto si tomo el té aquí? Quisiera ver las noticias acá mientras tomo el té.
Claro que no me molesta respondió. Ella encendió el televisor mientras le decía: Traje una taza extra por si quiere té. Sí, sírvame media taza, por favor, respondió el enfermo.
Al día siguiente Hanne volvió con la bandeja y dos tazas y así lo hizo por una semana. A los pocos días se fue: se había restablecido lo suficiente para irse a terminar su convalecencia en su casa.
Cuatro meses más tarde Hanne estaba en un centro comercial cuando oyó una voz potente. ¡Hanne, qué gusto de verla”. La enfermera le reconoció. Era el enfermo de la taza de té. Él la abrazó y presentándole a la esposa , dijo: “Esta es Hanne, la mujer que me salvó la vida con una taza de té”.
Pequeños gestos pueden mostrar grandes amores y grandes simpatías. No tenemos idea de lo que Dios puede hacer con lo poco que tenemos a mano. Pueden ser dos panes y dos peces pero con el aderezo del corazón algo milagroso puede suceder. No menosprecies lo poco que tienes y extiéndelo hoy al que está cerca de ti.
“Les aseguro que Dios no se olvidará de premiar al que de un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores, aunque se trate del menos importante”.Mateo 10:42
Luego tomó los cinco panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió los panes y los pescados en pedazos y se los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente.Mateo 15:36
Jesús les dijo: –Denles ustedes de comer. Pero ellos respondieron: –Sólo tenemos cinco panes y dos pescados. Si fuéramos a dar de comer a toda esta gente, tendríamos que ir a comprar comida, Lucas 9:13
 No siempre una taza de Té
Una pareja solía viajar a Inglaterra y comprar en una hermosa tienda de antigüedades. Este viaje, en concreto, celebraba su XXV aniversario de bodas. A ambos les gustaban las antigüedades y los objetos de arcilla, en especial las tazas de té. Notando una taza excepcional, preguntaron:
“¿Pudiéramos ver esa? Nunca hemos visto una tan hermosa”.

De repente la taza de té habló: “Ustedes no entienden”, dijo. “No siempre fui una taza de té. Hubo un tiempo en que sólo era un pedazo de arcilla roja. Mi maestro me tomó y me amasó, me golpeó y me dio palmaditas, una y otra vez, hasta que grité: ¡No hagas eso. No me gusta! Déjame en paz”. Pero él tan solo sonrió y suavemente me dijo: “¡Todavía no!”

