miércoles, 11 de abril de 2012

VÍdeos Cristianos » Cámbiame… Renuévame…


Quiero entregarte mis sueños
Tu voluntad haz en ellos
Mi corazón te lo entrego
Enamórame de ti
Quiero aprender a escucharte
Quiero sentir que es amarte
De tu verdad yo saciarme
Enamórame de ti Señor
Que tu presencia me inunde
Has de mi un hombre nuevo
Cámbiame, renuévame
Enamórame de ti Señor

Lo único que quiero-Reflexiones con Video


Lo único que quiero
Es cuando veas mi vida
Encuentres algo verdadero
Un corazón sincero
Lo único que quiero
Es que si necesitas
De alguien que cumpla tus sueños
Quiero ser el primero
Lo Único Que Quiero – Abel Zavala
Lo único que quiero
Es cuando veas mi vida
Encuentres algo verdadero
Un corazón sincero
Lo único que quiero
Es que si necesitas
De álguien que cumpla tus sueños
Quiero ser el primero
Dios mío yo quiero corresponder
Al amor que tú me das
Quiero amarte de verdad
En mi diario caminar
Y cuando tú regreses
Me encuentres haciendo
Tu voluntad
No dejes que mi vida
Se desperdicie en cosas
Que la pena no valdrán
Afanes ya no más
Sino que cada día
Aplique tu palabra
En mi forma de pensar
Mi diario caminar
Dios mío yo quiero corresponder
Al amor que tú me das
Quiero amarte de verdad
En mi diario caminar
Y cuando tú regreses
Me encuentres haciendo
Tu voluntad
La entrega y la pasión en ti
Yo quiero en mí tener
Y cada día esforzarme
Por tu amor corresponder
Soy de ti
Dios mío yo quiero corresponder
Al amor que tú me das
Quiero amarte de verdad
En mi diario caminar
Y cuando tú regreses
Me encuentres haciendo
Tu voluntad

Una oración-Reflexiones con vídeo


 Al regresar de un viaje misionero a su Iglesia local en Michigan, EU, testificaba este misionero lo que Dios había hecho con él:
Mientras servía como misionero en un pequeño hospital en el área rural de África, cada dos semanas viajaba a la ciudad en bicicleta para comprar provisiones y medicamentos. El viaje era de dos días, y debería atravesar la jungla. Debido a lo largo del viaje debía acampar en el punto medio, pasar la noche y reanudar mi viaje temprano al dia siguiente.
En uno de estos viajes, llegué a la ciudad donde planeaba retirar dinero del banco, comprar las medicinas, los víveres y reanudar mi viaje de dos días de regreso al hospital. Cuando llegué a la ciudad, observé a dos hombres peleándose, uno de ellos estaba bastante herido. Le curé sus heridas y al mismo tiempo le hable de Nuestro Señor Jesucristo.
Después de esto, reanudé mi viaje de regreso al hospital. Esa noche acampé en el punto medio y a la mañana siguiente reanudé mi viaje y llegué al hospital sin ningún incidente.
Dos semanas más tarde repetí mi viaje. Cuando llegué a la ciudad, se me acercó el hombre al cual yo había atendido en mi anterior viaje y me dijo que la vez pasada, cuando le curaba, el se dió cuenta que yo traía dinero y medicinas.
El agregó: “Unos amigos y yo te seguimos en tu viaje mientras te adentrabas en la jungla, pues sabíamos que habrías de acampar. Planeabamos matarte y tomar tu dinero y medicinas pero en el momento que nos acercamos a tu campamento, pudimos ver que estabas protegido por 26 guardias bien armados”.
Ante esto no pude más que sonreir a carcajadas y le aseguré que yo siempre viajaba solo. El hombre insistió y agrego: “no señor, yo no fui la única persona que vió a los guardias armados, todos mis amigos también les vieron, y no sólo eso sino que entre todos los contamos, eran 26″.
En ese momento, uno de los hermanos de la iglesia se puso en pie, interrumpió al misionero y le preguntó la fecha y hora del suceso. Al responderle, el hermano contó la siguiente historia:
A la hora de su incidente en África era de mañana aquí. Yo me preparaba para salir cuando sentí una imperiosa necesidad de orar por usted, de hecho la llamada era tan fuerte que comencé a llamar a los hermanos de la congregación para reunirnos en el Templo a orar por usted. Hoy quisiera que los caballeros que vinieron ese día a orar por usted, se pusieran de pie. El misionero no estaba tan preocupado por saber quienes eran ellos, más bien se dedicó a contarlos, un total de 26 hombres.
¿Alguna vez has sentido la imperiosa necesidad de orar por alguien?, pero has decidido ponerlo en tu lista de “cosas por hacer” y te has dicho: “Oraré más tarde”. ¿Te ha llamado alguien alguna vez que te ha dicho: necesito que ores por mí?
Si en alguna ocasión sientes la inquietud de orar por alguien, no vaciles en hacerlo, no lo dejes para luego. Nadie seria lastimado por una oración.
Santiago 5:16
“Orad unos por otros”,”La oración eficaz del justo puede mucho”
2 Tesalonicenses 3:1
“Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros”
1 Tesalonicenses 5:17
“Orad sin cesar”


