jueves, 14 de junio de 2012

¿Qué significa ser lleno del Espíritu Santo?-vídeo

En el conocido texto de Efesios 5:18, Pablo nos exhorta a no embriagarnos con vino, sino mas bien ser llenos del Espíritu Santo. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu? ¿Cuáles son las evidencias de esa llenura?
Al tratar con este asunto es sumamente importante que recordemos que el Espíritu Santo no es una sustancia o una influencia; no se trata de un gas o un líquido o un poder, sino de una Persona, la tercera Persona de la Trinidad que viene a morar en la vida de todo creyente desde el instante mismo de la conversión.
Dice el apóstol Pablo en Rom. 8:9 que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. El Espíritu Santo mora en todos los cristianos, y no viene a nosotros por parte, sino como una Persona completa. Cuando una persona viene de visita a nuestra casa no viene en pedazos. O está o no está. Y con el Espíritu es exactamente igual.
No es que al convertirnos se nos da un poco del Espíritu, y luego, si cumplimos ciertas condiciones, se nos da más y más, hasta que finalmente somos llenos, no. Algunas personas tienen el Espíritu Santo (todos los cristianos) y otros no lo tienen (los que no son cristianos).
El Espíritu Santo vino para glorificar a Cristo (Juan 16:14) y es el Espíritu de Cristo (Romanos 8:9). Entonces, ser lleno con el Espíritu Santo es ser lleno de Cristo mismo o permanecer en Cristo. Lo que significa que vivimos en una consciente dependencia de Él. Este hecho de que Cristo vive en nosotros y expresa su vida a través de nosotros por el poder del Espíritu Santo es una de las verdades más importantes de la Palabra de Dios. Jesús no quiere que usted viva la vida cristiana. Él quiere vivir la vida cristiana a través de usted.
En Juan 14:16-18 dice el Señor: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Aunque Cristo ascendió a los cielos Sus discípulos no han quedado huérfanos, porque el Espíritu Santo ha venido a morar en sus corazones. Todo lo que Cristo fue para los creyentes mientras estuvo en la tierra, el Espíritu lo es ahora para todos los cristianos.
Y no existe ninguna condición que cumplir para que el Espíritu venga a morar en nosotros, excepto creer en Cristo. Todos los que creen disfrutan de esa bendición (comp. Jn. 7:37-39). Todos los que creen ya tienen el Espíritu.
Sin embargo, es a un grupo de creyentes a los que Pablo exhorta en Ef. 5:18 a ser llenos del Espíritu. El Espíritu mora en todo cristiano, pero no todos los cristianos son llenos del Espíritu.
¿Qué significa, entonces, ser llenos del Espíritu Santo? Muchas veces la Escritura usa la expresión “ser llenos de” para señalar la condición de alguien que está siendo controlado por algo.
Por ejemplo, en Lc. 5:26 se habla de un grupo de personas que se llenaron de temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lc. 6:11 se dice de los fariseos que se llenaron de furor contra Cristo porque sanó en el día de reposo a un hombre que tenía seca una mano.
No es lo mismo sentir miedo o ira que estar lleno de miedo o de ira. Son dos experiencias distintas. Una persona llena de miedo está controlada por el miedo, así como el que está lleno de ira ha sido controlado por la ira al punto de que puede llegar incluso a hacer locuras.
Ser lleno del Espíritu, entonces, no es otra cosa que ser controlado, guiado, por el Espíritu que mora en nosotros. Noten el contraste en Ef. 5:18: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Lo que sucede con una persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la bebida.
Lo que Pablo nos dice aquí es que no debemos dejar que eso ocurra, no debemos permitir que el alcohol nos influencie de ese modo, sino que debemos dejarnos controlar por el Espíritu.
Así como la bebida afecta la mente, el corazón la voluntad, así debemos ser afectados por el Espíritu en nuestra mente, en nuestro corazón y en nuestra voluntad. Esa es la similitud entre la borrachera y la llenura del Espíritu Santo.

