viernes, 20 de abril de 2012

Una pastilla más-Reflexiones con vídeo


Sólo una pastilla más.
Sí, eso fue lo que les dije a mis amigos, sólo una pastilla más y ya no volveré a consumir otra. Pero, como siempre, nunca he podido de dejar de consumir drogas.
Mis padres y mis amigos me han dicho que deje de consumir drogas, porque puede irme mal y, como siempre, nunca les hago caso.
Hace dos días, consumí más de una pastilla sólo para salir de la depresión, me comenzó a doler la cabeza y me desmayé.
Recuerdo que al día siguiente amanecí acostado en la cama de un hospital, viendo a mis padres que estaban a un costado de la cama, llorando sin parar y yo sin poder moverme y decirles que no se preocupen que iba a estar bien.
Hoy estoy muy triste porque mis padres y amigos ya no me hacen caso, yo les hablo fuerte e incluso hasta les grito para que me hagan caso, pero ellos no me escuchan. Creo que yo ya estoy muerto por el simple hecho de que no me hablan e incluso juraría que no me ven.
En la tarde vi a mis padres llorar como nunca habían llorado, preguntándose por qué tuve que morir.
Si tan sólo hubiera hecho caso nada de esto hubiera pasado. Pero yo siempre decía: “Sólo una pastilla más” y ya no vuelvo a consumir otra, pero nunca cumplí. ¡Qué lástima!
Así que amigo si te encuentras hundido en las drogas trata de salir de ellas antes de que te pase lo mismo y sea demasiado tarde.
No permitas que una pastilla, un cigarro, una cerveza o una inyección te domine. Fuiste hecho para gobernar y no para ser gobernado. Dios está a tu lado para ayudarte. Míralo a él.
Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. Genésis 1:27-28.

Hoy… Reconozco que estoy equivocado


Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificios”, porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Mateo 9:13.
El arrepentimiento no es una promesa de nuestra parte de que nunca haremos algo otra vez. En lugar de eso, es un reconocimiento franco de que lo que hemos hecho (o estamos haciendo) está mal. Cuando nos arrepentimos reconsideramos el curso de la vida que hemos estado siguiendo, admitimos que hemos pensado en las soluciones equivocadas.
Es como si nuestro maestro nos regresara un exámen de matemáticas junto con la invitación de corregir nuestro trabajo para obtener la mejor calificación. Al volver a trabajar en los problemas que el maestro marcó como equivocados, tenemos la oportunidad de terminar por tener todo bien en el exámen. Esa era la finalidad de los preexámenes de ortografía en la primaria.
Al mostrarnos qué palabras habíamos escrito incorrectamente, los preexámenes nos llevaron al arrepentimiento y a cambiar la forma de escribir aquellas palabras en el exámen que contaba para la calificación.
Todos nosotros nos imaginamos que nuestra manera de pensar es la correcta. Si pensáramos que pensamos incorrectamente, cambiaríamos nuestros pensamientos. Así que, lo que terminamos haciendo tiene su propia lógica. No perdonamos a alguien porque no se lo merece después de lo que nos hizo. Nos preocupamos por el dinero porque lo necesitamos. Vemos una película obscena porque nos dará una satisfacción. Hacemos una broma a las expensas de alguien porque eso nos va a hacer más populares.
Pecamos por lo que creemos que el pecado va a hacer por nosotros: darnos ventajas satisfacciones, protección y poder. Casi nadie hace lo malo sólo por hacer lo malo, y aun así, si la meta de una persona es “ser malo,” generalmente es porque el individuo percibe que tal comportamiento le dará identidad o algún otro beneficio personal para ganar algo para sí mismo.
Arrepentirnos es llegar a darnos cuenta de que nuestra forma de pensar ha estado al revés, y que en lugar de darnos, nuestros pecados han estado robándonos. En lugar de ofrecernos más y mejores pruebas de la “buena vida,” han estado matándonos.
Por ejemplo, piensa en alguien que ha sido perezoso y tonto al no ser diligente para llevar en su chequera el registro de los retiros en el cajero automático. Eventualmente la persona se dará cuenta de que la tontería de haber sido perezoso le va a costar cara (demasiados cheques devueltos y cargos por sobregiro). El hecho de darnos cuenta es la raíz del arrepentimiento.  Cuando el estado de cuenta bancario llegue, más  le vale que cambie sus registros para que concuerden con los del banco, y no al revés.
En otras palabras, lo opuesto al arrepentimiento es decirle a Dios que Él debe cambiar Sus caminos o Su Palabra para que se ajuste a la manera en que nosotros elegimos vivir. Un corazón que no está arrepentido insiste en que Dios está equivocado. Un corazón arrepentido confiesa que nosotros estamos equivocados.
Quizá todavía no puedas lograr el cambio completo de tu forma de pensar o de tus acciones, pero el proceso del arrepentimiento empieza con admitir, de manera humilde y necesaria, que tú, y no el Señor, estás equivocado.
Hoy… Entenderé que necesito reconocer que estoy equivocado si quiero que Dios obre en mí.
Señor, Reconozco que he fallado y vengo ante ti para reconocer que me he equivocado y pido tu perdón. Amén.

Hoy...os quiero dar las gracias

Hoy, como motivo especial, quiero daros las gracias.
Esta mañana estaba tomando café y escribía dedicándoos unos minutos de mi asueto para homenajearos, en lo posible, en señal de gratitud. Ahora es cuando puedo publicar esta entrada.   
¿Por qué lo hago?, os preguntaréis. Bien: este blog fue creado teniendo como objetivo fundamental "dar a conocer el evangelio de Dios", "Su Palabra". Lo intento hacer, dentro de mis conocimientos, lo mejor posible. Pues, como está citado en la Biblia, "lo que hagamos hagámoslo de corazón, dad lo mejor de vosotros mismos" "Si quieres ganar lo que nunca has ganado necesitas jugar como nunca lo has intentado. Da lo mejor de ti en el juego".
No solamente yo, sino vosotros con vuestras visitas diarias a este blog demostráis un interés y una fidelidad que yo no sabía. También se demuestra la avidez, en general, que tiene el mundo por oír la palabra de Dios. La necesita, necesita de ÉL.
Hoy, después de dos meses y medio de vida de este espacio en las ondas, puedo decir con orgullo, y gratitud a vosotros, que éste alcanzó las 1.000 visitas.  Que este blog está representado en países tan distantes como Alemania, Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, Argentina, México, Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Puerto Rico, Italia, España y... otros.
Y, por supuesto, no me cansaré, también, de dar las gracias al Señor por ello. Y le pido a Dios que me enseñe lo necesario para que este blog siga creciendo "en su espíritu" cada día más.
Os dejo unas fotos de quienes somos y dónde estamos, así de un vídeo de un día de culto y la celebración posterior que tuvimos.  
Es mi intención insertar, en breve, otro vídeo para que nos conozcáis mejor a todos nosotros.
Nuevamente gracias, muchas gracias, y bendiciones a todos.
M.G.L.
                                                             
Lucas, nuestro predicador, Diana, su esposa y Abigail, su hija.













Lucas, nuestro predicador.


En Vigo, día de bautizos.

Fachada de nuestra iglesia.


Y vuestro humilde servidor. M.G.L.















El efecto boomerang de la amabilidad-vídeo

No considero importante comentario alguno. Suficiente sólo con verlo.