Sobre tu regazo- Reflexiones con Video


Sobre tu regazo ponme ahora
y en mi corazón marca la hora
para volver a comenzar
Solo una mirada es suficiente
solo un beso tuyo aquí en mi frente
para volver a caminar
Que sea un momento sin igual
sin precedente singular
para empezar
Dame un nuevo
día para comenzar
y una melodía para caminar
Dame las palabras
que me llevarán
a caminar
haciendo tu bondad
Dame la sonrisa que hay en tu interior
y la sincronía con tu corazón
dame sintonia dame dirección
para escuchar cada mañana tu voz

El rey sin dientes-Reflexiones


 Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un adivino para que interpretase su sueño.
“¡Qué desgracia, mi Señor!” exclamó el adivino, “cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad”.
“¡Qué insolencia!” gritó el Sultán enfurecido, “¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!” Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro adivino y le contó lo que había soñado. Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: “¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada… ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes!”
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: “No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que la del primer adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
“Recuerda bien, amigo mío”, respondió el segundo adivino, “que todo depende de la forma en el decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse”.
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma conque debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.
Que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños. Sal 34:13
La boca del justo imparte sabiduría,y su lengua emite justicia.Sal 37:30
Su propia lengua será su ruina,y quien los vea se burlará de ellos. Sal 54:8

Él necesitaba un hijo-Reflexiones


La enfermera acompañó a un joven cansado y ansioso hasta la cama de un hombre mayor.  Su hijo está aquí, le susurró al paciente. Tuvo que repetir esas palabras varias veces antes que los ojos del paciente se abrieran.  Estaba bajo los efectos de un fuerte sedante debido al dolor por su ataque al corazón, y veía confusamente al joven parado en el exterior de su carpa de oxígeno.
Extendió su mano y el joven la tomó firmemente con las suyas, transmitiéndole un mensaje de aliento.  La enfermera trajo una silla al lado de la cama. Toda la noche el joven estuvo sentado sosteniendo la mano del anciano y dándole suaves palabras de esperanza.  El moribundo no decía nada mientras se sostenía firmemente de su hijo.
Al acercarse la madrugada, el paciente murió. El joven puso sobre la cama la mano sin vida que había estado sosteniendo y fue a notificar a la enfermera.  El joven esperó, mientras la enfermera hacía lo necesario.  Cuando concluyó su tarea, la enfermera comenzó a prodigar palabras de consuelo al joven.  Pero él la interrumpió.
-¿Quién era ese hombre?, le preguntó.
-Yo creí que era su padre, contestó la sorprendida enfermera.
-No, no era mi padre, contestó él, nunca antes lo había visto.
-¿Por qué, entonces, no me dijo nada usted cuando le llevé hasta él?, le preguntó la enfermera.
-Él replicó, Yo también sabía que él necesitaba a su hijo, y su hijo no estaba aquí.  Cuando me di cuenta que estaba demasiado enfermo como para distinguir si yo era o no su hijo, comprendí cuánto me necesitaba.
Colosenses 3:12 -15
12. Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, vestíos de profunda compasión, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia,
13. soportándoos los unos a los otros y perdonándoos los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14. Pero sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
15. Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, pues a ella fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.