“Entonces, ¡WHAMMMMM! Fui colocada en una rueda giratoria y de repente comencé a dar vueltas y vueltas y vueltas. ¡Detente! ¡Me estoy mareando! ¡Me voy a enfermar!” Pero el maestro tan solo asintió y dijo quedamente: ‘Todavía no’. Mi siguió dando vueltas y me hizo agujeros y me dobló y volvió a doblarme a su gusto y entonces… ¡me puso en el horno! Nunca había sentido tanto calor. Grité y golpeé la puerta con fuerza. ¡Ayúdenme! ¡Sáquenme de aquí! Podía verlo a través de la apertura y podía leer sus labios mientras meneaba su cabeza. -“Todavía no”.
“Cuando pensaba que no podría soportar otro minuto se abrió la puerta. Cuidadosamente me sacó y me puso en la mesa y comencé a enfriarme. ¡Oh!, eso me hacía sentir tan bien... Esto está mucho mejor de lo que pensé. Pero, tras de enfriarme, me tomó y me pasó la brocha pintándome por todos lados. Los vapores eran horribles. Pensé que me iba a ahogar. “¡Oh, por favor, detente, détente!” grité. Él sólo movió su cabeza y dijo: -“Todavía no”.
“Entonces, de repente, me puso nuevamente en el horno. Sólo que no fue como la primera vez. Esta vez estuvo el doble de caliente y simplemente supe que me iba a sofocar. Rogué, grité, lloré. Estaba convencida de que nunca lo lograría. Estaba lista a rendirme. Justo entonces se abrió la puerta y me sacó de nuevo y me puso en la mesa en donde me enfrié y esperé… y esperé, preguntándome qué era lo próximo que me iba a hacer. Una hora más tarde, me pasó un espejo. Me dijo: “Mírate”. Y lo hice.
Dije: “Esa no soy yo; no puedo ser yo. Es hermosa. ¡Soy hermosa!” Suavemente habló: 
-Quiero que recuerdes. Se que dolió ser golpeada y rodada, pero si te hubiera dejado sola, te hubieras secado. Se que te mareaste al dar vueltas en la rueda, pero si lo hubiera detenido, te habrías derrumbado. Sé que te dolió cuando estabas caliente e incómoda en el horno, pero si no te hubiese puesto allí, te hubieras rajado. Sé que los vapores eran malos cuando terminé de pintarte y te puse allí, pero si no lo hubiese hecho, nunca te hubieses endurecido. No hubieras tenido color alguno en tu vida. Si no te hubiera puesto por segunda vez en el horno, no hubieras sobrevivido mucho porque tu dureza no habría durado. ¡Ahora eres un producto terminado! "Ahora eres lo que tenía en mente cuando comencé contigo”.
Moraleja: Dios sabe lo que está haciendo a cada uno de nosotros. Él es el alfarero y nosotros somos su arcilla. Él nos moldea y nos hace, nos expone a suficientes presiones del tipo adecuado para que podamos convertirnos en la pieza de arte perfecta que cumpla su voluntad buena, agradable y perfecta.

Así que, cuando la vida parezca difícil, y estamos siendo golpeados y empujados casi al borde de nuestra capacidad para resistir; cuando nuestro mundo parece estar girando sin control; cuando nos sintamos en el horno de la prueba; cuando la vida parezca “heder”, intente esto: hágase una taza de su té favorito en su tacita más bonita, siéntese y piense en esta historia y, entonces, ¡tenga una conversación con el Alfarero!


¿Es acaso el alfarero como el barro, para que lo que está hecho diga a su hacedor: Él no me hizo; o lo que está formado diga al que lo formó: ¿No tienes entendimiento? Isaías 29:16
¡Ay del que contiende con su Hacedor! ¡Ay del que no es más que un tiesto entre los tiestos de la tierra! ¿Acaso el barro le reclama al alfarero: ¡Fíjate en lo que haces! ¡Tu vasija no tiene agarraderas!? Isaías 45:9
Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla. Jer 18:4

Reflexión de un adolescente -vídeo- El ruego de un adolescente

Reflexión de un Adolescente
Papá, ya crecí, y a veces noto como que eres un poco distraído, eso me hace enojar porque si no te digo las cosas no te das por enterado. Pero ya me percaté de que los hombres en su mayoría, mis tíos, mis abuelos, entre ellos, actúan de la misma manera.
Papá, pienso que es por tu lado izquierdo del cerebro. Y ahora que me pongo a pensar… aparte de eso tú tienes tantas otras cosas tan maravillosas que no tiene mi mamá... Por ejemplo, tú siempre lo sabes todo, lo que yo te pregunte tú me lo respondes, a veces las mamás nunca saben nada y dicen: “pregúntale a tu papá”.
!Gracias pá, eres un sabio!
Eso me hace admirarte, ¡Eres lo máximo para mí!.
Tienes otra cosa más y que no se puede negar, es tu fuerza, papá. Cuando aprietas mi mano y medimos fuerzas siento que jamás seré igual, pero, yo creceré. Oigo a mi hermanita cuando grita: “papi dame tu mano” y ahora entiendo que ella se siente segura agarrada de tu mano grande y fuerte. Con esa fuerza nos proteges; a mamá, a mis hermanitos y a mí.
Papá, recuerdo cuando era niño y me daba miedo la oscuridad, y yo te buscaba llorando porque debajo de mi cama había “unos monstruos,  grillos”, y un buen día serraste las patas de mi cama, ¡Ah papá!, que bien dormí desde esa noche.
Cómo podré olvidar que con tu fuerza los venciste a todos, y lo hiciste por mí, aunque pensándolo mejor me doy cuenta, Que por tí también.
Son tan diferentes mamá y tu, papá; sin embargo ambos me dais las mismas cosas que atesoro grandemente: vuestro amor y su compañía. Me alimentan y me regañan. Otras veces me zurran, pero no es porque sean malos.
Ahora me doy cuenta de que no son perfectos sino que han hecho una gran tarea con su mejor esfuerzo. Papá créeme, no te voy a criticar más,
¿Sabes por qué?
Anoche te escuché decirle a mamá, con tu voz quebrada y algo preocupado:
¡He procurado ser el mejor padre!
Te amo y siempre te amaré.

Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. Genésis 31:5.
Juntaos  y oíd, hijos de Jacob, Y escuchad a vuestro padre Israel. Genésis 49:12

 El Ruego De Un Adolescente
Cuando te pido que me escuches y comienzas a darme consejos, no has entendido lo que te pedí.
Cuando te pido que me escuches y comienzas a decirme por qué no debo sentirme de tal manera, pisoteas mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y sientes que debes hacer algo para resolver mi problema, me has fallado, aunque te suene raro.
¡Escucha!
Lo único que te pedí fue que me escuches. y no hables o hagas algo, solo escúchame.
Yo sé valerme por mí mismo. No soy un inútil. Cuando haces algo por mí, que yo mismo puedo y debo hacer, contribuyes a mis sentimientos de temor e insuficiencia.  Pero, cuando aceptas como un simple hecho lo que yo siento, sin importar cuán irracional parezca, entonces puedo cesar de intentar convencerte y dedicarme a comprender lo que hay detrás de tales sentimientos irracionales.
Y cuando esté claro, las respuestas son obvias.
Quizás esta es la razón por la que es tan eficaz la oración; porque Dios escucha en silencio.
Eclesiastés 3:1,7
Todo tiene su tiempo…tiempo de callar y tiempo de hablar.

Oraciones egoístas- Crecimiento Personal


 Ya estoy cansado de pedir y pedir y Dios no me responde.  ¿Acaso es que soy tan malo? ¿O es que Dios es insensible a mi necesidad?  Trato de ser fiel, voy a la Iglesia, doy ofrendas y en lo que puedo ayudo al necesitado, pero de regreso lo único que recibo son turbaciones y dolores.  ¿Puede darme una respuesta?