Recuerdos - ¡Él Murió por Mí! - Reflexiones

Recuerdos 
Tengo muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro apartamento junto a las vías del tren elevado.
Durante veinte años oímos el rugido del convoy cuando pasaba por la ventana de su dormitorio.
Por la noche noche, ya tarde, papá esperaba, solo en las vías, el tren que lo llevara a su empleo en la fábrica donde trabajaba en el turno de medianoche.
Esa noche en particular esperé con él en la oscuridad para despedirlo.
Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es decir yo, había sido reclutado.
Le tomarían juramento a la mañana siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel en la fábrica.
Mi padre había hablado de su rabia. No quería que “ellos” se llevaran a su hijo de sólo diecinueve años, que nunca había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa.
Puso sus manos en mis delgados hombros.
-Ten cuidado, Jorge, y si alguna vez necesitas algo, escríbeme y me ocuparé de que lo consigas.
De pronto oímos el rugido del tren que se aproximaba. Me abrazó con fuerza y me besó suavemente en la mejilla. Con los ojos llenos de lágrimas murmuró:
-Te quiero, hijo mío.
Entonces llegó el tren, las puertas lo encerraron dentro y desapareació en la noche.
Un mes mas tarde, a los cuarenta y seis años, mi padre murió.
Tengo setenta y seis años en el momento de sentarme a escribir esto.
Una vez oí a Pete Hamill, el periodista de Nueva York, decir que los recuerdos son la mayor herencia de un hombre, y tengo que coincidir con él.
Sobreviví a cuatro invasiones en la Segunda Guerra Mundial. He tenido una vida llena de todo tipo de experiencias, pero el único recuerdo que permanece es el de aquella noche en que mi papá me dijo:
“Te quiero, hijo mío”.
Romanos 12:9
El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos á lo bueno;
Efesios 5:2
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó á sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave.
1 Juan 4:18
En el amor no hay temor; mas el perfecto amor echa fuera el temor.
Romanos 8:39
Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Efesios 3:19
Y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
¡Él Murió por Mí!
William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera. Ella trató frenéticamente de sacar el pie al tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le haló el pie desesperadamente tratando de liberarla.
Cuando el tren se acercó más, el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos. Mientras la gente se estremecía horrorizada el tren les pasó por encima. Un testigo dijo que justo antes de que la máquina les golpeara escuchó al valiente hombre gritar: "¡Me voy a quedar contigo Mary!" ¡Ese sí que es un gran amor!
Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16). La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a sí mismo (v.42).
Con amor divino y sacrificatorio, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.

Conociendo a Dios y a nosotros mismos- Crecimiento Personal

Al estudiar al ser humano, nuestro mayor problema está en el hecho de que el ser humano que podemos estudiar hoy no es el que Dios creó originalmente, sino el que se ha desarrollado después de la caída de Adán.
Afirma Martín Lutero: “El hombre se ha vuelto semejante a un árbol marchito que no puede querer ni hacer otra cosa que el mal… El hombre natural no puede querer que Dios sea Dios. Por el contrario, desearía que Dios no existiera, y ser él mismo Dios… "Por naturaleza el hombre puede amar a Dios sólo egoístamente”.
Si podemos llegar a conocer la esencia de nosotros mismos es porque Dios nos lo ha revelado en la Biblia, y de una manera especial en Jesucristo, el Segundo Adán (Romanos 5:12-25; 1 Corintios 15: 21:25). Jesucristo es el Hombre Nuevo, “…creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad” (Efesios 4:24).
La Biblia nos dice que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1). De esta manera tenemos un origen, el cual es Dios. Podemos conocernos a medida que vayamos conociendo a Aquél que nos creó. Somos imagen de Dios, una imagen que ha sido desdibujada por el pecado, pero imagen al fin.
Decía San Agustín que la imagen de Dios es como la imagen acuñada de una moneda. Con el uso, ésta se gasta, y dejamos de verla, pero está allí porque forma parte de la moneda misma. En la peor persona del mundo está la imagen de Dios. En nuestra opinión, para poder realizar un buen trabajo de asesoramiento pastoral se necesita una buena comprensión de la antropología cristiana básica.
Podemos saber que somos criaturas de Dios cuando hemos conocido al Creador.
Podemos conocer al Creador, sólo porque reconocemos el hecho de que somos sus criaturas. Si Dios existe, y nosotros somos sus criaturas, es muy poco probable que no se ocupe de nosotros. Por eso el conocimiento del ser humano está estrechamente vinculado al conocimiento de Dios, y viceversa. Tanto el conocimiento de Dios como el del humano nos viene dado por revelación. No debemos confiar demasiado en las facultades humanas.
El Dr. J. B. Rhine afirma: “Resulta paradójico pero es verdadero que hoy conocemos al átomo mejor que a la mente que conoce al átomo. Si pudiéramos llegar a obtener, con respecto a la mente, tan sólo la mitad de la comprensión que la física ha logrado sobre los elementos de la materia, estaríamos probablemente en condiciones de revelar y utilizar principios directivos de tremenda significación para la vida humana y la sociedad”.
El progreso de la humanidad hasta nuestros tiempos se ha expresado más a nivel horizontal, es decir, en lo científico y tecnológico. Pero en lo vertical, en lo que se refiere a la esencia del ser humano y su destino eterno poco se ha avanzado. Porque el ser humano no puede subir y descubrir lo desconocido, es Dios quien baja, el que se revela a los humanos. Dios no puede ser contemplado por un telescopio, ni examinado en un microscopio. Es necesario reconocer nuestra debilidad e ignorancia. Debemos partir de la revelación divina para comenzar a entender lo que somos como criaturas, y quién es nuestro Creador.
Dr. Jorge León
Psicología Pastoral.