Así me dijo ese hombre alto con cuerpo de atleta pero con un corazón de niño desesperado porque sus juguetes no aparecían.
Los evangelios nos presentan la petición de oración que dos de los discípulos de Jesús le hicieron.
“Se le acercaron Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo.
 —Maestro —le dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. Marcos 10:35 .
¿Notó? “Queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. ¿Qué era lo que pedía?
Cuando el Señor les preguntó: ¿Qué quieren que haga por ustedes? Ellos respondieron que en tu Reino uno de nosotros esté a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Quizás al leer la respuesta de ellos, nosotros movemos la cabeza en señal de desaprobación mientras decimos internamente: “¿Qué les pasa a estos dos discípulos?”. Sin embrago, si revisáramos muchas de nuestras oraciones tendríamos que dejar de desaprobar esa acción de los dos seguidores de Jesús para cambiar nuestra manera de orar.
Si somos sinceros, muy sinceros con nosotros mismos, encontraríamos que con frecuencia hacemos ese mismo tipo de oración. “Queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”.
¿Se nos olvida acaso que la oración es un camino de dos vías? Por un canal voy yo, pero por el otro viene Dios. No soy solamente yo corriendo por un canal, sino que Dios viene a mi encuentro en el canal contrario para darme su guía, corrección y enseñanza y en muchas de esas ocasiones tenemos que detener nuestra carrera egoísta y apresurada para simplemente sentarnos a sus pies para ser dirigidos y nutridos por él.
Mis deseos no son los deseos de Dios. Por eso el salmista escribió en el Salmo 37:4. “Deléitate así mismo en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón”.
La primera palabra en este verso es: “Deléitate” , la segunda es “Concederá” y la tercera es “Deseos”. Y estas tres palabras están en ese orden.
Deleitarse es encontrar sabor, gozo, placer y satisfacción y eso solo se encuentra en el Señor, no en la gente ni en las cosas. Dios es el único que satisface y llena.
“Los ojos de todos se posan en ti, y a su tiempo les das su alimento”. Salmos 145:15.
Nuestros ojos se posan solo en él. Eso es deleitarse. Cuando yo me deleito en el Señor mis deseos son desplazados y él pone sus deseos en mí y entonces, y sólo entonces, se conceden los deseos del corazón que ya no son mis deseos sino los deseos de aquél en quien me deleité.  En otras palabras, cuando comienzo mi oración en deleitarme en su presencia necesito estar listo para que esos deseos egoístas que me llevaron a orar sean desplazados por los deseos de él.
Hace unos años cuando llegamos a Madrid mi esposa se enfermó y al llevarla al hospital la doctora que la vio me dijo: “Señor, necesita dejar hospitalizada a su esposa en cuidados intensivos coronarios, porque el ritmo del corazón desciende demasiado y necesitamos valorarla con cuidado”. Tres días estuvo en el hospital. Las dos primeras noches me quedé en la habitación con ella casi sin dormir, ya que el monitor que controlaba su ritmo descendía y un sonido alertaba de esa anomalía.  La tercera noche mi hija menor se quedó con ella y yo decidí irme a casa para interceder por mi esposa y pedir su sanidad. Cuando comienzo a orar por su sanidad, retrocedí y entendí que tenía que alabar a Dios primero y deleitarme en su presencia. Comencé a adorarlo y alabarlo y en medio de ese tiempo de comunión con el padre cuando quise pedir por su sanidad otro sentimiento estaba en mi corazón. Le dije al Señor: “Señor, pedirte que sanes a mi esposa me suena egoísta, más bien quiero darte gracias por habérmela prestado por casi cuarenta años y no me debes nada Señor. Yo te debo a ti. Eres Soberano y si quieres llevártela quien soy yo para decirte que no”.
Una ola de agradecimiento me envolvió. Al día siguiente cuando llegué al hospital, la doctora me dijo: “  "Se le ha dado el alta..no tiene nada”.  Dios es soberano y él sabe cuando y cómo contestar.
Amado, amada…no uses la oración como una pastilla sedante para calmar tus angustias, ni para exigirle a Dios nada. Él no nos debe nada.  Nosotros le debemos a Él.
Oraciones egoístas nos cargan, oraciones de deleite nos liberan.  No es lo que yo quiero, sino lo que él quiere. No le reclames a Dios, deja que él te reclame.
“Llegaré entonces al altar de Dios, del Dios de mi alegría y mi deleite, y allí, oh Dios, mi Dios, te alabaré al son del arpa”.  Salmos 43:4.
“Entonces hallarás tu gozo en el Señor; sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar, y haré que te deleites en la herencia de tu padre Jacob. El Señor mismo lo ha dicho”. Isaías 58:14.

DIOS MANDA LLUVIA- Alex Campos

Dios manda lluvia, derrama de tu Espíritu,
Envía hoy tu fuego, sana mis heridas,
Restáurame Señor. (Bis)

Manda la lluvia, el rocío de tu amor,
Llenando las vidas, de la tierra Oh Señor,
Manda la lluvia, el rocío de tu amor,
Visita mi vida, cámbiame Señor