El Señor me abrirá nuevos caminos

El Señor le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma. Hechos 23:11.
¿Eres tú uno de los testigos del Señor y te ves ahora en peligro? Acuérdate de que eres inmortal hasta que termine tu trabajo. Si el Señor quiere que sigas todavía dando testimonio de Él, vivirás para darlo. ¿Quién podrá quebrar el vaso que el Señor quiere utilizar?
Si tu Maestro no te confía trabajo alguno, no te lamentes de que te lleve a su morada adonde no llegarán los dardos de tus enemigos. Tu principal negocio es dar testimonio de Jesús, y nadie podrá impedirte esta empresa hasta que esté terminada. Por tanto, vive tranquilo.
La vil calumnia, la falsedad, el abandono de los amigos, la traición de aquellos en quienes has confiado, todo lo que pudiera acontecerte, jamás podrán torcer los designios que el Señor tiene sobre ti. El Señor te ampara en la noche de tu aflicción y te dice: "Así es menester que testifiques".
Cálmate y regocíjate en el Señor. Si no necesitas ahora de esta promesa, tal vez la necesitarás mañana. Guárdala como un tesoro. Acuérdate de orar por los misioneros y por los perseguidos para que el Señor los guarde hasta que terminen su trabajo en esta vida.
Hoy estoy seguro de que él me abrirá nuevas puertas para ministrar y cuando él las abra, yo entraré con confianza y seguridad.
Señor, Gracias por ayudarme a ver la vida de otra manera y estar seguro de que mientras tenga vida, tú me abrirás nuevas puertas. Amén.

Después de la caída- Reflexiones con Video

Después de una caída quien sana
Las profundas heridas que quedan
Será el que te condena
O aquel que quiere ayudar
Después de la caída quien queda
Si los que compartieron tus ideas
O los que de mil maneras te quieran acusar
Después de la caída te das cuenta
Que son pocos los que muestran
Lo que un día recibieron
La virtud de perdonar
Después de la caída solo queda alguien
Que no solo disfruta de tu bienestar
Que no solo aparece cuando todo es fiesta
Que va contigo al paso que puedas andar
Que aun cuando los tuyos te han abandonado
Y apuntan con el dedo para señalar
JESÚS sin comentarios no arrojó la piedra
Dejándola en el suelo te dio libertad
Quién somos para estar condenando
Si nuestra condición nos delata que
Somos imperfectos propensos a fallar
Porque tomar el juicio en nuestras manos
Actuando bajo nuestra conveniencia
Nos ciega la apariencia y juzgamos sin piedad
Mirando hacia la cruz
Vemos el cuadro del que fue crucificado
Entregando así su vida, para el hombre perdonar
Después de la caída solo queda alguien
Que no solo disfruta de tu bienestar
Que no solo aparece cuando todo es fiesta
Que va contigo al paso que puedas andar
Que aun cuando los tuyos te han abandonado
Y apuntan con el dedo para señalar
Jesús sin comentarios no arrojo la piedra
Dejándola en el suelo te dio libertad